Comprar un hijo en Estados Unidos puede costarle entre 78.550 € y 97.250 €, aunque con algunos gastos imprevistos el precio puede llegar hasta los 120.000€.
Alquilar el vientre de una mujer para tener un hijo, que se pide previamente como un producto de Amazon, podría ser el argumento de una drama de ciencia ficción. Pero como ya vivimos en el futuro y en una realidad sin límites aparentes es posible hacerlo.
Me puse en contacto con una agencia que se dedica a comerciar con el vientre de mujeres alrededor del mundo, ofrece una gran variedad de ‘paquetes’ (con garantía, por supuesto), realiza ofertas, explica detalladamente los servicios incluidos y hace alarde de ser la mejor en el mercado.
En su catálogo de países figuran Rusia, Ucrania, Grecia, Canadá, Estados Unidos, Portugal, Georgia y Kazajistán. De cada uno explican las ventajas e inconvenientes que ofrece para la contratación del servicio y posterior compra del producto (tu supuesto hijo).
Leí la oferta básica y VIP, conforme avanzaba mi sorpresa iba en aumento. Diré que son paquetes muy completos que incluyen desde prueba de embarazo hasta la «indemnización a la familia de la madre gestante en caso de deceso de la misma debido al proceso (hasta un máximo de 15.000 euros)».
«¿Sabía usted que hasta 6 personas pueden reclamar la paternidad de un niño nacido en un vientre de alquiler?»
Obviamente ambos paquetes incluyen «una madre gestante cubierta por seguro médico y su debida compensación, la orden previa de nacimiento (PBO) que les otorga a los clientes derechos sobre el niño, garantía de reinicio gratuito de un programa en caso de fallecimiento del bebé (hasta la semana 39), visitas de psicólogos para la madre gestante durante el embarazo con el terapeuta de la agencia a partir del séptimo mes y apoyo psicológico durante los 5 años siguientes para los compradores» y la adquisición.
Los requisitos para optar por este servicio varían según los países, uno de lo más permisivos es Estados Unidos que admite heterosexuales casados o sin casar, varones o mujeres solteras y parejas del mismo sexo y por supuesto, disponer del dinero suficiente.
¿Sabía usted que hasta 6 personas pueden reclamar la paternidad de un niño nacido en un vientre de alquiler?
Para resumir, una vez que se cumplen los requisitos, se escoge un país, se elige la oferta que mejor conviene, se recoge el semen de quien corresponda y se reciben óvulos o se utiliza el de la mujer alquilada (aquí se abren un montón de posibilidades), luego se sigue el proceso esperando que tenga éxito, después de nueve meses se recoge ‘el producto’ in situ y se lleva a casa (sin posibilidad de devolución).
«¡Ajá! Así que, al final, para disfrutar de la compra todo el mundo requiere ayuda psicológica»
Como habrá podido leer, todo el proceso «implica situaciones extrañas, ajenas y contrarias a la naturaleza que propician el abuso, la cosificación de seres humanos y dan lugar a infinidad de problemas éticos y legales» tal y como resume el informe sobre vientres de alquiler elaborado por Women of the World en 2017.
La práctica de la maternidad subrogada se define como la «transacción económica en la que una mujer alquila su útero para gestar un bebé, que puede tener con ella lazos genéticos o no, por el que va a recibir una compensación. Esta práctica es una nueva forma de explotación de la mujer y tráfico de personas que convierte a seres humanos en productos comerciales».
De pronto, sin darnos cuenta hablamos sobre un embarazo como “el proceso” con incluso la posibilidad de “reiniciarlo” o “suspenderlo” y como si estuviéramos en la época de esclavos se hace referencia a la adquisición de “derechos sobre el niño” y así, hasta que llegamos al final, donde se indica que se ofrece atención psicológica para las partes involucradas.
¡Ajá! Así que, al final, para disfrutar de la compra todo el mundo requiere ayuda psicológica…
Pienso infinidad de preguntas o posibles situaciones… ¿Que pasaría si el producto tiene tara? ¿O si me quedo sin trabajo a mitad del embarazo? (perdón, proceso). Y si me arrepiento… ¿se puede cancelar el pedido (abortar) hasta la fecha que sea legal en el país donde está mi alquilada o según la ley que rige al comprador? ¿Y si resulta que la madre gestante quiere quedarse con el bebé? ¿Y si lo pedí con ojos azules y no los tiene, me devuelven parte del dinero?
Estoy segura que ya pensó en algunas otras… ¿verdad?
La plataforma internacional Women of the World propone como conclusión una solución viable:
“(…) La vía más sencilla de acabar con los vientres de alquiler sería la negativa a permitir el registro filial de los niños nacidos de vientres de alquiler ya que funcionaría de manera eficaz con carácter disuasorio y reduciría radicalmente el negocio y la explotación que supone la maternidad subrogada”.
En fin, si después de leer este artículo se anima a hacer el pedido de su hijo tenga en mente que le ofrecerán un cómodo plan de pagos.
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