Las dos últimas veces que he escuchado a Carmen Calvo han sido hablando sobre el vientre de alquiler y tengo que decir que he sentido una gran satisfacción al oírla. Suscribo al cien por cien sus palabras: la técnica del vientre de alquiler cosifica a la mujer, la esclaviza y la expone a un mercado que pisotea su dignidad.
“Se llaman vientres de alquiler y son una nueva utilización del cuerpo de las mujeres, una compraventa más. Y particularmente grave para nosotros porque usan el cuerpo de la mujer más pobre. Aquí no valen eufemismos con el lenguaje”. Desde luego que sí, totalmente de acuerdo.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraAyer, cuando Ciudadanos, que vive en una montaña rusa en cuanto a encuestas e intención de voto se refiere, le interpeló en el Congreso sobre el mismo tema, contestó lo siguiente: “Yo entiendo bien y de modo profundo, humanamente hablando, que haya hombres y mujeres que tengan el deseo de la paternidad y la maternidad, pero el deseo no es el derecho”.
«Carmen Calvo habla, conscientemente o no, de los niños que son gestados, que aún no han nacido, y les reconoce sus derechos»
Efectivamente, no existe el derecho a ser padres y sí el derecho de un niño a tener un padre y una madre, asumiendo que prevalece el interés del menor por encima del de los adultos. ¿En qué queda este derecho en el caso de la adopción de niños por parejas homosexuales? ¿Por qué el niño tiene que ser condenado a no tener una segunda oportunidad y recuperar lo que la vida ya le ha negado una vez, el poder disfrutar de un padre y una madre? ¿Cómo va a defender usted ante estas parejas que la paternidad no es un derecho? ¿Lo hará con la misma contundencia, señora Calvo?
Cuánta razón lleva cuando dice que “los derechos de mujeres y niños están por encima de la colisión de intereses”. Esto me recuerda inevitablemente al famoso “conflicto de intereses” del que se habla en la ley del aborto, y nuevamente me pregunto si la señora Calvo ha pensado en ello antes de decir esta frase. En ella habla, conscientemente o no, de los niños que son gestados, que aún no han nacido, y les reconoce sus derechos, algo que cuando defiende el aborto pasa por un colador y se lo deja en el tintero.
«¿Se le puede a la mujer disociar de esta manera la gestación de un parto, sometiéndola a un riesgo para su integridad física y psicológica?»
“La gestación no puede estar separada del parto ni del derecho íntegro, físico y psicológico, de las mujeres”. ¿Qué pasa cuando, de manera abrupta y y dolorosa, la mujer que entra al abortorio embarazada sale sin estarlo, y sin que haya habido un parto de por medio, o, en caso de que lo haya habido, haya sido traumático y de un hijo muerto?
¿Se le puede a la mujer disociar de esta manera la gestación de un parto, sometiéndola a un riesgo para su integridad física y psicológica? ¿Sabe la señora Calvo que las mujeres y los niños lo son ante cualquier situación, y sus derechos son inalienables ya se hable del vientre de alquiler o del aborto?
Defendería junto a Carmen Calvo sus argumentos contra los vientres de alquiler, pero me gustaría que la próxima vez que tenga que hablar de la paternidad, de las mujeres embarazadas y de los derechos de sus hijos mantenga las mismas afirmaciones hasta el final. Sólo así será creíble su feminismo.