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La abortera Cecile Richards, poder en la sombra de Hillary Clinton

Cecile Richards, presidenta de Planned Parenthood, apoya la candidatura presidencial de HiIlary Clinton/ Wikipedia

Cecile Richards, presidenta de Planned Parenthood, apoya la candidatura presidencial de HiIlary Clinton/ Wikipedia

Cecile Richards, la presidenta de Planned Parenthood, concedió el pasado martes una entrevista al Washington Post. El artículo es significativo y relevante porque, incluso un diario tan favorable a la causa del aborto, se ve obligado a mostrar a sus lectores hasta qué punto Richards, de 59 años, se ha convertido en un poder fáctico de la campaña de Hillary Clinton; lo que equivale a decir un poder fáctico dentro del próximo Gobierno de los Estados Unidos.

Hay una descripción memorable, en el artículo del WaPo, que muestra el hiperliderazgo de la señora Richards, obsesionada con su guardarropa, rodeada de una guardia pretoriana de asesores que la protegen de las preguntas incómodas de la prensa, o bien, planificando la estrategia política de Planned Parenthood.

El diario observa algo que me parece muy significativo: Planned Parenthood ha dejado de ser una organización sobre la salud de las mujeres, para convertirse en un partido político dentro del Partido Demócrata. El escándalo por el tráfico de órganos de bebés abortados a través de la red de Planned Parenthood no ha minado el poder de la señora Richards en la política americana.

El Partido Demócrata ha enterrado definitivamente el lema que, en los años 90, bajo el mandato de Bill Clinton, guió su posición sobre el aborto: “legal, seguro y excepcional”

Todo lo contrario. Sus oponentes en el movimiento provida, como Carol Tobías, presidenta del Comité Nacional por el Derecho a la Vida, ven a Richards como una ventrílocua de Hillary, el verdadero poder en la sombra que maneja los hilos de la agenda feminista de la candidata.

Revocar la enmienda Hyde de 1976

La radicalización de Hillary en la cuestión del aborto tiene mucho que ver con la influencia de Planned Parenthood en los medios progresistas y su capacidad para acarrear fondos financieros a la campaña. El Partido Demócrata ha enterrado definitivamente el lema que, en los años 90, bajo el mandato de Bill Clinton, guió su posición sobre el aborto: “legal, seguro y excepcional”.

La nueva corrección política ha pasado su filtro al lenguaje de la campaña. Los Demócratas ya no se definen a sí mismos como «pro-choice» –“pro-elección”–, sino que ahora luchan por “los derechos reproductivos de las mujeres”. Ya no evitan mencionar la palabra “aborto”, sino que la proclaman con orgullo.

Por primera vez hay una plataforma feminista incrustada en la campaña que exige a la candidata que el aborto sea gratuito en todos los casos

En su discurso de cinco minutos ante la Convención Demócrata, Cecile Richards lo hizo cinco veces, algo impensable hasta ahora en el Partido Demócrata. Por primera vez, hay una plataforma feminista incrustada en la campaña, que exige a la candidata una política más agresiva a favor del aborto y presiona para que el aborto sea gratuito en todos los casos.

Para conseguirlo, Clinton tendría que comprometerse a revocar la enmienda Hyde, de 1976, que prohibe a los poderes públicos financiar el aborto, salvo en casos muy excepcionales y tasados. ¿Qué diría de ello el muy católico Tim Kaine, candidato a la Vicepresidencia? Detrás de todos estos movimientos, elWashington Post ve la sombra alargada de Planned Parenthood y de su presidenta.

Si los contribuyentes corren con todos los gastos, la riqueza de Planned Parenthood y de la señora Richards se multiplicarán. Dinero y poder. De eso va, en el fondo, el altruismo de los llamados “derechos sexuales y reproductivos”. A la señora Richards no le ha gustado nada la entrevista delWashington Post, y ha enviado esta carta de protesta al director. Menos mal que se trata de un medio amigo.

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