¿Incompatibilidad con la vida o incompatibilidad con el amor?

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    Los bebés con problemas llenan de alegría la vida de sus padres y son un ejemplo de admiración por parte de sus amigos.

    El aborto es una lacra que se ha extendido en la sociedad de una forma alarmante. Es como si la humanidad hubiese enloquecido, impulsada por falsos argumentos y corrientes ideológicas materialistas que parecen haberse impuesto a los principios básicos de la dignidad del ser humano, a la ciencia y a las posibilidades de la medicina.

    Pero, ante la resistencia que aun presentan algunas sociedades de cultura cristiana, los promotores de la increíble proeza de matar a un ser inocente y vulnerable antes de nacer, se las ingenian para sacar adelante sus propuestas con todas las armas de que son capaces. Estas incluyen el falaz argumento del crecimiento demográfico, el transformar el aborto en un derecho de la mujer, o convertirlo en un método anticonceptivo más, etc.

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    Sin embargo, es difícil imaginar una táctica más cruel o más discriminatoria que la que han adoptado recientemente los paladines del sórdido mundo del aborto en Irlanda. Los defensores y empresarios implicados en el gran negocio del aborto en ese país están haciendo una campaña que señala que los no nacidos a los que se les diagnostica una incapacidad severa, tal como una anencefalia o una Trisomía 13 (síndrome de Patau), son “menos que seres humanos”, debido a su condición.

    Es la vieja filosofía de Peter Singer, Tristran Engelhardt y otros filosofos mantenedores de una “bioética utilitarista” que sostiene que no todos los seres humanos son personas, que sólo hay derechos para los seres autoconscientes o que los seres humanos adultos competentes -no los mentalmente retrasados-, tienen una categoría moral intrínseca más elevada que los fetos o los ninos pequeños. Si llegan a pensar esto de los no nacidos, independientemente de que muestren o no alteraciones en su desarrollo fetal, que no pensarán de aquellos a los que un diagnóstico prenatal señala una discapacidad de mejor o peor pronóstico.

    Para avanzar en sus planes, se emplean eufemismos generalmente deshonestos para describir la condición de estos bebés, y se dice que son “incompatibles con la vida” o que tienen una “anormalidad fetal fatal”, que son términos que no tienen ningún significado médico, pero les son útiles para deshumanizar a los bebés no nacidos y privarles del derecho a la vida.

    Estigmatizar a un grupo de gente como “no humanos” o “menos que humanos” se ha utilizado por siglos para justificar abusos tales como la esclavitud o los crímenes racistas

    Es la más vieja táctica del mundo. Estigmatizar a un grupo de gente como “no humanos” o “menos que humanos” se ha utilizado por siglos para justificar abusos tales como la esclavitud o los crímenes racistas, o para privar de derechos a determinados grupos de personas.

    La siguiente sentencia de la eminente jurista María Dolores Vila-Coro describe perfectamente esta situación: «se ha dicho que el procedimiento de usar el método empírico para definir a la «persona» y como tal a quien puede ser o no sujeto de derecho, es una manipulación, un medio para desposeer a quienes presentan carencias que no permiten su desarrollo cognitivo, moral o emocional; a  los enfermos mentales y físicos, a todo tipo de deficientes, y para justificar ciertos delitos como el aborto y la eutanasia: en una palabra  a quien convenga en cada caso, según los intereses sociopolíticos en juego. Este fenómeno no es nuevo pues el término persona ya se ha utilizado para excluir de la protección del Derecho a seres humanos a los que se ha negado tal condición. Ha tenido vigencia siempre que se ha querido despojar de sus derechos a un determinado grupo de personas: esclavos, indios americanos… Ha servido también para poner de manifiesto que a ciertos grupos humanos se les ha tratado como individuos pero no como a seres con dignidad: no se ha reconocido que el valor de todo ser humano trasciende el orden puramente biológico».

    Hace unos días, Mick Wallace, líder que encabezó las listas del movimiento por la Igualdad en Irlanda en las elecciones de 2014, ha llegado a afirmar que «los fetos incompatibles con la vida no tienen ninguna vida a proteger, a pesar de que estén vivos y den patadas en el vientre de su madre».

    Es una vileza que ignora la evidencia médica que demuestra que la mayoría de los ninos diagnosticados con una condición limitadora de su vida viven más allá del nacimiento

    Según Wallace estos bebés vulnerables son menos que un ser humano y no tienen derecho a la protección constitucional concedida a cualquier otro bebé no nacido, simplemente porque tienen una incapacidad severa. Es una vileza que ignora la evidencia médica que demuestra que la mayoría de los ninos diagnosticados con una condición limitadora de su vida viven más allá del nacimiento.

    Incluso algunos, como Kathleen Rose Harkin, una niña irlandesa diagnosticada con una trisomía 13 con un pronóstico `incompatible con la vida’, ya ha cumplido los siete años. Sus padres encantados piensan que cada minuto de su vida es un precioso regalo.

    Otro caso parecido lo dio a conocer hace unos días mediante una carta a The Irish Examiner, Jim Cosgrave, cuya hija fue diagnosticada de una grave enfermedad a la que no sobreviviría más que unas horas tras el nacimiento. La niña, Hannah, nació bien y sobrevivió siete meses intensos que llenaron la vida de sus padres y fueron la admiración de sus amigos y familiares.

    En Irlanda, el 90% de los padres no escogen el aborto sino que piensan que su hijo merece vivir por el tiempo que Dios le conceda

    Lo cierto es que en Irlanda, hasta el momento, el 90% de los padres no escogen el aborto ante situaciones como la de Kathleen o Hannah, sino que piensan que su hijo merece vivir por el tiempo que Dios le conceda y mantienen la esperanza de su curación adaptando sus vidas a una situación no deseada.

    Desde el punto de vista médico, nadie puede estar seguro de cuánto tiempo sobrevivirá un nino con una condición que limite su vida. Pero si fuesen minutos, horas, días, o meses, sus cortas vidas tienen un valor infinito y los padres podrán decir con satisfacción que lo tuvieron en sus brazos y lo quisieron e hicieron todo lo necesario para que viviera el mayor tiempo posible y de la mejor manera posible. Desde luego, lo que a nadie se le ocurre es pensar que su hijo no es un ser humano.

    En el fondo a este líder político irlandés, Mick Wallace, lo que realmente le importa es romper la cultura Provida de la sociedad irlandesa, y casos como el de Kathleen, Hannah, u otros muchos parecidos, no le interesan. Por el contrario, en su horizonte solo cabe el liberalizar leyes del aborto en Irlanda, utilizando de forma deshonesta la expresión “anormalidad fetal fatal” y estigmatizando a estos ninos como “menos que humanos”.

    Más ajustado a la verdad que hablar de “incompatibilidad con la vida”, sería hablar de “incompatibilidad con el amor”.

    El aborto nunca es la respuesta. En su lugar se deben buscar las soluciones para cuidar y apoyar a estos bebés enfermos y a sus familias, de modo que el precioso tiempo que puedan pasar juntos sea de esperanza y lo mas largo posible.

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    Doctor en Biología, Catedrático Emérito de Genética, Presidente de CiViCa, Ciencia, Vida y Cultura. Consultor del Pontificio Consejo de la Familia. Pertenece a diversos comités de Bioética. Autor de varios libros de divulgacón científica y de bioética. Participa en másteres, cursos, conferencias, publicaciones y medios de comunicación.