La Constitución Española está herida de muerte desde el día en que se aprobó la primera ley del aborto en España. Y lo está porque su artículo 15, que debería ser el primero, se incumple en cada uno de los abortos que se practican en España desde entonces, y son ya dos millones. Un artículo que fue cambiado en su redacción precisamente para que se incluyera al concebido, que está hoy desamparado ante la desidia de los que deberían velar por su vida.
España no tiene ya a nadie que defienda el derecho a la vida de los concebidos ni en los Tribunales ni entre los legisladores. A los 300 ninos que van a morir hoy por el aborto sólo les queda tu voz y la mía. No tienen a nadie más que les proteja de ser liquidados en silencio esta mañana. Ni aquello que el Constitucional dijo sobre la necesidad de que el Estado protegiera sus vidas les puede hoy servir para salvarse ni las frases que Mariano Rajoy avaló con su firma en junio de 2010 en el recurso contra la ley de Zapatero le pueden servir de asidero para ver la luz que tú vas ver hoy.
Los trescientos ninos que van a morir hoy no han tenido la oportunidad de salvarse, pero tal vez los que vayan a morir mañana la puedan tener. Sólo dependen de ti. De tu valentía, de tu compromiso, de tu honestidad. Hoy puedes luchar por ellos. También mañana, pero hoy España sale a la calle a decir «yo soy uno de ellos». Como lo hemos dicho en tantas ocasiones. Piensa qué pones en la balanza cuando te planteas dar la cara por ellos, que cálculos haces, qué factores tienes en cuenta. Piénsalo honestamente, y toma tu decisión. Pero después sé consecuente. Es un día, es un rato. No te pido que dediques todo tu tiempo a esta justa causa, tal vez ya lo hagas por otras igualmente justas, pero sí te pido que hoy te unas a ella si verdaderamente crees que merece la pena.
Apelo a tu conciencia. A que imagines que alguien te permite ver lo que ocurre dentro del seno materno cuando ellos están viviendo, y también cuando están muriendo en el mismo lugar. Y que decidas qué es lo que quieres hacer hoy mientras otros salen a decir que todos tienen derecho a la vida.
Yo voy a estar allí, con muchos otros. Espero que junto a ti. Si no estás, tu vacío no lo podrá llenar nadie, y tu silencio se enfrentará al suyo para la eternidad. Puedes elegir entre eso o su voz proclamando junto a la tuya el derecho a la vida que a muchos otros se les ha negado.
No lo olvides, sólo dependen de ti.
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