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Álvaro Peláez, el jugador comunista al que Santiago Bernabéu trajo de vuelta a España

Santiago Bernabéu

La intermediación del presidente Santiago Bernabéu fue clave para lograr el retorno a España de Álvaro Peláez / Actuall

Los papeles que salvaguardan la memoria de Álvaro Peláez Antón en el Archivo de Salamanca podrían acabar en manos -ilegítimas- de la Generalitat de Cataluña. Es la historia de un comunista que, exiliado en la URSS y más tarde en Polonia, regresa a España gracias a la mediación de Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid y una de las figuras más populares del régimen franquista.

Si tal cosa se produjo fue en gran parte porque el propio Bernabéu fue futbolista del Madrid junto al protagonista de esta historia en los años 20. Peláez vistió la camiseta del Real Madrid y se afilió al Partido Comunista. Para muchos, un oxímoron, aunque la verdad es que ingresó en el club blanco antes del estallido de la Guerra Civil mientras que a las filas rojas se unió durante la guerra.

Ahora estos documentos -cartas que el presidente del Madrid y otros protagonistas remitieron a las autoridades franquistas para mediar por su regreso- pueden terminar en poder de la Generalitat. Es lo que ocurrió, por ejemplo, con papeles como el del relojero de la puerta del Sol durante la Guerra Civil, Guillermo Suils, y eso que no guardaba relación alguna con Cataluña.

El caso de Suils no es ni mucho menos el único, ya que se demostró que otras familias de 23 distintas provincias españolas corrieron la misma suerte. Afortunadamente para ellos el gobierno catalán devolvió estos documentos el pasado 12 de febrero gracias a la reclamación de la Asociación Salvar el Archivo de Salamanca presidida por Policarpo Sánchez, que calcula que el gobierno catalán posee 400.000 de forma irregular.

La ley aprobada por Zapatero señalaba que sólo debían salir de Salamanca los archivos que tuvieran una vinculación objetiva con Cataluña, algo que el ministerio de Cultura no ha cumplido

Todo ello fue posible gracias a la denuncia de Sánchez, que demostró que en el chapucero envío de documentos del ministerio de Cultura a la Generalitat se incluyeron papeles sin ninguna vinculación objetiva con Cataluña.

Hay que recordar que el expresidente Rodríguez Zapatero, a fin de saldar con ERC el apoyo que éste le brindó para llegar a la Moncloa, aprobó el 15 de septiembre de 2005 una ley para desmembrar el archivo general de la Guerra Civil.

En el texto de la norma se deja claro que sólo debían salir del archivo los documentos -tanto personales como de asociaciones- que tuvieran relación con Cataluña, algo, como ya hemos visto, que el ministerio de Cultura no ha sido capaz de cumplir.

Merengues y colchoneros, en la misma trinchera

Por eso nadie desea que la historia de Peláez corra la misma (mala) suerte que los papeles del relojero de la Puerta del Sol o tantos otros que hoy aún siguen en Cataluña. Pero gracias al Archivo de Salamanca sabemos que Peláez volvió a los 72 años, y en pleno franquismo, por la mediación de Santiago Bernabéu.

El caso es que Peláez jugó de delantero en el Madrid -en realidad en el Castilla, aunque llega a debutar en el primer equipo- entre 1922 y 1924. Durante esta etapa comparte vestuario con el propio Bernabéu, entonces jugador, y más tarde se hace socio del Real tras retirarse como futbolista y convertirse en funcionario de Correos.

Pasaporte de Álvaro Peláez en 1971 / Archivo de Salamanca

Nacido en Madrid el 3 de julio de 1899 y exiliado tras la guerra, el comunista Peláez no vuelve definitivamente a España hasta 1971. Son muchos años los que vive fuera de nuestro país: primero en la URSS y más tarde en Polonia, lugar en que permanece durante 28 años. Allí trabaja como traductor en una empresa editorial.

No es, desde luego, el caso de Álvaro Peláez el del comunista español exiliado que reniega de su país. Nada de eso. Su estancia en Polonia la aprovecha para ejercer como traductor cada vez que un equipo español -ya sea fútbol o baloncesto- juega un partido en tierras polacas. La selección española, el Atlético de Madrid y el propio Real Madrid recurren a su ayuda siempre desinteresada.

Traductor en Varsovia

Llega el año 1971 y Peláez visita la capital de España con motivo del partido entre el Legia de Varsovia y el Atlético. Lo hace como traductor, claro. La inevitable morriña le acecha y meses después solicita a la Justicia española regresar a su patria.

«Mi calidad de español y sentimientos de amor a la patria han sido los que siempre y en todo momento inspiraron mi conducta y mi vida», le escribe a Vicente Sancho Artola, juez especial de la dirección general de Correos y Telecomunicación del Ministerio de la Gobernación.

El presidente del Real Madrid, que compartió vestuario con Peláez, escribe al juez: «Su conducta fue irreprochable y correctísima, por lo que era considerado en esta entidad como buena persona»

Para cumplir sus anhelos de regresar a la patria la mediación de su antiguo compañero en el terreno de juego Santiago Bernabéu se antoja fundamental, decisiva. El viejo comunista había solicitado al Gobierno español recuperar su plaza de funcionario para poder cobrar una pensión, y para ayudarle a ello su antiguo compañero -ahora toda una institución como presidente del club blanco-, remite una carta al juez en la que confirma que Peláez fue futbolista y socio del Real Madrid: «Su conducta fue irreprochable y correctísima, por lo que era considerado en esta entidad como buena persona». Palabra de don Santiago.

El investigador Policarpo Sánchez, en el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca /Actuall

Raimundo Saporta, vicepresidente del club blanco y responsable del área de baloncesto, hace lo propio: «Siempre hemos encontrado en el señor Peláez la mayor colaboración».

También escribe una carta al mismo juez el gerente del Atlético de Madrid, José Julio Carrascosa, que se olvida de la rivalidad deportiva y se refiere a Peláez en términos elogiosos: «En los días en los que nos sirvió de intérprete y guía dio claras muestras de su españolismo a ultranza y de su identificación con todo lo concerniente a nuestra patria». La misiva está fechada el 28 de abril de 1971.

Incluso el árbitro y seleccionador nacional de España, Ramón Melcón, también aporta su granito de arena. «Ni una sola vez puede observar en sus palabras una censura para el régimen español, y sí, en cambio, su ardiente deseo de volver a nuestra patria», escribe al juez.

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