Imagen publicada en la revista Estampa en agosto de 1934 de un campo de concentración en Alcalá de Henares

Es habitual entre la progresía que se alabe la II República española como un periodo en el que sólo hubo progreso y democracia en contraposición con el oscuro tiempo del franquismo. En un interesante artículo del bloguero Elentir en Contando Estrelas que por su interés reproducimos a continuación se reproduce con pelos y señales la creación por parte del gobierno de izquierdas de los campos de concentración tras la creación, también durante la república, de la Ley de Vagos y Maleantes:

El 5 de agosto de 1933 aparecía publicada en la Gaceta de Madrid la llamada Ley de Vagos y Maleantes, una norma tachada habitualmente de “franquista”.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Hay que recordar que en agosto de 1933 España estaba bajo la Segunda República y con un gobierno presidido por el izquierdista Manuel Azaña. La ley, hecha de común acuerdo entre los distintos grupos políticos en unas Cortes republicanas ampliamente dominadas por la izquierda, sancionaba diversas conductas y a ciertas personas, entre ellas “los vagos habituales”, “los rufianes y proxenetas”, “los ebrios y toxicómanos habituales” y “los mendigos profesionales”, e incluso aquellos que no justificasen la posesión o la procedencia del dinero o efectos en su poder.

El 5 de septiembre de 1933 La Vanguardia informaba de unas declaraciones del jurista Mariano Ruiz-Funes, miembro del partido de Azaña, sobre el alcance de esa ley. Entre otros colectivos, el autor del texto afirmaba que la ley serviría para “limpiar algunas importantes ciudades españolas de extranjeros peligrosos.” Declaraba, así mismo, que la norma no sólo pretendía expulsar del territorio español a los extranjeros que se dedicasen a la delincuencia, sino que también “debe ampliarse a las órdenes de expulsión de una buena cantidad de extranjeros que hacen espionaje político y carecen de profesión conocida y que pululan por algunas ciudades del mediterráneo español.“

Reclusos del campo de concentración de Alcalá de Henares, el primero creado en España a raíz de la Ley de vagos y maleantes de 1933 (Foto publicada por la revista ‘Estampa’ el 18 de agosto de 1934)

El 14 de septiembre de 1933 Abc informaba de la creación de un “campo de concentración” en Figueras (Gerona) para internar a los sancionados por esta ley. El anuncio lo hizo el Gobernador General de Cataluña, el nacionalista Juan Selvas i Carné. La citada denominación para ese centro de internamiento no era cosa del diario, sino del político. Selvas dijo sin rodeos que “los que vayan detenidos al campo de concentración lo estarán de un modo eventual hasta que sean destinados a las colonias agrícolas, a las que se les deba mandar.” Es decir, que un miembro del propio gobierno izquierdista republicano reconocía que se iba a crear un “campo de concentración”. Por si a alguien le cabe alguna duda, ese mismo día el diario barcelonés La Vanguardia confirmaba dicha información, señalando que el campo de concentración estaría en el castillo de Figueras.

El 15 de septiembre La Vanguardia daba noticia de una manifestación de protesta de los vecinos de Figueras contra el nuevo campo de concentración. El diario barcelonés también señalaba declaraciones del Gobernador General de Cataluña, el nacionalista Selvas, no sólo contra los mendigos sino contra los pobres en general: “no eran precisamente los que se dedican a la mendicidad los que a él le interesaban para aplicarles la ley de vagos, sino otros individuos que no piden limosna y que son los verdaderamente peligrosos por su actuación.” El 27 de septiembre La Vanguardia informaba de una visita del gobernador Selvas al citado castillo de Figueras para inspeccionar las instalaciones para el nuevo campo de concentración.

El barrio chino de Barcelona, también en el punto de mira

Sobre la aplicación de la ley, el 21 de septiembre de 1933 Abc informaba que el Gobernador General de Cataluña daba cuenta de que el Ministro de la Gobernación le había asegurado a propósito de Barcelona: “Voy a terminar con el barrio chino”. El ministro era Santiago Casares Quiroga, miembro de la izquierda republicana y galleguista, que más tarde sería presidente del gobierno del 13 de mayo al 19 de julio de 1936, dimitiendo nada más estallar la Guerra Civil.

En 1934 el nuevo gobierno lerrouxista siguió con la aplicación de la ley. El 18 de marzo La Vanguardia señalaba que ya estaba listo un campo de concentración en Lanzarote, al que se esperaba enviar a 200 deportados dos semanas después. El 28 de noviembre Abc daba cuenta de una nota del Consejo de Ministros en la que se trataba “la necesidad de habilitar un campo de concentración, cuyo proyecto ya está redactado, y las Cortes tienen votado un crédito de dos millones y medio de pesetas, al objeto de parar a todos aquellos malhechores, a quienes haya que aplicar la ley de Vagos y Maleantes, separándolos de las prisiones, en las que se dedican a propagar sus ideas.“ El 12 de diciembre La Vanguardia publicó una página de fotos de otro de los campos de concentración, con este texto: “El Gobierno ha organizado varios campos de concentración para vagos y maleantes. Uno de ellos será el de Alcalá de Henates, del cual ofrecen varios aspectos nuestras fotografías.”

El Frente Popular siguió aplicando la ley

El 11 de junio de 1936, ya nuevamente con la izquierda -esta vez el Frente Popular- en el gobierno, Abc informaba del “proyecto Jiménez Coronado”, Director General de Prisiones, “de crear un campo de concentración para vagos y maleantes en Lanzarote.” Como hemos visto, el anuncio resultaba paradójico, pues dicho campo ya venía funcionando desde dos años atrás.

Rubalcaba orquestó la campaña de sms contra el PP tras los atentados de Atocha / EFE
Alfredo Pérez Rubalcaba / EFE

El franquismo no derogó la ley, sino que la amplió, ya en los años 50, a otros colectivos como los homosexuales. En febrero de 2009 el entonces Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, hablaba de la “Ley franquista de vagos y maleantes”. Así aparece titulada en la web del PSOE, que debió olvidar que antes de ser mantenida por el franquismo, esa ley fue aprobada por la izquierda republicana y con el apoyo del PSOE, entre otros partidos, y que con ella se pusieron en marcha los primeros campos de concentración en España, meses después de que con esa misma denominación el nazismo crease lugares de internamiento en Alemania para presos políticos.

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