
Era una preocupación muy extendida entre los padres. Con la excusa de que lo importante no son los conocimientos sino las aptitudes, los niños ya no saben ubicar Francia en un mapa o dividir en dos cifras.
Los profesores dedican sus esfuerzos a cumplir las exigencias del sistema de evaluación continua en lugar de preparar las clases, tutorizar a sus alumnos o interactuar con sus padres.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraSin embargo, algunos pedagogos -insumisos a la tiza- han visto en la tecnología una panacea educativa, una ventana al conocimiento. Lo importante no es saber, sino tener competencias digitales, saber buscar, saber preguntar, tener inquietud, capacidad de sorpresa, curiosidad. Suena bonito. Pero el resultado es que los niños no saben nada. Ni matemáticas, ni geografía ni sintaxis ni vocabulario ni ortografía ni cómo sacarle partido a esas pantallas que les tienen enredados.
Los pedagogos ya han advertido de que las pantallas reducen la interacción social y fomentan el consumo pasivo frente al aprendizaje crítico. Te paso algunos informes que apuntan en esta dirección:
- El informe PIRLS (Progress in International Reading Literacy Study) evalúa la comprensión lectora en alumnos de primaria. En Suecia observaron una caída de la comprensión lectora asociada al uso de pantallas
- PISA. La OCDE advierte que el uso extensivo de tecnologías en la educación no provoca mejoras en los resultados académicos. Más bien lo inverso: empeoran en lectura y matemáticas.
- El equipo ERI de la Universidad de Valencia ha descubierto que la lectura en pantalla es menos profunda que en papel, especialmente en textos largos y profundos. La razón podría ser la fatiga visual, las posibles distracciones o la tendencia a “escanear” en lugar de leer.
- La Academia Americana de Pediatría indica que el tiempo excesivo de exposición a pantallas en menores de 6 años (el chupete digital) puede afectar el desarrollo del lenguaje y la atención.
- La National Earthquake Engineering Assessment Program de 2017 en EE.UU relaccionó el tiempo de pantalla con un descenso de la comprensión lectoras en alumnos de primaria.
- La Asociación Americana de Investigación Educativa (AERA) apunta en la misma dirección: la lectura en pantalla obstaculiza el aprendizaje en etapas iniciales.
Tampoco han descubierto América. Si has leído libros alguna vez en ordenador o kindle seguramente tendrás la sensación de que te enteras menos que si lees en papel.
Pero es que además, si lees en móvil, la capacidad de distracción es infinita.
Y la experiencia de las redes sociales es que la exposición a estímulos constantes e instantáneos nos bloquea nuestra capacidad de posponer la satisfacción y del esfuerzo. Claves para la educación y para la vida.
Si muchos adultos tenemos la sensación de que las redes nos hacen más tontos, ¿qué no harán con los menores, que no tienen capacidad de reacción? Antiguos directivos de las empresas tecnológicas reconocen que los algoritmos están diseñados para atrapar al adolescente.
Eso por no hablar del mobbing que en las pantallas se convierte en un 24/7 absolutamente irrespirable.

Con toda esta evidencia, Ayuso ha anunciado un decreto por el que prohibe las pantallas hasta los 12 años, a partir de los 12 años podrán usarse pero no de manera individual y en todo caso, el profesor no podrá mandar deberes que requieran de la tablet.
Las reacciones han sido muy interesantes. La patronal de los colegios concertados de la región le han acusado de “radical” y de no respetar la autonomía educativa. En cambio, muchos padres del resto de España reclaman medidas similares a la madrileña al observar el deterioro educativo de sus hijos.
La razón de este debate más allá de la discusión pedagógica y competencial tiene que ver con el dinero. Muchos colegios han firmado convenios con las tecnológicas de duración media. ¿Y ahora qué hacen con esos contratos?
Hablamos de mucho dinero porque cada tablet cuesta por niño casi 1000€. La razón de ese precio tan elevado es que supuestamente garantizan la seguridad, el no acceso a contenidos pornográficos, etc. En la práctica los niños lo hackean todo y acceden a lo que quieren desde edades demasiado tempranas.

Las tecnológicas han descubierto en los niños un nicho espectacular. Y quizás algunos titulares de concertada han observado en las pantallas un mecanismo para cubrir lo que no cubre el escasísimo concierto. Es decir: dinero. Ese es el debate. El problema es que entre medias están los niños, cada día más analfabetos, más incapaces de pensar críticamente, con enormes dificultades de comprensión lectora. Llegan a la universidad con deficiencias inaceptables y se incorporan al mercado laboral con enormes déficits. Y eso para un país sin recursos naturales es devastador.
Por eso Ayuso ha decidido coger el toro por los cuernos. Enfrente los concertados, que presumiblemente se cuadrarán como han hecho siempre con quien gobierne. Sea quien sea. Las tecnológicas son cuestión diferente. Porque para ellos la Educación es estratégica.
La guerra ya ha sido declarada y de aquí al próximo curso habrá posicionamientos, informes y quizás acciones jurídicas. No conviene perder el foco: dinero vs niños.