El Instituto CEU de Estudios de la Familia ha entregado este mediodía el Premio a la Defensa Pública de la Vida al exdiputado provida del PP José Eugenio Azpiroz, por sus más de 20 años de trayectoria política en defensa del primero de los derechos, sin el cual no cabe ningún otro.
A lo largo de su discurso de agradecimiento, Azpíroz ha desgranado las amenazas que se ciernen a día de hoy sobre el derecho a la vida, no sin antes reivindicar el apelativo de «coherentes» frente al de «díscolos» para los diputados que fueron laminados de las listas electorales del Partido Popular por poner en evidencia el incumplimiento electoral del PP en materia de aborto.
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Suscríbete ahora«Gracias por enseñarme la nobleza de hacer política con mayúsculas», ha subrayado a este respecto ante los presentes, dirigiéndose a los presentes durante la ceremonia en esa situación.
Matar no es un derecho
Las referidas amenazas a la vida y las transformaciones sociales que las desarrollan «son tan grandes que pareciera estar concluyendo una época de la civilización humana», ha señalado Azpíroz.
Entre ellas, se encuentra la proclamación del aborto como «derecho fundamental de la mujer», circunstancia que se concreta en nuestra legislación con el aborto libre hasta la semana 14 de gestación «aunque algunos dirigentes políticos no se quieran enterar», ha ironizado Azpíroz, probablemente en referencia a la propia dirección del PP, entre otros.
«¿Hay que repetir una y mil veces que matar a alguien no es derecho de nadie?» ha enfatizado de forma muy remarcada.
Por otro lado, el premiado ha denunciado la mercatilización de la maternidad de la madre gestante y del nino concebido a través del contrato de vientres de alquiler con el que «se cosifica la vida y se degrada la dignidad humana».
Al mismo tiempo, Azpíroz ha señalado cómo la eutanasia «clama contra la falta de ciudados paliativos, de afectividad, de cuidados humanos y respeto de la vida y la dignidad».
Entre las amenazas al derecho a la vida, el exdiputado provida del PP también ha señalado los genocidios religiosos en Irak y Siria y lo sasesinatos y secuestros masivos en Nigeria, Centroáfrica, Somalia, Sudán o Pakistán. «La condición de cristianos es la causa de muerte aunque muchos medios occidentales prefieran ocultarla», ha añadido.
Coctelera de ideas contra lo humano
Para Azpíroz es necesario enfrentarse en una lucha ideológica y cultural contra una nueva antropología en la que nos acercamos a que «el hombre es un clínex para el hombre».
En este «cocktel de ideologías variadas», destaca la ideología de género «exaltadora de lo antinatural». Ésta, junto al relativismo dominante en el que no hay verdades ni valores objetivos, e insertada «en una sociedad del deseo marcadamente materialista y consumista» arrastra al ser humano «al individualismo, a la pérdida del sentido social y, con él, de la corresponsabilidad social».
A esta agenda global proaborto, hay que añadir la imposición legal de determinadas concepciones sociales, entre los que el galardonado destaca «una mitificada igualdad» que ha llevado incluso a la «decapitación del principio constitucional de la presunción de inocencia» y a la inversión de la carga de la prueba de tal forma que «usted es homófobo hasta que pruebe veraz y objetivamente lo contrario«.
Por último, recordando que «tanto la Naturaleza como nuestras propias vidas han precisado de un Creador», José Eugenio Azpíroz ha expresado su convicción de que «tenemos la inaplazable obligación de no desesperar, de luchar humilde pero firmemente, de hacer el bien que esté en nuestra manos y luego Dios proveerá».