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Bien Común, diálogo y consenso… ¿y limpieza?

Pedro Sánchez en un despacho con el Rey Felipe VI

Pedro Sánchez en un despacho con el Rey Felipe VI

Bien Común. Fue el término más utilizado por el rey Felipe VI en su discurso de Navidad. Apeló al diálogo y la concordia sin anular las legítimas diferencias. Es decir, serenidad para evitar el “ruido de fondo”. El PSOE se felicita por las palabras del Monarca pero quien ha establecido la ‘teoría de los muros’ ha sido el mismo Sánchez. Aquí, los demócratas. Allí, los fascistas del PP y de Vox que pretenden acabar con las libertades y la democracia y a los que debemos de combatir. No son adversarios, son enemigos. Son un peligro que conviene cancelar. ¿Cómo va a haber serenidad con semejante discurso?

Se echó de menos una advertencia real sobre el riesgo de los muros. Igual que se echó de menos una referencia a la necesaria limpieza en la vida pública. Porque ocurre que el Fiscal General del Estado no sólo filtró a Moncloa información sensible con fines políticos sino que está imputado y se dedica a borrar pruebas. Es decir, el responsable de velar por la ley y el órden es un presunto delincuente. La corrupción hasta el tuétano institucional. ¿Y no merece un comentario del jefe del Estado?

Los de Vox han optado por guardar discreto silencio, aunque sus seguidores se felicitan porque el Rey haya advertido del riesgo de erosión de la cohesión social si no se gestiona adecuadamente la inmigración. Desde la otra orilla, Sumar y Podemos han acusado al Rey de ser el portavoz de la extrema derecha. Todo un exceso verbal. Hasta Ione Belarra se ha postulado como presidenta de la República. No son más ridículos porque no entrenan…

Lo que quizás nadie haya advertido es que la reiterada referencia real al Bien Común -más que el interés general- exige altura de miras y generosidad más allá de las coyunturas. El bien material, social y espiritual de todos. Un término en desuso por la pésima costumbre -y acelerada tendencia- de embarrar la vida política. ¿Alguien pensará en las siguientes generaciones y no en las siguientes elecciones?

Trump prepara su presidencia.

Ya ha nombrado embajadores de la Santa Sede y de México. El representante de EEUU ante la Santa Sede será Brian Burch, un católico ferviente y comprometido. Y el embajador de México será un ex coronel del ejército lo que apunta a una mano dura contra el narco.

Desde el punto de vista social, Trump ya ha anunciado el fin a la mutilación infantil: sólo hay dos sexos masculino y femenino. ¡Se acabó la locura trans!

En el capítulo internacional, eleva el tono. Quizás como estrategia de negociación. Por una parte exige un 5% del PIB para pertenecer a la OTAN. Al final se quedará en el 2%, pero se acabó el incumplimiento sistemático. Además, amenaza con un 25% de aranceles a México; es decir, la muerte de Tratado de Libre Comercio. ¿Será? Probablemente no, pero tampoco será cero. Y desde luego se acabó la tolerancia con el narco y la inmigración ilegal.

¿Lo último? Amenazar a Panamá con recuperar el canal. Supuestamente se está incumpliendo el tratado Torrijos-Cartel que propició la reversión. No ocurrirá, pero seguramente Panamá tendrá que recortar tarifas y hacer alguna concesión.

Es el estilo Trump: tensar la cuerda para convertir el consenso en el punto deseado. No queda muy bonito en la foto pero logra resultados.

El anzuelo del pescador

El Papa pidió que “callaran las armas” en el ‘urbi et orbi’ de Navidad. Precisamente ayer, día de Navidad, Rusia atacó con 12 misiles centrales térmicas, de cogeneración y centrales eléctricas.

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