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Bruselas impone una ‘troika ideológica’ a Polonia

El vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans, durante una rueda de prensa/Fuente:EFE.

La Comisión Europea, quintaesencia del reparto del poder en cuotas, se erige en juez de los principios democráticos en Polonia. Este miércoles 13 de enero, el vicepresidente primero de la Comisión, Frans Timmermans, anunció una medida que no tiene precedentes: activar la Rule of Law Framework, el mecanismo de evaluación del Estado de Derecho que la Comisión Europea se reserva, supuestamente para dar homogeneidad a los derechos civiles y el juego limpio democrático en los 28 países de la Unión, y que se aplicará por primera vez para intervenir en Polonia.

Timmermans subrayó que, de momento, es solo una aproximación preliminar, dialogada con el Gobierno de Varsovia, para comprobar que Polonia está cumpliendo los estándares democráticos europeos. ¿Qué es lo que ha excitado el celo democrático del Colegio de Comisarios? Oficialmente, se alegan objeciones desde Bruselas a dos medidas del nuevo Gobierno de Beata Szydlo, del partido Ley y Justicia: la renovación de cinco de los quince magistrados del Tribunal Constitucional y el nombramiento del nuevo equipo directivo de la Radio Televisión Pública.

La primera ministra polaca, Beata Szydlo, durante la Cumbre del clima de París/Fuente: EFE.

El Gobierno, en realidad, no ha hecho nada diferente a lo que hace el poder ejecutivo en otros Estados de la Unión con los órganos de confianza política. España, sin ir más lejos, es un ejemplo del reparto de magistraturas y cargos directivos, según un modelo de cuotas que beneficia al partido mayoritario.

En Polonia, Andrzej Duda, del partido Ley y Justicia, antiguo miembro del sindicato Solidaridad, ganó las elecciones Presidenciales celebradas en julio pasado. En octubre hubo elecciones generales, y volvió a ganarlas Ley y Justicia con un 39% de los votos, imponiéndose a la coalición de centro-derecha Plataforma Cívica, que gobernaba hasta entonces.

Bruselas vigila a Polonia por tener un presidente provida, profamilia y consciente de los valores religiosos

Desde los despachos oficiales de Europa y los medios periodísticos, el saludo a la nueva mayoría en Polonia fue el habitual, cuando se trata de una fuerza política que no participa del consenso socialdemócrata, hegemónico en las políticas europeas: motejar al nuevo Gobierno de “ultraconservador”, “euroescéptico” y “aislacionista”. Polonia eligió a un presidente y una mayoría de gobierno provida, profamilia y conscientes de los valores religiosos de la sociedad, y eso los ha puesto desde el principio bajo vigilancia especial en Bruselas.

La discrepancia de la Comisión con la renovación de las magistraturas del Constitucional nace, en realidad, del intento del Gobierno anterior de dejar atados estos nombramientos con jueces de su cuerda, antes de abandonar el poder. La costumbre había sido hasta entonces dejar que el nuevo gobierno designara los magistrados que correspondiera renovar al comienzo de un mandato. Pero el Gobierno de la Plataforma Cívica no respetó esta tradición y designó a cinco magistrados afines, en una de sus últimas decisiones.

El presidente Duda se negó a firmar los nombramientos, y en ese punto, se produjo un choque político que ha acabado convirtiéndose en una cuestión europea gracias a la presión de los altos cargos polacos en la Comisión y en otras instituciones de la Unión, que fueron puestos ahí por el anterior Gobierno y sigue fieles a los intereses políticos partidarios de la Plataforma Cívica, hoy en la oposición.

El presidente de la República de Polonia, Andrzej Duda.

Algo parecido ha ocurrido con los nombramientos en la Dirección de la Radio Televisión Pública. El canal público de Televisión tuvo un fuerte sesgo favorable a la Plataforma Cívica, durante la cobertura informativa de las elecciones generales de octubre. Los puestos estratégicos de Dirección estaban copados de personas de confianza de la Plataforma Cívica. Lo que ha hecho el nuevo de Gobierno Justicia y Libertad es cambiar unos directivos por otros. Se le acusa de no haber sometido los nombramientos al dictamen del Consejo Estatal de Radio-Televisión, un órgano blindado en su mandato, que sigue bajo el control del anterior Gobierno de la Plataforma Cívica. Nada que no haya ocurrido en otros países, incluido España, donde los puestos de Dirección de los medios públicos de televisión son una posición estratégica para todos los gobiernos.

Como ha informado Aceprensa, en los informativos diarios, la oposición sigue teniendo más influencia que las fuentes del Gobierno. En cuanto a la prensa escrita –indica la misma agencia de noticias y análisis–, el 70% está en manos de capital alemán. No parece, precisamente, que Polonia tenga un problema de seguidismo del Gobierno en los medios.

Con estos pretextos, la Comisión Europea ha activado una intervención en los mecanismos democráticos de Polonia que nunca antes se había puesto en marcha con ningún Estado miembro. El protocolo fue aprobado por el Parlamento y el Consejo Europeo en marzo de 2014, a propuesta de la Comisión. Puede concluir en sanciones, o incluso en la pérdida, para Polonia, del voto en el Consejo Europeo.

El repentino escrúpulo democrático de la Comisión con Polonia tiene que ver con un intento de escarmentar a un Gobierno que no sigue las directrices ideológicas sobre el aborto

El trasfondo de la decisión es más ideológico que formal. El repentino escrúpulo democrático de la Comisión con Polonia tiene que ver con un intento de escarmentar a un Gobierno que no sigue las directrices ideológicas sobre el aborto, la familia o las políticas con perspectiva de género que se prescriben en las instituciones europeas. Hungría y Polonia cuestionan esas políticas, así como también la acogida a los refugiados impuesta desde Alemania y los despachos de Bruselas, de espaldas al impacto de la inmigración en la economía, los valores y la seguridad de las sociedades receptoras.

La troika ideológica con que la Comisión Europea se dispone a juzgar la calidad democrática de Polonia estigmatiza a un Estado, simplemente porque el signo conservador de su gobierno no gusta a las autoridades de Bruselas. Varsovia no se ha dejado intimidar por el despliegue del mecanismo de supervisión. El ministro polaco para Asuntos Europeos, Konrad Szymanski, respondió el miércoles, tras anunciarse la decisión del Colegio de Comisarios, que la “Comisión se adentra peligrosamente en el debate político interno” de un país soberano, aunque dejó claro que su Gobierno no tiene nada que ocultar y que “estamos encantados de ofrecer todas las explicaciones y la información que pueda necesitarse para entender el debate democrático en Polonia.”

Fe de error. El presidente de Polonia, Andrzej Duda, no fue miembro del sindicato Solidaridad, contrariamente a lo que se dice, por error, en este artículo. El autor confundió esta referencia con la biografía presidente del partido Ley y Justicia, Jaroslaw Kaczynski, quien sí perteneció al sindicato, junto a su hermano gemelo Lech. (Nota del redactor)

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