El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en el pleno de la Asamblea de la ONU.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en el pleno de la Asamblea de la ONU.El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en el pleno de la Asamblea de la ONU.

El próximo miércoles 16 el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) elige nuevos miembros y Brasil busca su reelección apoyado por casi un millar de asociaciones ciudadanas de América Latina.

En una carta abierta divulgada este viernes 12 de octubre 900 entidades ciudadanas aseguran que “la voz que Brasil representa no responde únicamente al sentir de los ciudadanos brasileños” sino de millones de latinoamericanos que desean que se defiendan los verdaderos derechos humanos.

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“La posición de Brasil de defender abiertamente el derecho a la vida y la familia” es compartida por “muchos países hermanos” de la región que no “tienen un gobierno valiente que les represente” en ese foro.

Es necesario en esa mesa “un país que esté dispuesto a levantar la voz por toda una mayoría que hoy es silenciada», sin miedo a ser su portavoz, señala el documento.

Quienes firman la carta conforman un verdadero mosaico: hay asociaciones de padres de familia, de mujeres, de académicos, estudiantes y profesores, de juristas, de parlamentarios, de militares, bomberos y agentes del orden, grupos provida y profamilia, sindicatos, órganos patronales y empresariales, entidades profesionales, instituciones educativas y comunidades religiosas.

Entre ellas, por ejemplo, está la Unión de Padres de Familia, de México; la plataforma Unidos por la Vida, de Colombia; el Foro de Diálogo Civil, de Paraguay; la Asociación de Familia Numerosas de Guatemala; la asociación civil ‘Con Mirada de Mujer’, de Argentina; la Alianza por la Familia, de Honduras; la Organización para la Educación y Servicio a la Comunidad, de Bolivia y el instituto de Investigación, Estudios y Formación sobre la Mujer, de Chile.

De Brasil, suscriben la Rede Nacional de Defesa da Vida y da Família, la União Nacional dos Legisladores Estatais, el Comitê de Proteção à Amazonia Legal, el Núcleo de Atendimento à Mulher, la União de Militares do Brasil, la Aliança da Misericordia, y la Rede Estadual de Ação pela Família, entre otras.

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La prioridad de Brasil en el Consejo, según el gobierno de Jair Bolsonaro, será “volver a los verdaderos derechos humanos, sin reduccionismos ni ideologizaciones”.

Un documento preparado por el Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE) y el Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos (MMFDH) asegura que defenderán el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, el bienestar de niños y adolescentes, la protección de la familia, el derecho a educación y el cuidado de ancianos y discapacitados.

Bolsonaro: «Las principales directrices están vinculadas al fortalecimiento de las estructuras familiares y la exclusión de las menciones de género”

También la libertad de conciencia y religiosa, el derecho al trabajo y a la seguridad y a vivir libre de discriminación y violencia, con foco especial a la mujeres.

“En resumen, es un volver a a las raíces de la Declaración Universal de Derechos Humanos”, explica Angela Gandra, Secretaria de Familia del MMFDH.

“Durante mucho tiempo ha habido una dirección ideológica en la defensa de los derechos humanos, queremos defender derechos humanos reales y no banderas de grupos particulares”, detalla.

El propio presidente Bolsonaro, al anunciar la candidatura a la reelección en el Consejo dijo en un tuiteo el pasado mes de junio: «Las principales directrices están vinculadas al fortalecimiento de las estructuras familiares y la exclusión de las menciones de género”.

El riesgo ‘Venezuela’

En elección que se realizará el 16 de octubre en la Asamblea General de la ONU se renovará a 14 de los 47 miembros del Consejo de Derechos Humanos. Asumirán un periodo de tres años.

De esas 14 vacantes, solo 2 son para Latinoamérica en esta ocasión. Sale Cuba -sí, Cuba estaba en ese órgano- y Brasil termina un periodo que inició en 2016. Cuba no se presentó como candidato a reelección; Brasil sí, y disputa con Venezuela y Costa Rica uno de los dos lugares.

Sí, de nuevo, aunque usted no lo crea, la dictadura chavista quiere un lugar en el Consejo de Derechos Humanos. Y Costa Rica, según su presidente, Carlos Alvarado, solo entró en la lid para bloquearle el paso a Maduro.

A primera vista parecería que la reelección de Brasil es “pan comido”, junto con el ingreso de Costa Rica, sin embargo, apoyada por Rusia, Cuba, México y China, Venezuela podría “colarse”.

¿Le parece difícil? La elección realizada en 2016 en la que Brasil consiguió su lugar, lo hizo solo por detrás de Cuba. Rusia y China realizaron una feroz y eficaz articulación. Resultado: 137 votos para Brasil y 160 votos para la dictadura comunista de los Castro. Todos los miembros de la ONU votan.

Además, hay una campaña montada para descarrilar la llegada del gobierno Bolsonaro al Consejo. El más reciente gesto público de la misma fue un nota pública, firmada por 190 entidades brasileñas y divulgada el pasado martes 8 de octubre.

En ella expresan una «profunda y grave preocupación» por la candidatura de Brasil porque -dicen sus firmantes- el actual gobierno pisotea la tradición diplomática brasileña» y «no reconocen en el propio país los derechos humanos como protección para todos”.

Entre quienes suscriben están: el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) y la Central Única de Trabajadores (CUT), así como diversas organizaciones LGBT, indigenistas y feministas. Todos de izquierda.

El gesto provocó una inesperada reacción de casi un millar de organizaciones de todo el continente que no concuerdan con la narrativa de los 190 grupos que -casualmente- son los mismos que están articulados en por lo menos otros dos frentes de lucha: quieren la libertad del expresidente Luis Ignacio ‘Lula’ da Silva, condenado por corrupción y lavado de dinero, pues le consideran preso político; y también que la “derecha internacional” deje en paz a Nicolás Maduro y a su “revolución” en Venezuela.

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