«Está usted saliendo de Estados Unidos», informa, escrito a mano, un cartón pegado con celo a una barricada en una calle de Seattle, en el estado de Washington. Otro informa: «Está usted entrando en el Capitol Hill Libre».
Al final, una es una romántica y toda esa farsa de seis bloques de viviendas en Seattle proclamando su independencia me recuerdan al chestertoniano Napoleón de Notting Hill o a la deliciosa película británica de posguerra Pasaporte para Pimlico, aunque en este caso los rebeldes -o aquellos que han mirado alguna vez un libro de historia- pretenden más bien la Comuna de París tras la derrota francesa de Sedan frente a los prusianos, un experimento comunista que acabó como suelen acabar estas cosas: mal.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahora«Todavía no la ha reconocido ningún otro Estado de la Comunidad Internacional, pero reúne una, al menos, de las condiciones de los países recién independizados: haber expulsado las ‘fuerzas de ocupación’ extranjeras»
Oh, bueno, es parte de la locura que estamos viviendo estos primeros días de revolución global, donde el absurdo de ayer parece sensato comparado con el de hoy, y el de hoy quedará eclipsado por el de mañana.
Es curioso, porque el alcalde de Seattle no puede ser más progresista, avanzado y ‘woke’, se ha humillado como el que más ante la turba e incluso ha ordenado a la Guardia Nacional y al Departamento de Policía de Seattle que se retire de esta desolada república de seis bloques, la ahora denominada Zona Autónoma de Capital Hill (CHAZ, por sus siglas en inglés). Todavía no la ha reconocido ningún otro Estado de la Comunidad Internacional, pero reúne una, al menos, de las condiciones de los países recién independizados: haber expulsado las ‘fuerzas de ocupación’ extranjeras. Como dice, lírico, en Twitter un evidente partidario del enclave rebelde, «sin la policía, la zona se ha convertido en un espacio conmemorativo pacífico dedicado a George Floyd, lleno de arte, positividad & amor». Esperemos, aunque no apostaremos por ello, que el amor se mantenga sin la vigilancia policial.
Pero CHAZ es solo un toque romántico en esta locura que va mucho más allá de seis bloques; que, de hecho, parece abarcar todo Occidente.
¿Se acuerdan de las estatuas derribadas? El alcalde de Londres -cuidado, que no es el único- Saddiq Khan, quiere hacer una lista de gente mala con estatuas o parques o instituciones para quitar de en medio las primeras y rebautizar los segundos. Lo fundamental es acabar con cualquier rastro de personajes de los que pudiera pensarse que condonaron la esclavitud o se beneficiaron de ella. Khan es, al menos nominalmente, musulmán, es decir, seguidor de la religión de Mahoma, del que tendría que revisar ahora su visión de la esclavitud. Pero mejor en otro momento, ¿no?
Eso de juzgar a la gente, no por el color de la piel sino por el contenido de su carácter no se lleva
Lo importante es hacer tabla rasa con el pasado, y empezar de cero con todo este amor. HBO, la popular plataforma de series y películas online, ya ha avisado de que va a retirar de sus estantes virtuales la archioscarizada Lo que el Viento Se Llevó. Ya saben, ahí los buenos son los del Sur, esclavistas y eso, por no hablar de cómo se consagran los estereotipos raciales a costa de ‘Mammy’, la criada negra de Escarlata O’Hara, cuya intérprete fue la primera actriz de color en obtener una de esas codiciadas estatuillas de la Academia de Cine, pero dejemos eso.
No nos sirve, es el pasado, aunque sean los negros del pasado. De hecho la UCLA, prestigiosísima universidad californiana, acaba de deshacerse de un profesor que tuvo la desfachatez de leer EN ALTO una carta de Martin Luther King.
Sí, sí: King es uno de los santones intocables de la modernidad, pero ya ven, eso de juzgar a la gente, no por el color de la piel sino por el contenido de su carácter no se lleva. El profesor tuvo la osadía de decir que sus alumnos debían pasar el examen final, sin tener en cuenta el trauma que acongojaba a todos ellos por la muerte de George Floyd. ¿Cómo se puede ser tan insensible? Y, en su defensa, no se le ocurre otra cosa que recitar al adalid de los derechos civiles. Claro, no tardaron el echarle.
Un jugador estrella del único equipo americano de fútbol que vale algo, un serbio, ha sido igualmente expulsado del mismo por un comentario crítico con los manifestantes escrito en serbio en redes sociales por su mujer (culpable por matrimonio), y el CEO de CrossFit, Greg Glassman, también ha tenido que dimitir por otro tuit -este suyo- “poco sensible” sobre George Floyd.
No sé cómo acabará todo esto, pero por ahora está divertido. Espantoso, pero entretenido.