Pablo Casado ha declarado que
Pablo Casado ha declarado que "El PSOE es un gran partido".

En una entrevista concedida a la Cadena SER -la cadena amiga-, el líder del Partido Popular, Pablo Casado, ha confesado su “buena” relación personal con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y ha calificado al PSOE como “un gran partido”. “Ha hecho la Transición junto a la UCD, hemos hecho la Constitución, hemos conseguido entrar en Europa, hemos construido un Estado de Bienestar…”.

Para, Pablo, que me vas a hacer llorar. Yo es que soy muy sentimental, y estas historias de amores no correspondidos me ponen mala; es como oír una canción de Álex Ubago.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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La gracia de que el principal partido de la oposición (por llamarlo de alguna manera) se ponga tan tierno con el partido que nos gobierna (una vez más, por llamarlo de alguna manera) en la cadena de Prisa, es decir, de la matriz mediática del PSOE, es que desde que se fijó la fecha de las elecciones autonómicas catalanas los ‘populares’ se han dedicado a esparcir la divertida leyenda de que Vox y PSOE están a partir un piñón.

El PP hace una oposición mil veces más dura a Vox que al Gobierno del PSOE

Ya conocen la historia: Vox se abstuvo en la votación sobre los fondos europeos mientras PP y Ciudadanos se abstenían, por la muy sensata razón, a nuestro juicio, de que oponerse solo hubiera retrasado la llegada de unos euros que España necesita con desesperada urgencia, con el resultado de que el gobierno seguiría teniendo la sartén completamente por el mango, pero nuestro país pasaría más tiempo a dos velas y viéndolas venir.

Entre paréntesis, debo confesarles que a mí, como a muchos votantes reales o potenciales de Vox, me sorprendió la iniciativa. Pero no, como a la mayoría, porque me parezca erróneo, menos aún una “traición”, sino porque ya está tan asentada la infantil costumbre de ponerle pegas al rival haga lo que haga que esto de arriesgarse a perder votos por sentido de la responsabilidad es bastante desusado en estos lares.

Sea como fuere, esto ha servido al PP, que hace una oposición mil veces más dura a Vox que al Gobierno, para anunciar a bombo y platillo la humorada de que el partido verde pistacho y los de Sánchez están secretamente conchabados e incluso que Vox, sic, es “el mejor apoyo del gobierno”.

El PP parece existir para que no exista derecha en España

Me pregunto muy en serio si hay algo que se le pueda decir a los españoles de cualquier signo que les haga saltar o se nos puede seguir llamando imbéciles a la cara impune e indefinidamente. No es como si hubieran pasado mil años de la moción de censura presentada por Vox, en la que el PP no solo salvó al Gobierno, sino que Casado hizo el discurso más duro e injurioso de su carrera política, no contra Sánchez, sino contra este arribista que osaba poner en peligro la continuidad del Gobierno.

Ahora, yo creo que a estas alturas, con tanta agua como ha pasado bajo el puente, ya es imposible ignorar que el Partido Popular es el payaso de las bofetadas con respecto a los socialistas, el cómplice necesario en su proyecto de “dejar España que no la reconozca ni la madre que la parió”, por citar al ex vicepresidente Alfonso Guerra.

El PP parece existir para que no exista derecha en España. Esas palabras dichas por Casado en la SER le salen de muy dentro, de la médula de un partido que ha estafado indefectiblemente a los votantes conservadores españoles, cumpliendo una función sin la cual las salvajes iniciativas de ingeniería social introducidas por los socialistas nunca hubieran cuajado. Si el PP, al llegar en cada ocasión al poder, hubiera hecho como los socialistas -esto es, arrancar de raíz cualquier política aplicada por sus rivales en un ejecutivo anterior-, es muy probable que, aplicados o no, los cambios impuestos por los socialistas se verían como lo que son: intentos desesperados por hacer tabla rasa con nuestra civilización, nuestros valores y creencias para crear una imposible sociedad diseñada en algún despacho.

En cambio, cumplieron la inestimable labor de convertir los disparates progres del PSOE en parte de la ‘opinión conservadora’ al adoptarlos como propios, el mejor modo de desactivar toda resistencia social.

Por eso es fácil reconocer en el tono de Casado una profunda sinceridad contenida. En España, la derechita ama en secreto a la izquierda, admira su desparpajo y caradura, envidia su confianza en sí misma, como el empollón enclenque envidia a menudo al chico atlético, sinvergüenza y popular que no da un palo al agua pero se las lleva de calle. Por eso valorará siempre más el más distraído y condescendiente de los halagos de un socialista que el entusiasmo de sus votantes, y ningún hobby es más seguido en sus filas que denunciar como ‘insuficientemente progresista’ a cualquier grupo de derechas.  

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