En mi artículo anterior ya cité a Winston Churchill, y en este voy a hacer lo propio. Debe de ser que mi subconsciente tiene morriña de estadistas dado el panorama de los líderes egoístas que ocupan las portadas en la actualidad. En fin, que me enrollo. El primer ministro británico brindó a la democracia el dudoso honor de ser el menos malo de los sistemas políticos, paradigma liberal puesto en los altares de la realidad política y desalojada cuando esta no beneficia determinados intereses.
Los hay que son demócratas solo cuando les conviene. Se llenan la boca con la palabra libertad, pero en cuanto esa soberanía popular les perjudica reculan sus tesis emancipadoras dando paso a unos tics despóticos que son la antítesis de lo que decían defender. Conducta totalitaria enarbolada por los que ensueñan con la tolerancia. Respeto unilateral hacia los que piensan como ellos despreciando todo lo que proceda de sus antípodas ideológicas. Actitud sencilla propia de las mentes inmaduras incapaces de hacer el costoso ejercicio pedagógico pertinente para comprender las posturas discordantes. Contrariedad tachada por estos mismos demócratas de pacotilla como peligrosa por el mero hecho de no compartir sus principios.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraLeía el otro día a John Carlin en La Vanguardia y el periodista británico afincado en España soslayaba respecto a las elecciones de EE. UU.: «No puede ser que gane Donald Trump. Porque si ganara, sería que medio Estados Unidos ha enloquecido». Mostrando un comportamiento impropio del que se dice tolerante tachaba de lunáticos a todos los electores del actual inquilino de la Casa Blanca. Ignora la gracia democrática que permite votar libremente al ciudadano sin que este sea etiquetado protegido por la garantía sufragista. Es decir, que el hecho de un individuo escoja a un determinado candidato no le encasilla en conductas o pensamientos concretos.
Elegir presidente a Donald Trump no es sinónimo de sufrir una patología psiquiátrica
Del mismo modo que no todos los que votan a Vox son fascistas empedernidos, -españoles a los que Pablo Casado faltó al respeto al maltratar de esa forma a las siglas representadas por Santiago Abascal-, elegir presidente a Donald Trump no es sinónimo de sufrir una patología psiquiátrica. Algunos deberían dedicarse a escribir y dejar los diagnósticos médicos a los que de verdad saben, esos sanitarios maltratados en parte por el Gobierno de España. Un ejecutivo que por mucho que nos disguste no es ilegitimo como dicen por ahí ciertas voces acaloradas. Si nos gobierna una panda de mentirosos recalcitrantes es porque los españoles escogieron a esos personajes para dirigir sus vidas. Es duro, pero es así. Los riesgos de la homogénea imperfección de la democracia. El sistema diseñado para que una mayoría social determine el rumbo a tomar de una nación.
Sufragio universal potestativo de provocar el cambio social dictaminado por la ciudadanía. A veces se avanza, otras veces se retrocede, y en ocasiones, como ocurrió en España con la inútil mayoría absoluta de Mariano Rajoy en 2011 simplemente se apuesta por el continuismo inmovilista.
En Polonia, por ejemplo, sus ciudadanos han decidido reaccionar a las políticas liberales apoyando a un Gobierno liderado por los conservadores y hace semanas este ejecutivo refrendado por los polacos ha decidido prohibir el aborto. Pocas horas después de aprobarse dicha medida, millones de mujeres de todo el mundo se manifestaban criticando la prerrogativa. ¿Va a decirle el resto de las mujeres a las polacas lo que tienen que hacer con su cuerpo? Si una formación conservadora ha ganado por mayoría unas elecciones, como es el caso, no es porque los polacos hayan metido la papeleta coaccionados sino porque en sus adentros estaban de acuerdo con propuestas como la llevada a cabo por el partido gubernamental, Ley y Justicia. Pese a mucha discrepancia global que pueda haber con la medida hay que respetar unos deseos de la población polaca materializados en las urnas.
En eso consiste ser demócrata, en resignarse ante resultados políticos contrarios a los defendidos por uno mismo. Porque al contrario de lo que dijo Inés Arrimadas en la moción de censura presentada por Vox, por muy barbárica que parezca una medida escrita en un programa electoral esta puede ser llevada a cabo puesto que la amparan los principios democráticos salvo que la iniciativa en si atente contra el propio sistema. Engranaje liberal que es criticado por los sectarios cuando no les beneficia.
Acuérdense de cuando el PSOE fletó autobuses para trasladar a manifestantes a los alrededores del Parlamento Andaluz con el fin de criticar los doce escaños cosechados por Vox el 2 de agosto de 2018. Los que alertaban sobre el peligro antidemocrático que representaba Abascal se unían para condenar los resultados conseguidos en unos comicios legales. Paradójico. Cuando se darán cuenta de que su actitud es una anomalía cognitiva permanente… Ese caos de sensaciones que convierte a los tiranos en demócratas y a los liberales en fascistas.