En Reino Unido viven unos tres millones de musulmanes de manera legal y una gran parte vive concentrada en las grandes ciudades donde los islamistas se aprovechan para crear un importante caldo de cultivo para que los jovenes se radicalicen. A través de mezquitas legales e ilegales se propaga en el país un islam extremista que se refleja en las encuestas entre los musulmanes.
Según los datos del sondeo de Channel 4, más de 100.000 musulmanes britanicos simpatizan con los terroristas. Medio millón pide que se instaure la sharia y otro tanto considera que la poligamia tiene que ser legalizada.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEstos datos reflejan que las autoridades británicas tienen un problema real con el islamismo en el interior de sus fronteras. Pero la situación es más crítica aún al conocerse los propios informes del Gobierno en los que se evidencia que el propio Estado se ha convertido en una escuela de yihadistas.
Según recoge el Gatestone Institute, mientras el propio Gobierno aprueba planes para frenar el islamismo a su vez lo fomenta en otras instancias. Es lo que está ocurriendo en las prisiones, lugar por otra parte tradicional para la captación de adeptos al terrorismo.
Libros y folletos islamistas que llaman a la muerte de los «infieles» están disponibles gratuitamente en las estanterías de las bibliotecas de la cárcel
En un informe encargado por el Ministerio de Justicia sobre el extremismo en las prisiones y que acabó siendo filtrado se revelan datos estremecedores. Y es que libros y folletos islamistas y que llaman a la muerte de los “infieles” están disponible gratuitamente en las estanterías de las bibliotecas de las cárceles de este país.
Esta literatura que fomenta el odio es distribuida a los presos a través de los capellanes musulmanes, que además son designados por el propio Ministerio de Justicia.
Según informa Daily Mail, este material estaba en las salas de capellanía de las prisiones y estaba disponible para todo aquel que quisiera. Este informe también asegura que los capellanes musulmanes de algunas de las cárceles de Reino Unido animaban a los presos a recaudar dinero para organizaciones benéficas musulmanas vinculadas al terrorismo internacional.
En declaraciones a la cadena BBC, un ex funcionario de prisiones confiesa que “el problema en las prisiones está llegando a un punto crítico” ya que muchos presos musulmanes están imponiendo su ley en la cárcel”.
La televisión pública británica recoge igualmente el testimonio del capellán Sheikh Musa Admani, que asegura que el programa Tarbiyah, que se utiliza en las cárceles desde 2011 puede incitar a los presos a la violencia por lo que debe ser retirado pues llama “a tomar las armas y prepara a las personas para la violencia”. En conclusióbn, “podría llevar a los presos cuando salgan de prisión, supuestamente rehabilitados, de vuelta a la violencia”.
Pero este caldo de cultivo que se ha producido en las propias instituciones, no se circunscribe únicamente a las cárceles sino también se da en el ámbito universitario. Según Express, distintos centros universitarios han acogido discursos de predicadores islamistas en los que se han escuchado mensajes antisemitas como todos los “judíos son malos” o que si un hombre quiere casarse con una musulmana y no se convierte “debe ser ejecutado”.
Sin embargo, esta complacencia que se ha mostrado en las prisiones contrasta con la dictadura de lo políticamente correcto que se demostró durante un simulacro de atentado y que muestra hasta qué punto se está perdiendo el norte.
Durante el simulacro, que se realizó en un centro comercial de Manchester, el supuesto terrorista gritaba “Allahu Akbar” (Alá es grande) antes de detonar el dispositivo.
Pues bien, esta escena representada por la Policía y que tristemente se repite en la realidad, fue duramente criticada y los agentes fueron tildados de “islamófobos”. Tanto el alcalde comisario responsable tildaron lo ocurrido en el simulacro como una “decisión imprudente, innecesaria e inaceptable” pues el grito, en su opinión, “no aportaba nada pero puede socavar las grandes relaciones” que hay con la comunidad musulmana en Manchester.