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El Foro de São Paulo lanza una ‘plan de lucha’ y abraza la agenda de ‘género’

Caracas se convirtió por cuatro días en el centro hemisférico de la izquierda. Todas las tonalidades de rojo se dieron cita en el XXV encuentro del Foro de São Paulo (FSP) que se realizó en la capital venezolana del 25 al 28 de julio.

Asistieron más de 800 participantes integrando delegaciones de todos los países de Latinoamérica, y, además, miembros de varias organizaciones y partidos políticos de izquierda de África, Asia y Europa.

Fueron días de trabajo. El programa del encuentro estuvo repleto de reuniones sectoriales con un único propósito: articular, articular, articular. Y hubo un parto: allí nació un “plan de lucha”. Son palabras de ellos, no mías.

Es la primera vez en los 29 años de existencia de esta plataforma continental fundada por Fidel Castro y por Luiz ‘Inácio’ Lula da Silva en que la “declaración final” es denominada explícitamente “declaración final y plan de lucha”.

También es la primera vez en que en ese documento entra la agenda de ‘género’. Cuba y Venezuela cedieron y la lucha contra el “patriarcado y la discriminación por orientación sexual o de género” se coló.

Una de las mesas redondas del XXV Foro de Sao Paulo celebrado en Caracas (Venezuela).

Retazos… por el momento

Aclaro: cuando escribo estas líneas no tengo aún en manos el texto oficial de la “declaración final y plan de lucha”.

La página oficial del Foro de São Paulo está -convenientemente- fuera de la red desde la noche del pasado viernes 26 de julio. O sea, se ‘cayó’ a la mitad del evento y aún no hay ninguna explicación de por qué. Allí debería estar publicado el documento.

Tampoco fue divulgado en las redes sociales del FSP, ni en las de los partidos que lo integran, por lo menos no hasta el fin de este domingo 28.

Entonces, ¿cómo puedo afirmar lo que he dicho?

De la lectura del programa oficial del encuentro, de casi una centena de “retazos” de información que han divulgado en sus redes sociales algunos de los participantes, y de las ‘noticias’ fragmentadas que ha publicado TeleSur y Granma, órganos oficiales de las dictaduras venezolana y cubana, respectivamente.

La declaración final debe ser divulgada en los próximos días y podremos confrontarla con lo que aquí he descrito.

A defender la trinchera

El FSP está integrado por 109 partidos y organizaciones políticas de izquierda – desde ‘progresistas’ hasta comunistas’ – de 26 países de Latinoamérica. Un balance objetivo sobre la situación actual los miembros en sus respectivos países arrojaría un saldo negativo.

La única excepción sería México, pues allí gobierna desde diciembre del año pasado el “compañero” Manuel Andrés López Obrador, y su administración fue presentada en el evento como “una esperanza para la región”.

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, lo dijo fuerte y claro en el discurso de clausura: “Venezuela es nuestra más importante trinchera, la de frente, en la lucha contra el imperialismo”

A los participantes del XXV encuentro no les incomodó en lo más mínimo que el anfitrión de este año fuera un régimen dictatorial que pasa por una profunda crisis. Bueno, el año pasado tampoco les importó mucho que quién les acogiera fuera otro régimen dictatorial, el cubano.

Sin embargo, el año pasado Cuba anunciaba que estaba dentro de un proceso «esperanzador» de «reformas»; y ahora Venezuela es un cuerpo herido a media plaza: violación abierta y sistemática a los derechos humanos, destrucción de las instituciones democráticas, la expoliación.

Eso cuenta poco. Lo que importa es apoyar a los ‘compañeros’. La divisa parece haber sido: «Todos a la trinchera, a defenderla». De hecho, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, lo dijo fuerte y claro en el discurso de clausura: “Venezuela es nuestra más importante trinchera, la de frente, en la lucha contra el imperialismo”. Y dio a entender que, bajo ningún motivo la podrían perder.

El cubano viajó a Caracas exclusivamente para la ceremonia de cierre. A su lado estaba  el narcodictador Nicolás Maduro. La actual situación política de la izquierda en América Latina explica que el principal objetivo para la reunión haya sido la articulación.

Un programa de las luchas

Por primera vez en los últimos años el encuentro anual de FSP fue dominado por sesiones de trabajo. El primer día se inició con un diálogo de los partidos políticos del Foro con»las plataformas, articulaciones y redes del movimiento social y popular» de Latinoamérica. El propósito anunciado: «Elaborar un plan común de lucha».

Hubo reuniones con el Partido de la Izquierda Europea (PIE), así como – por separado –  con partidos de África, Ásia y «el mundo árabe».

El documento se “coloreó” con la agenda de género: se luchará de forma conjunta contra el patriarcado y “cualquier forma de discriminación por motivos de género u orientación sexual”

También sesiones con los diversos centros de estudios y escuelas de formación política de la región, y con “intelectuales y artistas”, con jóvenes, mujeres, afrodescendientes y «pueblos originarios». Cabe destacar una con legisladores de izquierda de por cuatro continentes. Parecen haber lanzado un arpón para transitar de lo regional a lo global.

¿El resultado? una declaración final que, en realidad, es una agenda de trabajo para los próximos 12 meses.

Vea usted: defensa irrestricta de la “independencia y soberania” de Venezuela y de Cuba -léase, de sus narcodictaduras – para romper la tentativa de “invasión” al primer país y el cerco económico “genocida” sobre el segundo.

Respaldar a los gobiernos de Evo Morales, para que se consolide la “democracia” con su reelección, y de Daniel Ortega, para neutralizar el intento de “golpe” que se opera en su contra.

Parar la “guerra judicial” lanzada contra sus líderes, especialmente en Brasil – ‘Lula’ – y Colombia – las FARC -, y garantizar el cumplimiento total a los “acuerdos de paz” firmados entre la narcoguerrilla y el gobierno de Juan Manuel Santos.

Frenar el avance de la “derecha fascista que promueve el odio y el exterminio social” y de “el imperialismo” global que impone la lógica “criminal” del “despojo, saqueo y explotación de nuestros territorios y comunidades”. La inmigración ilegal será defendida como derecho.

Y, por primera vez, el documento se “coloreó” con la agenda de género: se luchará de forma conjunta contra el patriarcado y “cualquier forma de discriminación por motivos de género u orientación sexual”. Los viejos comunistas “homofóbicos” perdieron la jugada.

Una enorme plataforma de articulación

Si a usted le parece que una declaración así tiene un alcance solo simbólico, vale la pena recordar lo que es el FSP. Se trata de la mayor plataforma de izquierda del continente.

Fue fundado en 1990 en la ciudad brasileña que le da nombre por el Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil y por el Partido Comunista de Cuba (PCC). O sea, por ‘Lula’ -con la mentora de su eminencia gris, el ya finado Marco Aurelio García- y Fidel Castro, con el objetivo de unificar la agenda y la acción de los partidos y organizaciones políticas de izquierda en Latinoamérica.

Nueve años después Hugo Chávez llegó al poder y consecutivamente, uno a uno, casi todos los países de la región se tiñeron de ‘rojo’. Los únicos países que ‘resistieron’ a la ‘ola roja’ fueron México (con los gobiernos del Partido Acción Nacional)  y Colombia (con las administraciones de Álvaro Uribe).

Según ‘Lula’ la plataforma fue un elemento clave para la expansión de los gobiernos socialistas y comunistas en la región a lo largo de tres lustros. Él mismo llegó al poder en Brasil en 2002 y los gobiernos del PT solo acabaron en 2016 con el impeachment de Dilma Rousseff.

Hubo – dicen ellos – una ‘ofensiva contrarrevolucionaria’ a partir de 2014: perdieron gobiernos y algunos de sus líderes fueron a parar tras las rejas por corrupción, como el propio ‘Lula’. El Foro asegura que sus líderes hoy son perseguidos por un ‘articulación global de la derecha’.

En su fundación, y durante algunos años cuando la entidad operó de forma relativamente discreta, uno de sus miembros eran las FARC, que operaban plenamente como narcoterroristas en Colombia y tejían estrechos vínculos con el PT y el PCC. Luego, con la llegada de las victorias electorales, especialmente las del PT en Brasil y divulgación pública del Foro, las FAC ‘salieron’ de la entidad en 2005.

Para algunos críticos de la organización, como Filipe G. Martins, asesor de asuntos internacionales del presidente Jair Bolsonaro, el Foro, más que una plataforma política, es una organización criminal, por sus vínculos con el narcotráfico y el terrorismo, que operó – y continua articulando – para convertir la región en un bloque socialista.

Y aunque ‘maltratado’ por la reciente onda “conservadora”, o mejor, “no izquierdista”… el Foro no está muerto.

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