El Papa ha advertido del «río de miseria» que golpea al mundo al tiempo que ha invitado a entender la plenitud de los tiempos desde la fe en la primera misa del año que ha celebrado en la Basilica del Vaticano.

«Donde no puede llegar la razón de los filosofos ni los acuerdos de la política, llega la fuerza de la fe que lleva la gracia del Evangelio de Cristo, y que siempre es capaz de abrir nuevos caminos a la razón y a los acuerdos», ha aseverado.

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Francisco, que ha renovado su llamamiento a «vencer la indiferencia que impide la solidaridad y salir de la falsa neutralidad que obstaculiza el compartir», ha explicado que «la plenitud de los tiempos no se define desde una perspectiva geopolítica».

«Se necesita, pues, otra interpretación, que entienda la plenitud desde el punto de vista de Dios. Para la humanidad, la plenitud de los tiempos tiene lugar en el momento en el que Dios establece que ha llegado la hora de cumplir la promesa que había hecho. Por tanto, no es la historia la que decide el nacimiento de Cristo; es más bien su venida en el mundo la que permite a la historia alcanzar su plenitud», ha añadido el Pontífice.

«Donde no puede llegar la razón de los filosofos ni los acuerdos de la política, llega la fuerza de la fe»

Francisco ha constatado en su homilía en la misa dedicada a la Virgen María, enmarcada en la cuadragésimo novena Jornada Mundial de la Paz, cuyo lema de este 2016 es «vence la indiferencia y conquista la paz», que la que venida de Dios al mundo «contrasta siempre con la dramática experiencia histórica».

Así, ha revelado que cada día se encuentran «signos opuestos, negativos», que hacen creer que Dios está ausente. «La plenitud de los tiempos parece desmoronarse ante la multitud de formas de injusticia y de violencia que hieren cada día a la humanidad», ha subrayado.

Por ello, el Papa se ha preguntado «cómo es posible que perdure la opresión del hombre contra el hombre, que la arrogancia del más fuerte continúe humillando al más débil, arrinconándolo en los márgenes más miserables del mundo». A continuación, se ha cuestionado «hasta cuándo la maldad humana seguirá sembrando la tierra de violencia y odio, que provocan tantas víctimas inocentes».

«¿Cómo puede ser este un tiempo de plenitud, si ante nuestros ojos muchas personas siguen huyendo de la guerra»?

«¿Cómo puede ser este un tiempo de plenitud, si ante nuestros ojos muchos hombres, mujeres y ninos siguen huyendo de la guerra, del hambre, de la persecución, dispuestos a arriesgar su vida con tal de que se respeten sus derechos fundamentales?», ha inquirido ante miles de fieles.

Sin embargo, ha aseverado que a pesar de todo ello «nada puede contra el océano de misericordia que inunda nuestro mundo». El Papa ha llamado a los fieles a cooperar con Dios «en la construcción de un mundo más justo y fraterno, en el que todas las personas y todas las criaturas puedan vivir en paz, en la armonía de la creación originaria de Dios».

Conquistar la paz

El Papa ha hecho un llamamiento a «conquistar» la paz en el mundo durante el ángelus, día de la solemnidad de Santa María Madre de Dios. Así, ha recalcado que la paz debe ser tanto «cultivada» como «conquistada». «Esto da lugar a una verdadera lucha, un comportamiento espiritual que tiene lugar en nuestro corazón», ha aseverado.

Además, ha advertido de que la indiferencia es la enemiga de la paz, porque hace pensar «solo en uno mismo, crea barreras, sospechas, miedos y cierres». Por ello, ha invitado a los fieles a los fieles a abrir los corazones para que se «despierte la atención por el prójimo».

Dios, enamorado del hombre

Francisco ha advertido de que con el Año nuevo «no cambiará todo» porque muchos problemas «permanecerán también mañana» pero ha subrayado que Dios está «enamorado del hombre» y jamás se cansa de intentar renovarle.

Durante su catequesis ha advertido de que la lluvia continúa de noticias hace que la gente se distraiga de la realidad y por tanto de lo que le ocurre a los demás.

«Dios pide entrar con delicadeza en nuestra vida, como la lluvia en la tierra para dar un fruto»

Por ello, Francisco ha llamado a los fieles a realizar un cambio en profundidad «con paciencia y amor» y ha avisado de que Dios «no promete cambios con la varita mágica». «Dios pide entrar con delicadeza en nuestra vida, como la lluvia en la tierra para dar un fruto», ha señalado en este sentido.

El Papa abrirá esta viernes por la tarde la Puerta Santa de la basílica de Santa María Mayor, una de las catedrales de Roma, en un acto que se enmarca en el Jubileo de la Misericordia.

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