La prensa “global” ha vendido a Boris Johnson como la espada de la vieja Europa que atenaza al statu quo progre-liberal, a quien todo el mundo le asocia con Donald Trump por llevar el mismo peinado.

Ahora bien, yo tengo una fe resuelta y el firme convencimiento de que es un títere del establishment progre-liberal, un actor que se ha vestido de conservador de la old school, para terminar erigiéndose en disidencia controlada, por las razones que, a continuación, voy a aducir.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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A modo de introducción, cabe hacer una distinción entre dos clases de Unión Europea. Por un lado, creo que está la UE económica y por otro, la moral o cultural, aunque ambas permanezcan unidas bajo un mismo cuerpo internacional.

La Unión Europea económica sería la de mantener un imperio, macroestado o potencia económica que pueda competir con Rusia, China y Estados Unidos en el mapamundi, sin ser relegada a una entidad de segundo orden en el tablero de Risk. Esa UE es la que yo defiendo y a la cual considero una negligencia renunciar.

Sí a un mercado común, no a la colonización ideológica. Volvamos a los orígenes de esta entidad, a su razón de ser

La Unión Europea moral o cultural sería la de homogeneizar ideológicamente a las naciones que la forman y presionar, como satélite de la ONU, a otras Patrias allende nuestras fronteras para someterlas al ideario de la corrección política. Esa UE que ha forzado a Irlanda a aprobar el genocidio del aborto y a asumir los dogmas de la ideología de género a todo el continente, en cambio, no me representa.

En síntesis o resumidas cuentas, estimo necesario conservar y fortalecer la unidad económica europea, pero devolviendo a los estados la soberanía moral, la independencia cultural. Las raíces de la Unión Europea están en la construcción de una comunidad económica y no de una unidad nacional, y es a eso a lo que tenemos el deber de retornar. Sí a un mercado común, no a la colonización ideológica. Volvamos a los orígenes de esta entidad, a su razón de ser.

Boris Johnson, seguramente, haya sido el ungido para mantener a Inglaterra dentro de la UE en espíritu, aunque no en cuerpo. Esto es lo que viene a ser una disidencia controlada

En cambio, Boris Johnson parece representar diametralmente lo contrario a lo que propongo. Ha logrado la independencia económica de Reino Unido, pero ya ha dejado claro que compartirá valores comunes con la Unión Europea (lo ha manifestado en su literalidad). En lo materialista, es un rebelde, pero en espíritu, que es lo que de verdad importa, se muestra como otro peón del sistema. Lo opuesto a lo que yo deseo para el viejo continente.

A esto, es preciso agregar que Boris Johnson no es un perseguido por el sistema como Donald Trump. Es alguien dado a compartir risotadas con iconos del establishment como Enmanuel Macron y Justin Trudeau. Alguien supuestamente tan hostil al poder “global” no es tan bien recibido por los sumos sacerdotes de la progresía internacional.

Albergo el firme convencimiento de que el establishment, viendo el clamoroso e irremediable apego al Brexit de la población de Reino Unido, ha bosquejado algo parecido a lo siguiente: “Otorguemos a Gran Bretaña la independencia económica, para contentar a su pueblo, pero conservemos sus principios morales alineados con los de la Unión Europea y el mundialismo”. Y Boris Johnson, seguramente, haya sido el ungido para mantener a Inglaterra dentro de la UE en espíritu, aunque no en cuerpo. Esto es lo que viene a ser una disidencia controlada.  

Estoy convencido de que se ha recurrido a la vieja estrategia hegeliana de tesis, antítesis y síntesis.

Ante la tesis de un Brexit y su antítesis (el antibrexit), se ha concluido con la síntesis de un Brexit económico, pero no ideológico, moral o cultural, que es lo que a los globalistas sistémicos realmente les preocupa. 

En otras palabras, ante la tesis de un brexiter duro como Nigel Farage y su antítesis (el europeísmo unitarista), el establishment ha nominado a Boris Johson para encarnar la síntesis.

Y por otro lado, estamos tipos como yo, versos sueltos que no nos dejamos seducir por los cantos de sirena mundanos, que renunciamos a la separación total con la UE que predica Nigel Farage, a la colonización ideológica que promueve la misma y a los falsos actores como Boris Johnson.

Sí a un mercado común europeo, no a la homogeneización moral de las Patrias que la integran.

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