La estrategia de defensa de Ábalos pasa por tratar de desacreditar las pruebas y criminalizar a la Guardia Civil. Asegura que en la documentación que le ha facilitado el Supremo aparece un oficio de la Guardia Civil donde se relata «tal cual» que seguían a Joseba Aguirre -por autorización judicial- que Aguirre le entregó a él una documentación que interceptaron y que en lugar de irse se quedaron esperando en la puerta de su casa hasta que se metió en su coche al que investigaron la matrícula.

Si Aguirre estaba siendo seguido con autorización judicial, ¿dónde está el presunto delito? Ábalos insiste en que la Guardia Civil le interceptó la correspondencia y le espió. Y no fue un acto aislado, sino que los agentes actuaban a las ordenes de la dirección de la investigación. Por eso recrimina a Marlaska que no hubiera sido más expedito para revisar y depurar cuando surgen indicios «claros» como este. Afirma que preguntó al ministro Marlaska en el Congreso si había sido espiado sin autorización judicial y que la única respuesta es que la policía judicial actúa a las órdenes de los jueces. «Faltaría más», señala el ex ministro.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.

Suscríbete ahora

Ábalos se presenta como víctima de un «grave delito» que supone un grave atentado contra la democracia. «¡Se estaba espiando a un cargo electo sin autorización judicial!«, señala escandalizado. «Y luego me preguntan si estamos en Venezuela…», apunta irónico.

La estrategia parece clara. Por una parte, desacreditar las pruebas para minimizar su impacto penal. Sin pruebas no puede haber condena. Pero por otra parte, criminalizar a la UCO que es quien está destapando todos los casos de corrupción del gobierno. Algo así como: «Marlaska, haz el favor de poner órden en los tuyos»

Por lo demás, ha negado que haya tenido enriquecimiento patrimonial, se ha mostrado muy tranquilo, ha señalado que habría aportado toda la documentación sin necesidad de que le «reventaran» la intimidad y ha negado que tenga ningún pacto con Koldo ni con el gobierno no con el PSOE. «No. Nada. Ni conversaciones. Cero». Eso sí, ha puesto de manifiesto el «extraño pacto» de la Fiscalía con Aldama -al que califica de «delincuente confeso» como el gobierno- cuya incriminación a medio gobierno le permitió la liberación en el mismo día. «Algo insólito», señaló.

Por lo demás, ha señalado que no piensa dejar el escaño porque -según él- as normas del PSOE exigen la entrega del acta cuando se pase a juicio oral, no con la mera imputación. «Si tanto nos gustan las normas, cumplamos las normas»…

Comentarios

Comentarios