Las Universidades deberían ser por su naturaleza fundacional, bastiones de la libertad de expresión. Profesores y alumnos observan la realidad como comunidad y la discuten en búsqueda de la verdad. Sin embargo, un sondeo publicado por ADF Internacional referido al Reino Unido revela que casi el 40% de los estudiantes admite quie siente temor de expresar sus opiniones y puntos de vista en el campus, porque podrían afectar de forma negativa a a sus oportunidades profesionales en el futuro.
Del mismo modo, más de un tercio reconoce que cada vez se da más la situación en que un acto o convocatoria es censurado por protestas de otros alumnos que no opinan igual, incluidos los de las sociedades de debate, basados en exponer argumentos a favor y en contra de un asunto normalmente de actualidad.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraRyan Christopher, director de ADF International en el Reino Unido defiende que “la libertad de expresión es la base de toda sociedad libre y democrática»y que, de todos los ambientes posibles donde se ejerce, «la universidad es donde los estudiantes deben tener libertad para debatir y explorar ideas, especialmente aquellas con las que no están de acuerdo».
En este sentido, Ryan denunca existen «políticas y prácticas institucionales» que pueden sugerir que algunas opiniones, que son incluso mayoritarias en la sociedad, «están fuera de los límites». A su juicio, «la censura actual en el campus puede convertirse fácilmente en cultura de cancelación [veto] en la plaza pública”.
Una encuesta sobre casos reales
Los resultados de la encuesta elaborada pro ADF son coherentes con una serie de denuncias legales contra universidades de todo el Reino Unido (Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte), acusadas de reprimir la libertad de expresión.
Es el caso de Julia Rynkiewicz, una estudiante de Obstetricia, a la que la Universidad de Nottingham perjudicó en sus opciones de comenzar su carrera laboral debido a su pertenencia a un grupo provida.
“Las universidades deben comprometerse a adoptar una diversidad de puntos de vista en todo el alumnado y se necesita desesperadamente una mejor orientación y formación. Como sociedad, no deberíamos aceptar que estudiantes se enfrentan a la exclusión social o incluso a medidas disciplinarias graves porque otros estudiantes o el personal no están de acuerdo con sus puntos de vista. Esa cultura va en contra del propósito mismo de la vida en el campus y la misión más amplia de una universidad”, concluye el abogado.