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Europa, sé tu misma… ¡ahora puedes!

O Europa es cristiana o no será.

O Europa es cristiana o no será.

Sorprende encontrar cómo tantas empresas, organizaciones, instituciones, incluso católicas, coronan orgullosamente sus webs con el anagrama de la Agenda 2030, esa que olvida a Dios, rechaza los valores tradicionales de la fe cristiana y reduce a la persona a simple marioneta de sus objetivos, a individuos, a meras huellas de carbono contaminantes.

Si ya, poco a poco, mientras andamos distraídos en la nada, la OMS avanza en su dictadura sanitaria, solo nos falta la diabólica Agenda 2030, versión actualizada de cualquier dictadura pagana, en cuyos postulados no aparece la palabra familia, promueve los anticonceptivos, el aborto y la eutanasia, desnaturaliza el matrimonio, alienta todo tipo de prácticas sexuales contrarias a la ley natural, niega el sexo biológico, favorece la inmigración descontrolada hasta la quiebra social, aspira a adoctrinar nuestras mentes, robarnos la libertad y obligarnos al pensamiento único.

Es una constante, desde que el mundo es mundo, que quienes se auto proclaman dueños de él, nos vendan que van a construir el paraíso en la tierra (recordemos los exterminios de la Revolución francesa y del pasado siglo, producto de filosofías ateas como el comunismo y el nazismo), pero realmente es una tirana imposición que solo pretende tenernos sometidos y obedientes y éste es el objetivo de la Agenda 2030 para el nuevo orden mundial, imperativo de los actuales mandatarios de la UE. La asunción e imposición de los 17 ODS será nuestra ruina espiritual y física.

Europa está enferma y debe volver a Dios.

Como dice el Padre Ángel Peña en su libro “¿Europa sin Cristo?“:

Los cristianos lucharon contra la crueldad y la inmoralidad, defendiendo en todo momento la vida y atendiendo con caridad a pobres, ancianos y enfermos. La labor de los cristianos fue un ejemplo para sus contemporáneos y, por ello, los admiraban y muchos se convertían a esta religión en la que veían valores morales, amor y caridad para todos. El impacto del cristianismo en la sociedad, sobre todo, a partir de la libertad otorgada por Constantino el año 313, fue enorme. La Iglesia fue la principal promotora de las obras de caridad, de progreso y de adelanto científico… para poder enmendar el rumbo y hacer de Europa un continente fuerte, Europa necesita a Cristo. Una Europa sin Cristo será como un árbol sin raíces o como una familia sin memoria histórica y sin identidad.

En las próximas elecciones europeas nos jugamos mucho. Apostemos por la libertad, por nuestra cultura basada en los valores tradicionales de la fe cristiana. Debemos considerarlo seriamente, no resignarnos ni dejarnos llevar por la comodidad. Por tanto, si Europa regresa a sus raíces, queda derogada la satánica Agenda 2030.

Gracia María Pellicer de Juan / Colaboradora de Enraizados

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