Monseñor Pablo Galimberti, obispo emérito de Salto ha publicado un artículo en el Diario El Pueblo de Ururguay en el que ironiza sobre la posibiildad de la existencia de un derecho a matar en relación con la propuesta de ley de eutanasia que se debate en el país.
Galimberti denuncia que en este debate se olvida «que el derecho a la vida continúa hasta la ‘muerte natural'» al tiempo que denuncia que «quien corta el hilo vital comete homicidio», aunque se haga «disfrazado de compasión».
El obispo emérito, de 79 años de edad, denuncia que «si se vota la propuesta ¡adiós a los abuelitos enfermos! La sociedad de consumo los condena. Un ‘calmante’ y te ‘desenchufamos’. Pero ‘te queremos mucho'», ironiza».
Para el prelado, la eutanasia «roba al enfermo el derecho a cerrar dignamente su peripecia humana: la despedida forma parte de cualquier ritual digno. ¿Qué pasa si echamos a la calle a un familiar “sobrante” ocupando un lugar en la casa?».
Los derechos humanos se reconocen, pero son inherentes al hombre
El obispo emérito de Salto recuerda que hay un error de fondo en el debate sobre la eutanasia que es necesario resaltar: «Algunos piensan que los derechos humanos son invento de legisladores. Se ‘reconocen’ y ‘explicitan’, pero son inherentes. Están en nuestro ADN desde que nacemos».
En consecuencia, «respetar un derecho no nace de una ley votada en el parlamento. El gravísimo error es pensar que los derechos los inventamos nosotros». En este sentido, recuerda que ya desde la Antigüedad, grandes pensadores como Sófocles hablaba de que existen «leyes que, aunque no están escritas, son eternas».
Por último, monseñor Galimberti recuerda que el catecismo de la Iglesia Católica dice que «una acción u omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y al respeto de Dios vivo, su Creador”.
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