El magma del malestar social bulle debido a la sensación creciente de que el Gobierno está aprovechando el estado de alarma y el arresto domiciliario generalizado para ir más allá de la ley y la moral pública en una deriva con tintes totalitarios francamente preocupante.
Ya nadie se acuerda de ‘Resistiré’ y apenas quedan ganas para jugar al veo veo de balcón en balcón. Después de que la opinión pública pesara más que la opinión del supuesto comité de expertos que el Gobierno oculta a la hora de permitir la salida de los menores a las calles, los horarios estabulados de paseos y deporte están sirviendo a los ciudadanos para expresar su descontento.
Ha sido muy comentada la inusitada presencia numerosísima de miembros de la Policía Nacional en un barrio de Madrid. ¿El motivo? No parece que haya uno claro. Lo que denuncian los vecinos es que fueron puerta a puerta buscando identificar a uno de esos cientos de vecinos que a lo largo y ancho de las calles de España han amenizado el momento de aplausos con música. Y lo localizaron.
La convocatoria no pretende nada espectacular, pero sí fundamental en democracia. Ni siquiera se trata de hacer ruido, sino simplemente, hacer notar la discrepancia con el Gobierno
Hasta donde uno llega, los agentes de la Policía no puden entrar en un domicilio sin una orden judicial o la certeza de que se está comentando en su interior un delito. Si hemos llegado al punto en que poner música desde un balcón merece reproche penal por mucho estado de alarma que se prorrogue, lo desconozco. Pero el hecho de que, como cuentan los vecinos, la llegada de la Policía Municipal hiciera que los nacionales abandonaran la zona puede ser una pista sobre un proceder que dista mucho de lo que la ciudadanía en general reconoce y agradece siempre a las fuerzas del orden.
Tanto es así que los vecinos se echaron a la calle cacerola en mano y luciendo los colores patrios, en una estampa inspiradora, pero más propia de regímenes totalitarios que de lo que se supone que es una democracia consolidada. Tal vez sea que el Gobierno busca precisamente transformar su poder constituido según las reglas que nos dimos, en un régimen de imposición ideológica y sumisión del disidente.
No ha corrido menos que la pólvora la historia del motorista al que la Policía no dejó seguir su camino al trabajo porque llevaba una bandera o de la señora que, volviendo de hacer la compra con una bandera en la bandeja trasera del coche, fue multada.
El hartazgo es notorio. Hasta el punto de que, más allá de las convocatorias de movilizaciones realizadas por rostros conocidos como Alvise Pérez en el pasado o Vox para el próximo 23 de mayo, empiezan a circular mensajes que llaman a salir a pasear con bandera y mascarilla, como el realizado por un ciudadano de otro distrito de la capital, para el próximo 16 de mayo.
El mensaje, que circula por WhatsApp, considera las restricciones de circulación impuestas por el Gobierno «una manera de seguir manteniéndonos en casa callados y sumisos ante la pésima gestión de nuestros gobernantes» y critica que se prive a los ciudadanos del derecho «de expresar nuestra indignación o descontento».
«Pasea tu bandera, porque tienen miedo a que no lo tengamos». Ese es tal vez que guijarro que hace falta voltear sobre la cabeza hasta lanzarlo con acierto a la testa del Goliat gubernamental
La convocatoria no pretende nada espectacular, pero sí fundamental en democracia. Ni siquiera se trata de hacer ruido, sino simplemente, hacer notar la discrepancia con el Gobierno «respetando escrupulosamente los horarios, las distancias de seguridad», describe su autor. «De esta manera no se me podrá privar de mi paseo ni de portar mi bandera, y además no podrán amenazarme por incumplir norma alguna». Se trata, insiste, de dar una respuesta cívica «sin saltarte ninguna norma para no dar motivos a la Policía de que actúen para ‘minimizar el clima contrario a la gestión de crisis de gobierno'». Léanlo por sus propios ojos:
Nuestro barrio/distrito ya ha sido ejemplo de solidaridad para muchos españoles con el apoyo a nuestros sanitarios en los balcones, y de disconformidad con el Gobierno con las grandes caceroladas que hemos vivido en estas últimas semanas.
Como estamos viendo en otros distritos de Madrid, se nos está privando de nuestro derecho de expresar nuestra indignación o descontento con la excusa de incumplir las restricciones a la circulación impuestas desde el Gobierno. Pero todos sabemos que es una manera de seguir manteniéndonos en casa callados y sumisos ante la pésima gestión de nuestros gobernantes.
Por ello, este sábado 16 daré mi paseo habitual de la tarde a las 20.30h desde la gasolinera Repsol del final de Costa Brava hasta la siguiente rotonda en Calle Senda del Infante, pero esta vez lo haré con mi Bandera. Lo haré sin incumplir ninguna ley, es decir respetando escrupulosamente los horarios, las distancias de seguridad y no me pararé a saludar a la gente conocida. Además iré con mi mascarilla para evitar cualquier tipo de contagio.
De esta manera no se me podrá privar de mi paseo ni de portar mi bandera, y además no podrán amenazarme por incumplir norma alguna.
Si eres vecino de Mirasierra, Montecarmelo o Arroyofresno, te invito a dar un paseo por las rectas de Arroyofresno solo o con tu familia, con tu bandera o tu letrero, pero sin saltarte ninguna norma para no dar motivos a la Policía de que actúen para “minimizar el clima contrario a la gestión de crisis de gobierno”. Tenemos que volver a ser ejemplo para el resto de España.
Pasea tu bandera, porque tienen miedo a que no lo tengamos, pero sobre todo, POR ESPAÑA!
«Pasea tu bandera, porque tienen miedo a que no lo tengamos». Ese es tal vez que guijarro que hace falta voltear sobre la cabeza hasta lanzarlo con acierto a la testa del Goliat gubernamental desde los balcones a las calles y de las calles a las plazas.
Ha comenzado la #FaseLibertad y la buena noticia es que no depende de unos expertos desconocidos, tal vez inexistentes, sino de la determinación de los españoles para enarbolar la bandera roja y gualda, la que simboliza la unidad y la libertad de todos nuestros compatriotas.
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