El pasado 21 de noviembre se efectuó en Colombia el llamado “paro nacional”, promovido por muy diversas fuerzas que exigían cosas tan dispares como la aplicación de la ideología de genero en los acuerdos de paz con las FARC hasta la renuncia del presidente Duque por un supuesto “paquetazo” que se traducía en una serie de reformas fiscales que no existen ni están en trámite en el Congreso, pero para evitar que se produzcan había que denunciarlas y pedir la renuncia del presidente.

La manifestación y bloqueo de calles se hizo a nivel nacional el 21 de noviembre, fue poca la gente que salió, apenas 230.000 en todo el país (considérese que la Marcha Nacional por la Vida convoco en mayo a 512.000 personas),  pero terminaron de manera violenta  las movilizaciones , destruyeron decenas de estaciones de Transmilenio (servicio de transporte publico),  y de otros bienes públicos y privados.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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El viernes 22 siguieron las protestas con grupos ya menos numerosos, pero más violentos, que asaltaron más estaciones de Transmilenio y cometieron actos de pillaje y vandalismo en propiedad pública y privada, especialmente en Cali y Bogotá.

La idea era seguir el libreto de Chile y colocar al gobierno contra las cuerdas.

Los actos violentos crecieron ese viernes por la noche, pero la población reaccionó y apoyó a sus Fuerzas Armadas y de Policía, e inclusive se armaron con palos para defender sus casas y comercios. El resultado fue que para el sábado ya había un repudio general al paro por parte de la población, y esta quedo solo apoyada por los grandes medios de comunicación liberales y de izquierda. La siguiente semana intentaron hacer más movilizaciones, pero cada vez más diluidas.

El gobierno del presidente Duque, de manera muy hábil, abrió mesas de diálogos nacionales en donde se incluía no solo a los promotores del paro sino a todos los sectores de la sociedad. Esto debilitó a la minoría promotora del paro que  amenazó con acciones masivas de protesta que no han ocurrido, pues para esta segunda semana de diciembre el tal paro nacional no existe, a pesar de que sus promotores dicen que está vigente y que continuara hasta enero.

Se ha conocido a través de las denuncias de la vicepresidente de Colombia Martha Lucia Ramírez, que existe un fuerte apoyo financiero y logístico al paro de parte de los gobiernos de Venezuela, Rusia y Cuba. De hecho, se expulsó a más de 50 venezolanos promotores de la protesta.

Esto deja en evidencia que el paro nacional de Colombia obedeció mas a una estrategia internacional de la izquierda que buscaba desestabilizar al país en línea con lo ocurrido a los demás países de la región, aprovechando los problemas locales, que sin embargo no lograron movilizar a la población como pretendían.

Esto no quiere decir que el rotundo fracaso que han sufrido, desaliente a estas fuerzas;  por el contrario, si no se logra neutralizar a las mafias del narcotráfico encabezadas por las FARC y el ELN a través de la reducción las áreas de cultivos ilícitos, y además neutralizar  su accionar delictivo, las movilizaciones violentas seguirán dándose.

Sin embargo, la gran diferencia de Colombia frente a sus vecinos, es que aquí la población sabe, por que ha sufrido en carne propia, lo que en realidad trae la demagogia de la izquierda y no quiere eso.

Con toda seguridad el próximo año será decisivo en las definiciones frente a esta agresión de la izquierda internacional que busca tomar el país.

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