Fecundación artificial.
Fecundación artificial.

* Por Jorge Nicolás Lafferriere

Entre las más recientes novedades en materia de Fecundación in Vitro (FIV) se encuentra la aplicación de técnicas de “inteligencia artificial” a la selección de embriones.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Harrison.ai es el nombre de la empresa que, según afirma en su página web, en alianza con “Virtus Health Limited” (el mayor proveedor de técnicas de FIV del mundo), ha desarrollado, validado y desplegado un sistema de aprendizaje virtual (deep learning model) llamado ‘IVY’ que predice la probabilidad de un embarazo a partir del análisis de videos sobre la incubación del embrión.

IVY es una tecnología que tiene patente en trámite y que, afirman los creadores, habría incrementado la tasa de éxito en la técnica FIV en más del 30%. Sostienen que la tasa de éxito de un embriólogo promedio para seleccionar un embrión es del 65% mientras que con la técnica IVY se afirma que esa tasa ascendería a 93%.

El sistema se construyó a partir del análisis de miles de videos sobre la evolución de embriones, buscando patrones sobre su desarrollo y comparando información, incluyendo los resultados de los embarazos.

En diciembre de 2019, se informó que la empresa obtuvo financiamiento por 29 millones de dólares de fondos como Blackbird Ventures, Hong Kong’s Horizons Ventures, Kim Jackson’s Skip Capital y Ramsay Health Care.

Problemáticas bioéticas

Las técnicas de fecundación artificial extracorpóreas, además de los problemas de fondo que se vinculan con la separación entre procreación y unión sexual, conllevan casi inexorablemente la selección de embriones humanos, pues para aumentar las tasas de éxito, se suelen fecundar más óvulos que los que serán transferidos. Esos embriones generados in vitro son evaluados por un análisis “morfológico” o “genético” (Diagnóstico Genético Preimplantatorio) para determinar cuáles son los más “aptos” para la transferencia. En este caso, la técnica IVY pretende mejorar ese análisis morfológico para determinar los “puntajes” que se asignan a cada embrión. Es un procedimiento llamado embryo scoring.

Estas aplicaciones biotecnológicas profundizan la lógica de fondo que cosifica al embrión humano. La vida humana es vista como mero material biológico disponible, que puede ser clasificado conforme a sus datos biológicos. La selección de embriones genera problemas por el descarte de los embriones que no son “aptos”, lo que afecta el derecho a la vida. También se viola la igualdad, por la discriminación que significa clasificar los seres humanos en aptos y no aptos.

En definitiva, ante la creciente capacidad de manipulación de embriones humanos sin el adecuado respeto a su dignidad y su vida, es necesario adoptar medidas de fondo sobre la FIV.

Por cierto, esta aproximación crítica no significa rechazar los enormes beneficios que la inteligencia artificial puede traer cuando se aplica en la medicina, en campos como la prevención de enfermedades, la detección temprana de síntomas, la definición de los mejores criterios terapéuticos y otros enormes beneficios. Pero ese potencial terapéutico tiene que ir enmarcado en el reconocimiento de la inviolable dignidad de cada ser humano, desde el primer momento de su existencia.

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