El problema de la mentalidad anticonceptiva es uno de los más grandes y urgentes que enfrentamos en nuestra sociedad. Sin embargo, no se trata únicamente de un asunto de preferencias personales, sino de un fenómeno mucho más profundo que está envenenando nuestra cultura. Este tipo de mentalidad no solo lleva a la aceptación de métodos anticonceptivos, sino que se extiende hacia el aborto, el embarazo precoz, y, lo que es aún más devastador, una visión distorsionada de la sexualidad humana y el amor. La mentalidad anticonceptiva reduce el valor de la vida a un mero objeto de placer que puede ser controlado, pasando por alto la dignidad que tenemos como personas.
Muchos de nosotros lo hemos visto en nuestras comunidades: embarazos “inesperados” celebrados, pero a menudo bajo la sombra del juicio y la incomodidad. Sin embargo, los problemas más profundos no son siempre los que más visibilidad tienen, como en el caso de los embarazos adolescentes, y a veces dentro de la mismas parroquias o movimientos, pues caen redonditos en la trampa de una educación sexual ideologizada que se ve como algo inofensivo, pero que está cimentada en una mentalidad que solo busca alejar a las personas de la verdadera finalidad de la sexualidad: el amor profundo y generoso entre seres humanos.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraY si este problema es tan visible a nivel de los jóvenes, ¿por qué no lo vemos también reflejado en otros sectores de nuestra sociedad? Si bien atacamos con fuerza a los médicos que promueven estos enfoques, a los jóvenes que se dejan engañar por ellos, y a los padres que no educan a sus hijos de manera firme, ¿qué estamos haciendo con los entornos más cercanos a nuestros hijos? ¿que sabemos de lo que piensan los padres de los compañeros de nuestros hijos? ¿que piensan los profesores? Y vamos un poco más allá… ¿Que piensan los agentes pastorales de la parroquia donde nuestros hijos van a la catequesis?
En Paraguay, un país que se caracteriza por su fuerte postura provida, hemos realizado un estudio innovador y de altísimo impacto para abordar este problema desde su raíz. Este estudio no es una gran investigación costosa o compleja, sino algo sencillo, accesible y de un alcance que puede colaborar significativamente a cambiar el rumbo de una comunidad y civilización. En este estudio, realizado a 43 agentes pastorales, descubrimos que la mentalidad anticonceptiva ha penetrado profundamente en las mentes de aquellos que deberían ser los primeros en defender la visión integral de la persona humana. En particular, el 40% de los encuestados se mostró alineado con respuestas alejadas de la bioética personalista en relación con la abstinencia antes del matrimonio y la anticoncepción dentro del matrimonio.
El estudio, aunque breve y modesto, nos ofrece una respuesta contundente: el problema está presente, está penetrando cada vez más en los sectores que deberían ser los bastiones de la defensa de la dignidad humana, y es urgente abordarlo con acción concreta.
Lo que muestra este estudio no es para nada un juicio negativo hacia los agentes pastorales, quienes con sus virtudes y limitaciones, han decidido servir fielmente a Cristo. Más bien, se trata de una llamada de atención, un espejo de la realidad de nuestra sociedad y, más específicamente, de nuestras parroquias. Si esta mentalidad ya ha calado tan profundo en los agentes pastorales, ¿qué nos hace pensar que no está igualmente infiltrada en otros sectores de nuestro entorno?
El estudio es una invitación abierta a reflexionar, a cuestionarnos cómo los valores fundamentales de la vida humana, que la Iglesia y la tradición cristiana nos han transmitido, se están erosionando desde adentro. La batalla no está sólo afuera; también está en nuestros propios hogares y en los corazones de aquellos a quienes confiamos la formación de nuestra fe y moral.
Si este pequeño estudio realizado en Paraguay revela una verdad tan incómoda, es vital que todos nosotros, especialmente aquellos involucrados en la educación, formación y liderazgo de nuestras comunidades, tomemos acción ahora. ¿Cómo está la situación en tu comunidad? ¿Cómo están los catequistas de tu parroquia? ¿Qué piensan los padres de tus hijos o los profesores que los educan?
Haz la medición. No dejemos que la ignorancia o la complacencia nos cieguen ante la realidad.
Si te atreves a mirar de frente este problema, a enfrentarlo con valentía y compromiso, te invitamos a realizar un estudio similar en tu propia comunidad. Con una pequeña encuesta, podrás conocer el alcance de la mentalidad anticonceptiva en tu entorno. Y si te sientes llamado a tomar acción, estamos aquí para ayudarte. Juntos, podemos construir una civilización más humana, más amorosa y más fiel a la dignidad de la vida humana.
Para más detalles sobre cómo realizar este estudio y obtener herramientas para abordarlo de manera efectiva, visita nuestro artículo principal y únete al cambio.
La verdadera batalla comienza ahora.
Marcos León