El PSOE trata de digerir la derrota madrileña con el estómago apretado. “El que se aflige se afloja”, argumentan desde la dirección. Así que toca aguantar y esperar tiempos mejores. De momento, tratar de controlar daños: adjudicar a Gabilondo la máxima responsabilidad, forzar la renuncia del hasta ahora secretario general del PSOE madrileño, José Manuel Franco y expedientar a Leguina y Redondo por apoyar a Ayuso.
Prietas las filas, toca afrontar la batalla interna andaluza. Porque Susana Díaz aprovecha la debilidad de Sánchez para disputarle a su candidato, Juan Espadas, actual alcalde de Sevilla, la candidatura a la presidencia de la Junta.
Le crecen los enanos. Así que Sánchez advierte que no piensa adelantar elecciones, que es lo mismo que decir «quietos todos que quien se mueva no sale en la foto». Porque sólo hay algo seguro además de la muerte y los impuestos: que Sánchez convocará elecciones cuando maximice su posición electoral.
No son buenos tiempos para la izquierda, aunque la política es una carrera de fondos y dos años son una eternidad que puede cambiarlo todo. Dentro de dos años Ciudadanos será historia; Arrimadas quizás regrese a la consultoría, Bal fichará por algún gran despacho de lo Contencioso y Villacís encontrará cobijo en el PP.
Si Casado no es capaz de leer que la victoria se debe al desparpajo de la candidata en su crítica a la izquierda y en el entendimiento soterrado con Vox, es que no habrá entendido nada
Podemos estará hecha jirones con una guerra abierta entre Yolanda y Belarra-Montero. El mismo ‘Billetero’ reconoce que “no pudimos asaltar los cielos”… De momento ya trascendió el audio de la número 3 de Unidas Podemos, Vanessa Lillo: “Sois unos ratas”. El ‘buenrollismo’ es el emblema de la izquierda radical. Su guerra de egos tras la salida del ‘macho alfa’ aglutinador va a ser de palomitas…
Enfrente, su antiguo ‘amigo’, Iñigo Errejón, tratará de recoger los restos y convertirse en una alternativa real. Tiene más -mucho más- sentido común. Pero carece del carácter necesario para coser tanta confluencia cainita. En resumen: salvo milagro no es de esperar una nueva primavera para la izquierda radical.
Lo interesante se encuentra en el manejo de la victoria por la derecha. Si el desánimo es mal consejero, el entusiasmo tampoco rige bien la voluntad. Si tras las victoria exultante Casado le regala a Sánchez el control judicial, habrá hecho un pan con unas tortas. Si Casado no es capaz de leer que la victoria se debe al desparpajo de la candidata en su crítica a la izquierda y en el entendimiento soterrado con Vox, es que no habrá entendido nada.
Por su parte, Vox no tiene más alternativa que seguir ‘picando piedra’ en su estrategia de voto obrero: discurso económico, seguridad y lucha contra la inmigración ilegal. El resultado no será espectacular. Pero Le Pen no ganó las elecciones a la primera. Y la alternativa de vender que son ‘el PP de siempre’ ya está fuera de stock.
El anzuelo del pescador
¿Productividad del CIS? El CIS del ‘tabernario’ Tezanos recibirá un bonus de 168.340€ por su productividad. ¿Equivocarse más que una escopeta de feria lleva premio?, ¿Insultar a la mayoría de españoles es motivo de bonus?
ERTEs prorrogados. Nueva prórroga de los ERTEs hasta el 30 de septiembre. Como consumen paro, el impacto para las cuentas públicas es bajo. Sobre todo con la expectativa de poder levantar esas actividad en septiembre. ¡Ojalá! Porque son 600.000 españoles que aunque no estén en paro, la realidad es que no están trabajando. Y los paréntesis no pueden ser eternos.
Supremo, encendido. La dejación de funciones del Gobierno es de nota. Ante la ausencia de ley de pandemias o plan B, endosa al Supremo la responsabilidad de validar o no las medidas que tomen las autonomías. El Supremo advierte que no son ejecutivo y que el decreto del gobierno tiene “problemas de constitucionaidad”. ¡Zasca!
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