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La tercera no fue la vencida

Vladimir Putin, presidente de Rusia.

Vladimir Putin, presidente de Rusia.

La auténtica verdad no reside en los hechos – si es que reside en algún sitio- sino en los matices. John Le Carré

Subió al avión, esperaba que fuera un vuelo sin turbulencias y al menos cerrar los ojos. No había dormido bien la noche anterior. Después de despegar empezó a sudar, pensó que era la calefacción que estaba demasiado alta, pero ningún otro pasajero se mostraba alterado. El corazón le latía cada vez más rápido, le costaba trabajo respirar, intentó ponerse de pie. Un miembro de la tripulación vio que convulsionaba. ¡Aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Omsk! Era el 20 de agosto de 2020. 

Alexander Litvinenko, Sergei Skripal y Alexei Navalny, además de ser nombres rusos, ¿sabe que tienen en común? Los tres fueron envenenados con Novichok, un arma química militar desarrollada en la década de los 60 por la URSS, este agente químico que puede causar la muerte en dos minutos. 

Gracias a la rápida reacción del piloto y del equipo de Navalny, el opositor ruso está vivo. Los primeros días fue tratado en un hospital ruso donde no se detectó nada raro, pero después de la presión internacional lo trasladaron a Berlín. Ahí los médicos encontraron rastros del agente neurotóxico Novichok. 

Aquí se pone interesante la historia, puesto que comenzaron las acusaciones del Gobierno Alemán, las contestaciones del Gobierno Ruso diciendo que “no tiene acceso a estas sustancias” y aseguró que entregaron “todas sus armas químicas bajo el control de observadores internacionales”, incluso Maria Zakharova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Moscú aseguró que el gobierno alemán no tenía pruebas.  

La última vez que hubo un supuesto envenenamiento por Novichok en Londres (Skripal, 2018) Theresa May consiguió la unidad del bloque europeo para sancionar a Rusia. En esta ocasión sucedió lo mismo, sólo que ahora como líder del bloque está la Canciller Ángela Merkel y el paquete de sanciones afecta directamente al círculo más cercano de Putín. Éste incluye la congelación de los activos que los sancionados puedan tener en la Unión Europea y la prohibición de viajar a territorio comunitario. 

Tras meses de recuperación en Alemania, el líder de la oposición rusa, Alexei Navalny, afirma no tener dudas de que bajo las órdenes de Putin, intentaron matarlo por ser un personaje “incómodo” para el gobierno, por denunciarlos por corrupción, prevaricación restricción de derechos y totalitarismo. 

La pregunta como siempre es, ¿quién se beneficia de la muerte del opositor de Vladimir Putin? ¿el propio Putin u otros países de la comunidad internacional? En caso de que el servicio secreto ruso lo hubiera hecho, ¿serían tan torpes como para utilizar una sustancia que los incriminara directamente por tercera vez?

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