El activismo judicial de las cortes en Colombia sigue desbocado. No paran en su proceso de destrucción del país.
Las recientes sentencias de la Corte Suprema y del Consejo de Estado que no solo dejaron en libertad sino que posesionaron como Representante a la Cámara al jefe guerrillero de las FARC alias Jesús Santrich, quien esta acusado de grandes negocios de narcotráfico con pruebas contundentes, dejaron al descubierto el grave error que cometieron pues se ha fugado del país y actualmente se desconoce de su paradero.
Lo mas probable es que este en Venezuela bajo la protección del régimen de Maduro o que ya se encuentre en Cuba. Paradójicamente ante el escandalo la corte ha dictado orden de captura y se ha emitido además una circular roja de Interpol para todas las policías del mundo que no será muy acatada ni en Cuba o Venezuela.
Después de estos graves hechos que serian dignos de una comedia de humor si no fueran tan graves, la Corte Constitucional ha emitido dos polémicas sentencias más, que se suman a su larga lista de sentencias fruto de su activismo judicial que no respeta en lo más mínimo ni la letra ni el espíritu de la Constitución que se comprometió a defender y preservar.
En efecto la Corte Constitucional ha dictado sentencia favorable al consumo de drogas en lugares públicos, bajo el argumento del libre desarrollo de la personalidad, dejando así los parques para los drogadictos, impidiendo a las familias y sus niños usarlos para su recreación.
No contenta con esto ha emitido una nueva sentencia que permite el uso de los fetos abortados para ser usados en investigaciones o aquello que contribuya al beneficio de la “humanidad”. Esto con toda seguridad permitirá la comercialización de órganos de fetos abortados como se hace en los Estados Unidos , que ha causado ya un grave escándalo.
Esto derramó la copa. Es urgente que se reforme la Justicia del país, que se ponga un alto a este gravísimo activismo judicial de las cortes que nos tiene al borde la anarquía pues entrega a Colombia a las mafias del narcotráfico y a las locuras que promueve la izquierda progresista en el mundo.
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