Recuento electoral. /EFE
Recuento electoral. /EFE

A casi todos los lectores les resultará familiar la fábula de la Mentira que se cruza con la Verdad y la invita a darse un baño en un río cercano. La Verdad duda, pero finalmente accede y se desnudan las dos para introducirse en el agua. Al cabo del rato, la Mentira aprovecha un descuido de la Verdad para salir rápidamente del río, vestirse los ropajes de la Verdad y huir. Ésta se da cuenta al poco tiempo, cuando sale del agua y no encuentra su ropa. Desde entonces, la Mentira vaga por el mundo vestida de Verdad, mientras que la Verdad lo hace desnuda, escandalizando a muchos. «Es así como, aún hoy en día, muchos prefieren aceptar la Mentira disfrazada de Verdad antes que la Verdad al desnudo», concluye la fábula.

Les cuento otra pequeña anécdota que, aparentemente, no tiene que ver con lo anterior. Dicen los veterinarios que nunca hay que cortarles los bigotes a los gatos. Por lo visto, son como su “radar”: les sirven para detectar vibraciones, movimientos y cambios de presión, para medir distancias y hasta indican el estado de ánimo del felino. Sin ellos, el animal se siente completamente desorientado y confundido.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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El “radar” de un hombre es su capacidad de discernimiento, su espíritu crítico, su facultad para identificar lo que está bien y lo que está mal. Básicamente, si es capaz de distinguir cuándo le están contando una trola, un bulo, o no. Si se la están metiendo doblada, vaya, como dicen algunos. En el momento en que a ese hombre le atrofias su capacidad para cuestionarse las cosas, el mundo que le rodea, tendrás a un perfecto aborregado que necesitará consultar continuamente la opinión de la mayoría antes de formar la suya propia. Será un gato al que le han cortado los bigotes.

El miedo a quedarse solo o en minoría es un arma poderosísima en manos de los tiranos para controlar a las masas

Un hombre con esa capacidad de discernir amputada, y perezoso para pensar, si además es cobarde para enfrentarse a lo políticamente correcto, se convertirá en un fanático esbirro del pensamiento imperante. El miedo a quedarse solo o en minoría es un arma poderosísima en manos de los tiranos para controlar a las masas.

Por eso es importante tener claras las ideas. Y discernir. Y no quedarse en la apariencia externa de las cosas, en los ropajes que visten esos ideales. Porque anda la Mentira disfrazada grotescamente de Verdad y engaña a muchos.

Lo vemos, por ejemplo, en política, donde numerosos votantes son fieles a unas siglas antes que a sus propios principios. “Es que tal o cual partido siempre ha sido el de derechas, o el de izquierdas”, te dicen. “Es que tal político parece el más moderado”, argumentan. Y la formación política en cuestión, lenta pero inexorablemente, ha ido asumiendo postulados que le eran extraños con tal de granjearse más votos. Y ahí tienes a sus votantes de siempre, fieles a las siglas, como si fuese una cuestión de honor y de conciencia, como si votar a tal o cual partido fuese una materia poco menos que de fe.

¡Discernid! Y valentía. Es mejor permanecer solos en la Verdad que acompañados en la Mentira.

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