Los zarpazos de la vida enseñan más que muchos estudios de posgrado...
Los zarpazos de la vida enseñan más que muchos estudios de posgrado...

No todo se aprende en los libros, no siempre se llega a lo más profundo del saber sumergiéndose en los ríos de tinta. Existen sabios ilustrados ignorantes en la vida y gente aparentemente cateta con la que se aprende más con ellos en una charla que en un aula Magna de Universidad. Ya escribió Miguel Delibes en El Camino que había gente que pese haber estudiado catorce años no sabía nada de la realidad.

Personas anodinas sin conocimiento del amor, de la muerte, de sufrir, de vivir. Coexistimos en un mundo de analfabetos emocionales porque -como dice Goleman- en ocasiones, hay intelectuales que se encierran en su caverna del pensamiento sin mostrar empatía por el prójimo.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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No escribo desde la Torre de Marfil, lo hago por mi propia experiencia. La vida me ha enseñado más que cualquier historia interminable. Sí que es cierto que el empaparme de determinados contenidos me ha ayudado a afrontar circunstancias concretas, pero la puntilla fueron esos episodios que me marcaron, esas alegrías estimulantes y ese sufrimiento ensangrentado. Por más que leyera de la muerte sobre el papel, cuando mi madre se fue a la casa del Padre aprendí lo que era de verdad que la piel se helara y el corazón dejase de latir. Me di cuenta de que tienes que disfrutar de la gente que te rodea porque nunca sabes cuando va a ser el último abrazo. Qué lección…

Enseñanza como la de que el mal existe. El otro día el Papa Francisco nos advertía de la existencia del demonio y puedo confirmar su presencia. Los días me han mostrado que hay mucha gente que pone su propio beneficio por delante de cualquiera, y qué mayor mal hay que el egoísmo. Los tiranos encuentran en la supervivencia el pretexto para hacer el mal. Cuando uno lee historias sobre villanos no alcanza a comprender que esos individuos existen y que defender al mundo de sus cábalas constituye el mayor acto de heroísmo. He conocido gente que era más macabra que cualquier antagonista de cualquier historia. Memorias románticas que jamás tampoco llegan a calcar lo que se siente de verdad cuando conoces al amor de tu vida.

Lee, báñate en los mejores relatos, pero sobre todo, vive, así es como de verdad tendrás cosas que contarle a tus hijos.

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