Cristina Almeida, en La Sexta.
Cristina Almeida, en La Sexta.

El rey Enrique III de Francia disponía de una guardia personal formada por cuarenta y cinco hidalgos pobres que le eran absolutamente fieles y a lo que encargaba todo tipo de canalladas, como el asesinato de los hermanos Guisa en diciembre de 1588. Alejandro Dumas les dedicó una de sus novelas.

Hoy que el poder reside más que en la espada en los medios de comunicación, esos sanguinarios ‘cuarenta y cinco’ son ciertas cadenas de televisión, que manipulan, mienten y difaman en favor del Gobierno de Pedro Sánchez. Sin duda, la primera en furia y crueldad al servicio de su señor es La Sexta. El Lunes de Pascua (13-4-2020) Helena Resano dijo en su ‘informativo’ que las muertes “caen” a 517 cuando el número total de fallecidos sube de 16.972 registrados en el Domingo de Resurrección a 17.489. La periodista pasó a las noticias sobre los fallecidos después de más de veinte minutos de piezas sobre las mascarillas, ruedas de prensa de ministros, levantamiento del confinamiento para niños…

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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En la misma cadena, la noche del sábado 12, Iñaki López recuperó a la parlanchina Cristina Almeida. Fue la primera vez que la veterana abogada comunista, hija y sobrina de jerifaltes franquistas de su Badajoz natal, aparecía en La Sexta, donde tuvo una interpretación que, gracias a las redes sociales, ha quedado para la historia de la infamia.

El 6 de marzo, Cristina Almeida afirmó que el “virus del machismo” es “más peligroso, más nocivo y más desigual que el corona virus”

En el programa matutino del viernes 6 de marzo, García Ferreras le preguntó a Almeida si iba a asistir a la manifestación feminista del domingo 8, a pesar del riesgo de contagio del corona virus. Para refutar a quienes aseguran que “No se avisó” de la pandemia y que por tanto, nadie es responsable, recordemos la situación.

La OMS había advertido al mundo el 24 de febrero que se preparase para una potencial pandemia y El País había publicado el aviso en su portada del día siguiente. Se habían suspendido el Mobile World Congress en Barcelona y el Carnaval en Venecia. El 2 de marzo, el  Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, dependiente de la UE, difundió un informe en el que recomendaba a los Gobiernos la prohibición de manifestaciones y actos multitudinarios, aunque el de Sánchez silenció el documento y alentó las manifestaciones. El 4 de marzo, el Gobierno italiano (de izquierdas) ordenó el cierre de las escuelas y las universidades para detener la expansión de contagios. El 6 de marzo, los fallecidos en Italia superaban los 50 y en España eran cinco.

Esta hija de franquista extremeño ignoró los hechos sobre la pandemia, como los avisos de la OMS y la clausura del Carnaval de Venecia

Entonces, Almeida pronunció sus perlas de inteligencia y sensatez: “Hombre, claro que voy a ir”; “No va a ser segura (la manifestación) porque no es segura ni la calle”; “No me importa arriesgarme porque es una reivindicación que va mucho más allá del riesgo personal». Y para concluir su arenga, incitada por Ferreras: “Hemos tenido un virus durante siglos que ha sido el machismo y, como lo seguimos teniendo, es mucho más peligroso, más nocivo y más desigual que el coronavirus. Por tanto, os llamo para irnos a la manifestación el 8 de marzo”.

Los días 7 y 8 hubo 55 manifestaciones feministas y a partir del lunes 9, cuando ya la pandemia era inocultable, se sucedieron los cierres de colegios y guarderías, se suspendieron los vuelos entre Italia y España, las Cortes y el Tribunal Constitucional suspendieron su actividad y el 14 de marzo entró en vigor el estado de alarma.

Si usted hubiera alentado la asistencia a tanta manifestación, se sentiría avergonzado, ¿verdad? Seguramente, se quedaría callado en su casa, sin atreverse a coger el teléfono y cuando se enterara de la infección de alguien de su círculo cercano empeoraría su estado de ánimo.

Iñaki López invitó a Almeida a su programa, donde le dejó hablar de torrijas, pero no le preguntó si se arrepentía de su invitación al 8-M

No es el caso de Cristina Almeida, miembro destacado de la clase moralmente superior. Reapareció desde su casa en el Sábado de Gloria, pizpireta como es ella a sus 76 años y no sé cuantos kilos. Explicó que una vecina le había regalado “dos torrijas” y que se las iba a “comer a cachitos”, porque no le gusta el dulce y prefiere lo salado. También explicó que lo que más sentía era el número de fallecidos y que, encima, tuvieran que dejar esta vida solos, sin compañía de familiares y amigos.

Ni un átomo de vergüenza ni de arrepentimiento por sus palabras de hacía cinco semanas. Ni una disculpa. Nada. Eso sí, capotazo al Gobierno de Pedro y Pablo: declaró que se siente “tranquila” y “segura” debido a la gestión gubernamental. El presentador del programa, Iñaki López, no tuvo el instinto del periodista que dice que es de preguntar a Almeida por su llamada a acudir a las manifestaciones: “¿No te equivocaste, Cristina?”.

Que nada desagradable perturbe el ambiente de pandillita que hay entre ellos.

Las abyecciones que comenten los izquierdistas quedan impunes, porque ellos mismos fabrican la ‘memoria histórica’, que les absuelve

Nuestros progres quedan impunes porque se absuelven los unos a los otros y, como constructores que son de la ‘memoria histórica’, saben eliminar sus declaraciones del catálogo de errores y culpas. Tienen antecedentes en los que inspirarse, como el borrado de Trotski de las fotos con Lenin y Stalin.

Nos corresponde a nosotros recordarles sus maldades y chulerías de estos meses, que están matando gente. De momento, 18.000 personas… que sepamos, ya que están muriendo docenas de ancianos solos en sus casas.

Decían que iban a desenterrar y honrar a los bisabuelos olvidados en una cuneta y, en cambio, están enterrando abuelos a escondidas, sin permitir fotos. Porque quieren ocultar su crimen.

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