Una encuesta de Sigma Dos elaborada para El Mundo muestra que la declaración de independencia pasaría factura a los partidos secesionistas.
ERC, PDeCat y la CUP perderían su mayoría absoluta aunque ERC seguiría siendo el partido más votado del Parlamento catalán. La segmentación de este bloque abre las puertas a que Ciudadanos se haga más fuerte y pueda llegar a gobernar con el apoyo del Partido Socialista de Cataluña (PSC), el Partido Popular (PP) y Catalunya Sí Que Es Pot (CSQP), aunque este último sería cuestionable por su apoyo a medias tintas del bloque secesionista.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEsquerra Republicana ganaría por primera vez en solitario unas elecciones, con cerca del 27 por ciento de los votos. El resultado sería el mejor de la historia del partido, pero el descalabro de sus compañeros de gobierno hasta el momento lastraría la candidatura de Oriol Junqueras.
PDeCat, el partido de la burguesía catalana, no alcanzaría ni el 10 por ciento de los votos. Los antisistema de la CUP perderían más de dos puntos y tres escaños.
Los partidos secesionistas, que no reconocen la legalidad española, estarían entre la espada y la pared
La mayor subida la protagonizarían los socialistas con Miquel Iceta a la cabeza. Después de la deblace de las elecciones de 2015, podrían recuperar un 15 por ciento de los votos situándose como segunda fuerza en la oposición después de Ciudadanos.
La trampa de Rajoy
La convocatoria de elecciones para el próximo 21 de diciembre puede entenderse como una excelente jugada de Mariano Rajoy si éste jugase bien sus cartas.
Los partidos secesionistas, que no reconocen la legalidad española, estarían entre la espada y la pared.
Primero, si finalmente participasen en estos comicios, estarían reconociendo lo que acaban de rechazar. Es decir, el orden constitucional del ’78. Se contradirían.
Segundo, presentarse a estas elecciones sería reconocer el carácter autonómico de Cataluña, no su independencia como Estado. Nuevamente, estarían reconociendo la sumisión de los gobiernos regionales al central, algo que llevan rechazando durante décadas.
Tercero, si no se presentan por no reconocer la oficialidad de la convocatoria, se quedarían fuera del poder político dejando vía libre a los partidos constitucionalistas (Ciudadanos, PP y PSOE) para tomar el poder que nunca han tenido, lo que enfurecería a gran parte del electorado que vota a los secesionistas.
Está por ver qué cambios se podrán hacer en estos dos meses escasos antes de las elecciones del 21 de diciembre. Sin modificaciones profundas en educación y en la adminsitración pública, el problema no se solucionaría sino que se postergaría otros cuatros años. La historia de nunca acabar.