La Gran Mezquita de París pidió el voto para Macron en las pasadas elecciones presidenciales / EFE.
La Gran Mezquita de París pidió el voto para Macron en las pasadas elecciones presidenciales / EFE.

El islam está descontrolado en Francia. Lo que los políticos niegan por activa y por pasiva desde hace décadas ya no puede ocultarse más. La injerencia extranjera ha llegado hasta el punto de generar una sociedad paralela en la que los musulmanes no obedecen las leyes de la república, sino la de los financiadores de mezquitas e imanes.

La premisa siempre ha sido clara, que vivan en nuestros países, pero la única ley a la que deben de obedecer es la sharia. Los problemas de esta político son más que evidentes y Francia tiene un grave problema de seguridad al que ahora Macron parece que quiere hacerle frente con mano firme.

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En una entrevista reciente al medio francés Le Journal du Dimanche, el presidente galo ha declarado su intención de “combatir el fundamentalismo” y “preservar la cohesión nacional” sentando “las bases de trabajo para una completa reorganización del islam en Francia”.

El ejemplo a seguir es la ley del islam en Austria -territorio del joven conservador Sebastian Kurz– dirigida a conseguir una mayor integración de los musulmanes en el territorio para “situarlo en una relación más pacífica con el Estado”. Macron está afirmando indirectamente que el islam es violento.

La revolución que plantea tiene como objetivo revitalizar y fortalecer el laicismo francés para que las leyes republicanas prevalezcan sobre la sharia. Para ello, uno de los pasos más importantes es cortar de inmediato la injerencia externa en forma de financiación de mezquitas, imanes y organizaciones musulmanas.

El Gobierno quiere que las reformas estén listas para 2019

Macron ha afirmado que está consultando esta nueva ley con diversos especialistas, intelectuales académicos y representantes de las religiones con mayor arraigo en Francia. El plan tiene tres pilares principales: determinar quién será la cabeza visible de los musulmanes ante el Estado, cómo se va a financiar el islam y quién podrá ser iman.

La cabeza visible ante el Estado

Actualmente está en vigor el Consejo Francés de Culto Musulmán, creado en 2003 por Nicolas Sarkozy. Representa aproximadamente a 2.500 mezquitas. Su efectividad ha sido escasa o nula ya que la presidencia rotatoria ha servido a potencias extranjeras como Argelia, Marruecos y Turquía para influir en la sociedad indirectamente.

El Gobierno quiere que las reformas estén listas para 2019, cuando se celebrarán elecciones en dicho Consejo. Las reformas también prevén la creación de un “iman mayor”, cabeza visible del islam y representante ante el Estado de esta religión.

Financiación, el gran escollo

Se quiere cortar la financiación extranjera lo que supondrá la autofinanciación y la aportación estatal. Este último punto tiene que aclararse ya que los acuerdos financieros resultan relativamente opacos.

Calle en Francia abarrotada de musulmanes rezando.
Calle en Francia abarrotada de musulmanes rezando.

Macron también incorporaría un “impuesto halal” para los productos de este tipo, lo que serviría para financiar sus actividades. Por el momento, el 70 por ciento de los encuestados se niega a tal imposición.

Imanes, instigadores de paz o de guerra

En la actualidad, muchos de los imanes están mantenidos por esas fuerzas extranjeras, lo que significa que los mensajes que predican están claramente orientados por los que pagan.

Tanto la ley francesa como la austriaca podrían servir de ejemplo para otros gobiernos a los que resulta complicado el control de la población musulmana

El plan incluye la formación de los nuevos “imanes de la República” que estarán al servicio del Estado y no de países como Marruecos, Argelia o Turquía.

De seguir adelante con el plan, tanto la ley francesa como la austriaca podrían servir de ejemplo para otros gobiernos a los que resulta complicado el control de la población musulmana, como en Suecia o Alemania.

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