Azafatas de Fórmula 1 en Montmeló
Azafatas de Fórmula 1 en Montmeló

Hace apenas una semana que los directivos de la Fórmula 1 decidieron prescindir de las azafatas para adecuarse a los nuevos tiempos, y decenas de chicas se vieron de repente en la calle sin saber muy bien por qué.

Es el caso de María Espiga, quien ha trabajado de azafata en Grandes Premios como el de Valencia o Barcelona. Actuall ha hablado con María para conocer de primera mano la opinión de una de las afectadas y para ella se trata de una decisión injusta, sobre todo porque muchos se quedan con la imagen de la azafata en la parrilla y desconocen el trabajo que hay detrás.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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«Es una pena porque hay un trabajo detrás que no se ve, no solo es estar en parrilla. Hay muchas horas dedicadas a ello, mucho trabajo que no se valora.

Y lo peor es que esto no afecta solo a las chicas que ‘sostienen el paraguas’, como algunos se refieren a ellas en un intento de denigrar su trabajo, sino que «también se ven afectadas agencias, representantes, etc.»

«Pero al menos es por una buena causa ¿no?» se preguntó a María, quien tal vez ha sufrido acoso o se ha sentido denigrada en el trabajo y por eso hay mujeres que celebran su liberación.

María: «Estamos en contra de esa decisión, hacemos nuestro trabajo encantadas: aprendas de todo, haces contactos…»

Pues no, resulta que nadie ha sido liberada en esta ola de lo políticamente correcto que alcanza ya proporciones de tsunami con el surgimiento del movimiento MeToo.

«Todas estamos en contra de esta decisión» reconoce María, «porque hacemos nuestro trabajo encantadas: aprendaes de todo, haces contactos,… Solo me preocupaba que el coche no me pillase los pies», ironiza.

¿Y por qué todo esto?

«Se dice que es por el vestuario, que si el feminismo, que si la sociedad… no sé de quién ha sido culpa pero me gustaría que esa persona viviese lo que nosotras hemos vivido».

Desde luego pocas voces de trabajadoras, o más bien ninguna, se han oído a favor de la decisión del director general de la Fórmula 1, Chase Carey. Más bien al contrario, y compañeras de María como Paola Pinar o Lauren-Jade han querido dejar claro lo absurdo de toda esta situación en la que no les permiten elegir su trabajo.

Por el momento, el deseo de María es que esto no se extienda a otros sectores como las motos, congresos, etc. «Pero como hay tanta ignorancia», deja caer, nunca se sabe.

Con respecto al argumento de que su trabajo cosifica a la mujer y que las tratan como objetos, María se defiende. En el fondo la queja va dirigida contra ellas porque son chicas guapas, delgadas… un estereotipo de la belleza femenina que se quiere destruir.

«Hay mujeres que pueden criticar un trabajo porque para optar a él se tienen que medir  y usar una ropa determinada, etc. Pero yo sé que no puedo hacer determinados trabajos por otros motivos y no voy en contra de esa decisión, porque en el fondo es ir contra la mujer por ser mujer», zanja.

Pero al final ellas no tienen ni voz ni voto, y han sido las presiones de otras, que no trabajan en la industria, quienes han puesto fin a su carreras como azafatas sin haberles consultado antes. Porque, ¿no había otras opciones para resolver la polémica?

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