Durante unos instantes, el cuñado moderado pareció triunfar gracias al artículo de Iván Redondo en que anunciaba los planes de su amo para 2050. “¿Ves cómo esto de la Agenda 2030 es una pamema? Se han tenido que sacar otra para 2050. Y tú hablando de una conspiración de la oligarquía global para arrebatarnos la casa y el solomillo. Recuerda lo que te digo: cuando nos acerquemos a 2050, entonces esos vagos de la ONU hablarán de la Agenda 2100. Al final, nunca pasa nada. Lo importante es ganar dinero».

Si usted se encuentra en ese caso, querido lector, le sugiero que le mande una noticia de principios de mes que, aunque salió en casi todos los periódicos y las televisiones, pasó desapercibida, porque se dio en los espacios dedicados a acontecimientos chuscos. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ha aprobado el uso del gusano amarillo como alimento, sea como tal o sea como ingrediente. Y esa agencia anuncia que tiene pendientes otras once solicitudes para otros tantos bichos. Dentro de poco, habrá que revisar con cuidado las etiquetas de los alimentos por si contienen gusanos o larvas o cucarachas.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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La sustitución de la carne animal por insectos es un viejo plan de los ‘salvamundos’. Así piensan: puesto que se deforesta la Tierra para pasto obtener para el ganado y los pedos de las vacas generan metano, que calienta la atmósfera, eliminemos el consumo de carne y así contribuiremos a un planeta más sostenible. El nuevo alimento serán los insectos.

La Unión Europea ya ha aprobado el uso como alimento del gusano amarillo y hay más insectos tramitando la solicitud

Y desde hace años existe una campaña constante para convertir a la gente en vegetariana, vegana y ahora insectívora. Se nos dice que los insectos son muy ricos en nutrientes, fáciles de producir sin causar impacto medioambiental y más económicos que otras proteínas animales. ¿Quién se va a negar a comerlos, salvo los retrógrados machistas?

“¡No se atreverán!”, dirá su cuñado ‘pepero’. Y añadirá: “La gente no es idiota”. Pues el Gobierno ‘de progreso’ de Sánchez ya da por sentado que nos pondrá peajes en las autovías y para ello cuenta hasta con el apoyo de la burocracia sindical de UGT y CCOO. Le planteo un boceto de la campaña.

Las asociaciones de jubilados de la cuerda intervendrán para reclamar una dieta a base de insectos porque es más fácil de masticar y digerir para los ancianos, que de esta manera no se sentirán discriminados frente a quienes conservan todos sus dientes o todo su aparato digestivo. También participarán los colegios de médicos, que han demostrado durante la pandemia de Covid-19 que se limitan a perseguir a los colegiados que disientan de las consignas gubernamentales y farmacéuticas; estos dirán que la carne roja bloquea las arterias y provoca enfermedades cardio-vasculares. Por último, las televisiones sólo emitirán series en las que mostrarán niños con corderitos que más tarde son convertidos en chuletas por sus desalmados padres heterosexuales y obesos.

Desde hace años existe una campaña constante para convertir a la gente en vegetariana, vegana y ahora insectívora

El domingo pasado El País dedicó una página entera a informarnos sobre la carne de laboratorio, muy ética y recomendada por Bill Gates, ese santo laico que se iba de juerga con el proxeneta Jeffrey Epstein. El periódico favorito de los Botín y los March lleva desde 2013, como mínimo, publicando noticias sobre los insectos como alimentos, por su sabor, por su precio o por su sostenibilidad. Y se le ha unido el supuestamente conservador ABC. En éste, el lunes se daban consejos para preparar una “barbacoa saludable” con verduras, hortalizas y frutas; de proximidad, eso sí.

‘El País’ lleva desde 2013 difundiendo los informes y las opiniones sobre los beneficios de comer insectos.

Nos están preparando para comer menús de crema de larvas y hamburguesas de carne artificial. Y está funcionando. ¡Cómo decepciona leer muchos de los comentarios de esas noticias que repiten la cantinela: no comes bichos por tus prejuicios culturales y si quieres salvar el planeta tendrás que hacerlo. Programar a las personas para que vayan contra sus propios intereses es más sencillo de lo que se cree. Lo demostraron Hitler y Lenin.

Pisos compartidos y sin cocina, en vez de viviendas individuales con varias habitaciones. Bicicletas en vez de coches. Insectos en vez de solomillos. Tren nocturno en vez de avión. Soledad en vez de familias. Eutanasia en vez de medicina. Amazon en vez de calles comerciales. ¡Menuda porquería mundo se nos viene encima! Y algunos siguen aplaudiendo desde los balcones.

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Cuando me digo por las mañanas que el periodismo es lo más importante, me entra la risa. Trato de tomarme la vida con buen humor y con ironía, porque tengo motivos para estar muy agradecido. Por eso he escrito un par de libros con mucha guasa: Bokabulario para hablar con nazionalistas baskos, que provocó una interpelación en el Congreso por parte del PNV, y Diccionario para entender a Rodríguez el Progre. Mi último libro es 'Eternamente Franco' (Homo Legens).