Fue a principios del siglo XX cuando el socialista Pablo Iglesias, fundador del PSOE, presentó una estrategia que fue cumplida al pie de la letra por sus seguidores: “Estaremos dentro de la legalidad mientras la legalidad favorezca nuestros planes y fuera de ella cuando sea un obstáculo”
Efectivamente, los militantes izquierdistas han sabido apoyarse en la legalidad para subir al poder, como sería el caso de Hugo Chávez en Venezuela quien conquistó la Presidencia mediante unas elecciones democráticas.
Y, una vez que se hubieron consolidado, dichos elementos fueron los primeros en violar dicha legalidad, reformar las leyes que les estorbaban y perseguir con saña a sus opositores. Repetimos: Eso fue lo que hizo Hugo Chávez en Venezuela y que está cumpliendo con precisión matemática su sucesor Nicolás Maduro.
López Obrador no ha dejado de amedrentar a sus principales opositores ya sea por medio de insultos, amenazas o chantajes
De todo esto se desprende que, aunque dichos regímenes, en un principio, puedan haber tenido una legitimidad de origen que justificase su llegada al poder; en el momento en que actuaron contra los más elementales principios del Derecho, acabaron perdiendo incluso la legitimidad de ejercicio que es la que realmente importa.
Y lo mismo podría pasar en el México de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) quien llegó al poder tras haber ganado en 2018 unas elecciones que le dieron la legitimidad de origen.
Pues bien, en más de dos años que lleva en la Presidencia, AMLO se ha dedicado no solamente a gobernar con torpeza técnica y económica sino también a destruir todo aquello que pudiera ser un obstáculo a sus planes.
Y es así que no ha dejado de amedrentar a sus principales opositores ya sea por medio de insultos, amenazas o chantajes.
El caso más reciente se dio cuando MORENA, partido fundado por AMLO, pretendió postular como candidato al gobierno del estado de Guerrero a Félix Salgado Macedonio, lo cual provocó violentas protestas por parte de grupos feministas que lo acusan de violador.
Fue entonces cuando el INE (Instituto Nacional Electoral) le retiró la candidatura a dicho sujeto quien, ante tal decisión, movilizó a cientos de sus partidarios, rodeó las instalaciones del INE y amenazó con represalias físicas en contra de los consejeros que habían votado en su contra. Por supuesto que tan agresiva actitud contó con las bendiciones de AMLO.
Tomando como pretexto la pandemia del covid-19, AMLO bien podría decir que necesita más tiempo para cumplir con sus planes de gobierno
Aquí lo más grave es que si el INE se amedrentase y llegara a desaparecer como exigen a gritos los militantes de MORENA, se perdería un fuerte baluarte de la democracia, las elecciones volverían a ser organizadas por el gobierno y -por ende- se regresaría a los tiempos amargos de aquella Dictadura Perfecta que tanto criticara Mario Vargas Llosa.
Otro fuerte golpe a la democracia fue la ley aprobada hace días por diputados y senadores de MORENA según la cual se extiende por dos años el período de Gustavo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte.
Y vemos, así como, mediante la Ley -indiscutible legalidad- se aprobó una ley injusta. Esto es gravísimo puesto que, aparte de que quienes llegasen a litigar contra el gobierno perderían fácilmente sus juicios en los tribunales, se abriría la posibilidad de que AMLO también prolongase su período.
Tomando como pretexto la pandemia del covid-19, AMLO bien podría decir que necesita más tiempo para cumplir con sus planes de gobierno. Y nada extraño sería que, de ese modo, empezara a perpetuarse en el poder.
Se cumpliría fielmente lo que AMLO afirmó cuando empezó tan fatal mortandad que le ha costado ya la vida a más de doscientos mil mexicanos: “La pandemia nos vino como anillo al dedo”.
Ante el cada vez mayor número de críticas, incluso provenientes de sectores de la izquierda -como es el caso del diputado Porfirio Muñoz Ledo- AMLO empieza a sentirse inquieto, especialmente al ver como el domingo 6 de junio está cada vez más cerca.
En tal fecha -que se conoce ya como “las elecciones más grandes de la historia”- se elegirán quince gobernadores, numerosos ayuntamientos, legisladores locales y ¡ojo! se renovará la Cámara de Diputados que habrá de acompañar a López Obrador durante la segunda mitad de su sexenio.
AMLO tiene muy claro que, si llegase a perder la cómoda mayoría que ahora tiene, se las vería negras para continuar imponiendo sus medidas totalitarias.
Ahora bien, si AMLO llegase a conservar e incluso aumentar su mayoría, todo hace pensar que las elecciones del 6 de junio serían las últimas democráticas que se celebrasen en México.
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