Lo último de Obama ha sido fue la rueda de prensa con la que despidió el miércoles de la Casa Blanca. En la que no sólo defendió la polémica decisión de conmutar la pena de cárcel a un traidor: el soldado Bradley Manning, condenado a 35 años por filtrar diarios de las guerras de Afganistan e Irak, sino que también dijo que esa condena era «desproporcionada», permitiéndose una injerencia en una decisión judicial.
Pero además de la guinda, el exmandatario deja mucha tierra quemada y algunas «minas» políticas que pueden estallarle a Donald Trump.
A la hora de la verdad Barack Obama no ha demostrado el fair play que muchos le suponían a todo un premio Nobel de la Paz. Su salida de la Casa Blanca se ha parecido más a la táctica de la tierra quemada con la que Rusia frenó el paso a Napoleón y luego a Hitler que al normal relevo de poder en la Administración estadounidense.
La inesperada victoria de Donald Trump el pasado 8 de noviembre rompió los esquemas de Obama, que daba por hecha una plácida transicion a la nueva inquilina Hillary Clinton. Por eso la llegada del excéntrico republicano a la presidencia del Gobierno es una amenaza a algunos de los pilares de la política demócrata impulsada en los últimos ocho años.
Una de ellas es la financiación a Planned Parenthood, la multinacional del aborto que además se ha lucrado con el tráfico de órganos de bebés abortados. Nada de esto, sin embargo, ruborizó al premio Nobel de la Paz, que no sólo no cerró el grifo al gigante abortista, sino que blindó la financiación justo antes de que Trump sea presidente y cumpla su palabra de acabar con las ayudas estatales.
A estas alturas no sorprende este último favor a Planned Parenthood, ya que ambos se han retroalimentado durante los años de la presidencia de Obama. Para agradecer los servicios prestados, la multinacional del aborto financió parte de la campaña electoral de Hillary Clinton en su frustrada carrera a la Casa Blanca.
Vender misiles a Polonia en plena tensión con Rusia
No se puede decir que Obama haya perdido el tiempo durante sus últimos meses en el poder. En este periodo ha dejado otras ‘patatas calientes’ a Trump, como el hecho de haberse lavado las manos con la solicitud de extradición de Colombia del terrorista de las FARC Simón Trinidad, al que no concedió el perdón.
El presidente americano justificó su decisión -en petit comité- en que no tenía «nada que ganar» para diez días que le quedaban en el poder. Ahora la decisión habrá de tomarla Trump, al que le lloverán las críticas haga lo que haga.
Otro de los problemas que habrá de afrontar el magnate neoyorquino desde el día después a la toma de posesión el 20 de enero es el de la creciente tensión con Rusia a la que ha contribuido la Administración Obama.
Los últimos movimientos no son precisamente los más adecuados para mejorar las relaciones: en diciembre Washington se comprometió a suministrar a Varsovia 70 misiles de combate con un alcance de hasta 1.000 kilómetros, es decir, capaces de llegar a territorio ruso.
A última hora Obama ha conmutado la pena del soldado -ahora transexual- Manning que fue condenado a 35 años de prisión por filtrar los Diarios de la Guerra de Afganistan e Irak
Aunque se trata de un asunto espinoso es muy probable que la buena relación entre Trump y Putin ayude a rebajar esta tensión. A este propósito se dedicará también Rex Tillerson, amigo del presidente ruso, que ocupará un puesto clave como secretario de Estado.
Casi sobre la bocina Barack Obama decidió -apenas 72 horas antes de la toma de posesión del nuevo presidente- conmutar la pena del soldado y analista de Inteligencia del ejército estadounidense Bradley Manning (ahora llamado Chelsea tras la operación de cambio de sexo a la que fue sometido) condenado a 35 años de prisión y a la expulsión del ejército con deshonor por filtrar a Wikileaks secretos del Departamento de Estado.
Hay que recordar que la filtración en 2010 de los Diarios de la Guerra de Afganistan y los Registros de la Guerra de Irak pusieron en peligro a las tropas norteamericanas desplegadas en cada misión. Ha sido la mayor filtración de documentos en la historia del ejército estadounidense, aunque ahora Obama lo deja libre a pesar de la gran controversia que y el peligroso precedente que genera.
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