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Pedro Sánchez, de perfil ante el Open Arms

Pedro Sánchez ha cambiado su estrategia respecto al Open Arms y la política migratoria. /EFE

Pedro Sánchez ha cambiado su estrategia respecto al Open Arms y la política migratoria. /EFE

Finalmente, el presidente interino, Pedro Sánchez, se sumó al consenso de 6 países europeos de acoger a los inmigrantes del Open Arms. No estuvo en primera línea de la supuesta ”solidaridad” como nada más llegar a La Moncloa. Tampoco lideró el consenso europeo. Simplemente se sumó a lo que ya habían acordado Francia y Alemania seguidos por Luxemburgo, Portugal y Rumanía. Y lo hizo 14 días después de estallar la crisis. ¿Podía descolgarse sin que sus ‘buenistas’ le ‘asesinaran’?

Es obvio que la actitud de Sánchez ha pasado de la proactividad buenista al perfil. Un giro de 180 grados que nada tiene que ver con el cambio de Open Arms. Siguen siendo una ONG con objetivos aparentemente solidarios que sin embargo –de facto– contribuye al tráfico de seres humanos.

¿Por qué el Open Arms no atraco en Túnez donde resultaba más fácil y temprano? Es sencillo: el objetivo es alcanzar Europa. No es salvar de la muerte en el mar, sino incorporarse al estado social europeo. Nada de esto es nuevo. Ha sido el ‘modus operandi’ de Open Arms de siempre. La diferencia es que Sánchez ha percibido por fin el hartazgo de la sociedad española con un buenismo injusto e hipócrita.

Por eso ahora lanza mensajes de que busca una inmigración “ordenada y solidaria”. ¿Eso que significa? El asilo político es solidario. Pero la inmigración económica forma parte de un doble interés: el del inmigrante y el del país de acogida. Da igual: el presidente es una máquina de propaganda empeñado en slogans bonitos aunque sean vacíos e inconsistentes.

10 de los 21 distritos de Madrid presentan más ‘perrijos’ que niños menores de 10 años. Se huye de la maternidad y se sustituye por una maternidad ‘fake’. Lo llaman ‘progreso’…

Pero su giro de 180 grados demuestra una realidad incontestable: la sociedad española ya no digiere más ‘buenismo’ en lo que a inmigración se refiere. Son demasiadas las manadas de inmigrantes, demasiado el ‘dumping social’ sobre los más vulnerables y demasiado la delincuencia –también la llamada violencia de género- vinculada con la inmigración.

La inmigración supone un enriquecimiento mutuo. Pero debe de realizarse con garantías y tolerancia cero para quien rechaza la integración, abusa del sistema de acogida y/o viola el Código Penal.

El anzuelo del pescador

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