Imagen microscópica del coronavirus.
Imagen microscópica del coronavirus.

Dicen que el fracaso es un error que no se ha convertido en un aprendizaje. Por eso los consultores, cuando cerramos un proyecto, hacemos una sesión de retrospectiva. Comprender en qué nos hemos equivocado y qué cosas haríamos de forma diferente la próxima vez nos hace ser mejores profesionales. Del mismo modo, los gobiernos y las naciones también deberían aprender de sus errores.

Por eso es importante que fomentemos el debate sobre lo que ha pasado y tratemos de encontrar aprendizajes para evitar que se repita una tragedia como esta. En mi opinión las tres grandes lecciones que deberíamos extraer de esta crisis son las siguientes.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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La primera es la importancia que tiene la Seguridad Nacional, un concepto más amplio que la Defensa, que incluye también la Seguridad Ciudadana y la protección de la población respecto a catástrofes. El Gobierno de Pedro Sánchez tiene razón en decir que esta crisis no se podía prever. Nadie en diciembre estaba en condiciones de pronosticar lo que estamos viviendo. Pero el hecho de que un evento no se pueda prever no exime al gobierno de la responsabilidad de estar preparado para la eventualidad de que se produzca.

De hecho, la eventualidad de una pandemia de origen asiático está prevista en la Directiva Nacional de Seguridad del año de 2017. Pueden buscarla en Google y verán que es un documento del Gobierno. Los que prepararon el documento insistieron en la vulnerabilidad que España ante una epidemia de este tipo, por ser uno de los principales destinos turísticos del mundo y un nodo de comunicaciones entre España e Iberoamérica.

Además de contemplar la posibilidad de su ocurrencia, la Directiva de Seguridad Nacional recomendaba al gobierno un plan de contingencia que incluye protocolos de coordinación entre administraciones o reservas de material sanitario. Todos estos planes fueron ignorados por el Gobierno, centrado en los últimos meses en temas tan relevantes para la ciudadanía como desenterrar los restos de Franco o animar a las mujeres a que vuelvan a sus casas solas y borrachas.

No es de extrañar que países como Alemania y Corea del Sur que, por razones evidentes, se toman su Seguridad Nacional muy en serio, hayan sido capaces de mitigar el impacto de la pandemia.

Los cajeros de Mercadona han contado con mejores equipos de protección que los enfermeros de nuestra Sanidad Pública

También creo que es justo señalar que las grandes corporaciones, que cuentan todas ellas con planes de continuidad de negocio han sido capaces de reaccionar mejor que el gobierno. Los cajeros de Mercadona han contado con mejores equipos de protección que los enfermeros de nuestra Sanidad Pública.

Esta reflexión nos lleva al segundo aprendizaje: las grandes empresas han funcionado mejor que el Estado porque el nivel profesional de los directos está a años luz del de los políticos. Ni Ábalos, ni Salvador Illa, ni la ministra “chiqui” Montero tienen currículum para ser ministros de un país como España. Por no hablar de la insigne jurista Carmen Calvo para la que el artículo 14 de la Constitución no garantiza la igualdad del hombre y de la mujer.

España es un país importante, sus asuntos públicos son una cuestión compleja y no podemos tener políticos de un nivel tan ínfimo. De todo este desfile de medianías ha destacado positivamente la señora ministra de defensa, doña Margarita Robles. Curiosamente, una de las pocas personas de este gobierno que reúne la formación y experiencia necesaria para desempeñar el cargo de ministra.

Tenemos políticos muy mediocres, sí. Ese es un problema. Y la responsabilidad es de nosotros, el cuerpo electoral. Que en teoría somos sus jefes.  

La última gran lección de esta crisis es la necesidad de contar con una clase política con mayores dosis de patriotismo. En una situación como la actual, que es comparable a una guerra, es absolutamente lamentable ver a nuestros políticos tirarse los trastos a la cabeza. Pedro Sánchez tendría que haber ofrecido a la oposición la formación de un gobierno de emergencia nacional que aparcase la lucha partidista y se centrase en sacarnos de este atolladero. Pero ni el partido socialista, que ha aprovechado para atacar al PP por la gestión en la Comunidad de Madrid, ni el PP de un Pablo Casado que parece estar esperando a heredar, han hecho nada por favorecer un gobierno de concentración nacional. 

Son las tres lecciones que a mi juicio deberíamos extraer de esta crisis. Los políticos tienen que centrarse en los temas relevantes para la ciudadanía y no pueden dejar de lado cuestiones tan crítica como la seguridad nacional. Tenemos que exigir un mayor nivel a nuestros gobernantes. Y en situaciones como esta debería abrirse un paréntesis en la lucha política y formar un gobierno de emergencia nacional.

Si después de lo que estamos pasando, cerramos esta crisis con medio país dando vivas a España en los balcones y la otra mitad dando vivas a la Sanidad Pública, lo que habremos vivido no nos habrá servido para nada.

Y la próxima vez que nos pase algo como esto, las consecuencias serán aún peores.

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