De nuevo se equivocaron las encuestas y los grandes medios de comunicación que anunciaron una victoria prácticamente segura y automática de Biden. Quizás pensaron que aunque fuera mentira, desanimaría a los republicanos de acudir a las urnas. También se equivocaron. Las elecciones del pasado martes han sido las más empatadas y las más concurridas del último siglo.
Y ahora, ¿qué?, ¿quién ha ganado? No se sabe. Ni se sabrá en breve porque el asunto está judicializado. ¿Qué hizo Trump? Abortar el intento demócrata de autoproclamar la victoria en la calle facilitando el fraude y los hechos consumados. O sea, evitar que hicieran ‘una segunda república española’: echar al rey con unas elecciones municipales sin terminar el recuento. Al final ganaron los monárquicos. Pero eso sólo interesa a los historiadores…
Para ello Trump denuncia fraude electoral –“nos están robando las elecciones”- y ordena frenar el recuento. Los ‘Black Lives Matter’ que ya habían salido a la calle a festejar -pillaje incluido- se quedaron con la brocha en la mano y regresaron a sus casas. La fiesta debe posponerse. A partir de aquí, judicialización.
Trump, desde su tuiter censurado insiste en el fraude electoral y en dejar trabajar a la Justicia. No es pataleta de mal perdedor. Es pura estrategia de jugador de pocker
Será la Justicia la que determine si los picos de votos demócratas detectados en algunos estados son correctos o no. Resolverá la situación de algunas mesas en la que los muertos votaron y donde hubo más votos que electores. Y decidirá si los votos por correo llegados más allá de las 8 de la tarde del martes son válidos o no.
Tras el ‘shock’ inicial, los medios insisten en que Biden está cada vez más cerca, que acaricia la Casa Blanca, que los datos de recuento le favorecen. Trump, desde su tuiter censurado insiste en el fraude electoral y en dejar trabajar a la Justicia. No es pataleta de mal perdedor. Es pura estrategia de jugador de pocker, de alguien que no se rinde jamás, que ha demostrado que la modernísima ‘resiliencia’ le ha permitido grandes triunfos. Su estrategia consiste en manejar a un ejército de abogados y gestionar la opinión pública dosificando su presencia pública.
La mayoría de los medios vuelven a equivocarse al vender la piel del oso antes de cazarla. Puede pasar cualquier cosa. Lo que es seguro es que Trump no regalará la presidencia. Peleará voto a voto, abogado a abogado. Hará lo que tenga que hacer para pacificar la calle. Dirá lo que tenga que decir para gestionar la situación. Con censura o sin ella.
Puede que su estrategia resulte fallida. Pero si Biden llegara a la presidencia lo hará sin mayoría en el Senado y sin controlar la Suprema Corte. Es decir, será un ‘pato cojo’. Y todavía peor: Trump podría presentarse en cuatro años y estar estos cuatro años en campaña. Los ‘progres’ de todos los partidos y medios harían bien en aprender un poco de prudencia para no hacer el ridículo demasiado.
El anzuelo del pescador
Ley de Censura. El gobierno aprobó este jueves una orden del ministerio de Presidencia por el que crea una comisión dirigida por Iván Redondo para controlar la llamada “desinformación”. O sea, una ley de censura en sentido estricto. Editores y asociaciones de periodistas han levantado la voz. Pero con la boca pequeña. ¿Y Europa qué dice de esto? Bruselas ya amenaza con congelar los fondos covid a Polonia y Hungría por violar la independencia judicial. ¿Y por violar la libertad de prensa no? Por cierto, ¿denunciará Vox este decreto ante la Justicia?
Hacienda quiere entrar en tu casa. La reciente sentencia del Supremo que impide entrar a Hacienda en los domicilios particulares sin avisar a pesar de contar con autorización judicial ha levantado ampollas. Tantas que la Agencia Tributaria trabaja una ley que le permita entrar ‘in fraganti’ para tener más eficacia. ¡Qué eficaz es el Estado cuando le tocan los dineros!
La Fiscalía, de perfil en el caso Dina. La Fiscalía del Supremo informa a la Fiscal General del Estado que no tiene claro que existan indicios de delito de Pablo Iglesias en el ‘caso Dina’. Vamos, que es partidaria de archivar. ¿Alguna sorpresa, Lola?
Iglesias ‘confiesa’ sus muertos. Fueron más de 20.000 los que murieron en residencias de ancianos y discapacitados. Así lo señala un informe interno del departamento de Iglesias publicado este viernes por El País. ¿Pellizco de monja del PSOE a sus socios de gobierno?
Vía libre a las cuentas. Ni Ciudadanos, ni PNV, ni ERC harán vetó total a los Presupuestos que el gobierno lo que permite augurar una aprobación con la mayoría de la investidura más la muleta de Arrimadas. ¡Menudo papelón!
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