El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez /EFE
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez /EFE

Cuando la crisis sanitaria estaba en su mayor auge, el empeño de Sánchez era aparecer ante la opinión pública como el salvador, capaz de los mayores sacrificios con tal de salvar vidas. Pero esa etapa ya pasó. El miedo a la muerte ha dado paso al miedo al paro. Y en esta nueva etapa, la estrategia de Sánchez es diferente: ponerse a un lado y que no le salpique la sangre.

Primera estación: que las CCAA carguen con el peso de las decisiones de restricción de libertades. Si quieren un estado de alarma, que lo pidan ellas. ‘Yo sí que creo en el estado autonómico’. Es la pomposa ‘cogobernanza’. No ha funcionado demasiado porque las CCAA -incluídas las gobernadas por el PSOE- se encuentran huérfanas de recursos económicos y jurídicos para hacer frente a la crisis.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Segunda estación: compartir el desgaste con el PP. Para ello planea una foto con el Ibex, la patronal, los sindicatos y otros agentes sociales el próximo lunes. ¿Objetivo? Venderle a Casado que no puede quedarse fuera de la foto de la unidad en la reconstrucción. 

Casado ya dijo tras la destitución de Cayetana que el PP no era una muleta del PSOE y que él no sería nunca vicepresidente de Sánchez. Lo ha reiterado su equipo: no seremos sus ministros. Pero si Bruselas, el Ibex y los grandes agentes sociales piden un esfuerzo por España en esta situación excepcional puede que Casado cambié de opinión.

El Ciudadanos de Arrimadas ya ha girado en este sentido. Y aunque el PP se niegue a dar ese giro ahora es posible que Casado no soporte las múltiples presiones y termine accediendo a ese gobierno de coalición.

Para allanar el camino, Sánchez podría hacer una crisis de gobierno en la que Podemos perdiera poder. Al menos, formalmente. Sánchez estaría dispuesto incluso a sacrificar a Irene Montero que se atrevió a enfrentarse con las todopoderosas feministas del PSOE. Sería un dos por uno, que diría Felipe. Ese es el plan. Veremos

El anzuelo del pescador

Niños, santígüense. El plan de ‘vuelta al cole’ no contempla PCRs masivas, ni ratios por aula, ni presencia de enfermeros en las escuelas ni plan B ni criterios objetivos para cerrar. Nada. Simón dice que “no podemos tener niños burbuja”. ¿Pero si podemos vivir sin turistas?

La Abogacía del Estado, al rescate. Como muchos padres y profesores están planteando la insumisión abstencionista, la Abogacía del Estado ha preparado una guía para fortalecer la posición jurídica de los centros. A eso se le llama convencer…

Manguerazo de la Reserva Federal. La autoridad monetaria de EEUU anuncia un período largo de tipos a cero aún a riesgo de que se dispare la inflación. Todo para favorecer la creación de empresas y empleo… y la dilución inflacionista de la deuda.

ERTEs infinitos. Gobierno y sindicatos han acordado alargar los ERTEs hasta la primavera. El gobierno podría apoyarlo. ¿Quién paga el año en blanco? El dinero de Bruselas no es infinito. Más deuda. El último que apague la luz.

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