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Santos traiciona a los colombianos y firma un acuerdo de ‘paz’ unilateral con las FARC

El líder de la narcoguerrilla de las FARC, Rodrigo Londoño 'Timochenko' firma el Acuerdo de Paz en colombia, junto al presidente Juan Manuel Santos /EFE

El líder de la narcoguerrilla de las FARC, Rodrigo Londoño 'Timochenko' firma el Acuerdo de Paz en colombia, junto al presidente Juan Manuel Santos /EFE

El Gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmarán este jueves un nuevo acuerdo de paz a pesar de que en el referéndum del pasado 2 de octubre, 13 millones de colombianos votaran en contra.

A las 17:00 horas españolas, Santos y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias ‘Timochenko‘ sellarán el acuerdo en el Teatro Colón de Bogotá en un ambiente «muy sobrio», según han señalado.

El 12 de noviembre, después de «interminables sesiones de trabajo», las delegaciones de paz lograron cerrar este acuerdo acuerdo modificado que, según han defendido las partes, incluye cambios en «temas fundamentales» sin traicionar el espíritu de la versión original.

Santos cree que hay «amplias razones para mantener la esperanza», a pesar del crítico momento que vive el país

Aunque este nuevo acuerdo todavía no contenta a un importante sector, Santos considera que, pese a lo crítico del momento, «hay amplias razones para tener esperanza». Por ello ha asegurado que «todos los colombianos quieren vivir en una nación donde los vestigios de la guerra sean sólo eso: reliquias del pasado».

Ajustes en el nuevo acuerdo

Este acuerdo presenta importantes cambios entre los que se incluyen la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), encargada de juzgar a todos los responsables de las graves violaciones de Derechos Humanos cometidas con motivo de la guerra.

Ambas partes han accedido a limitar a diez años el funcionamiento de la JEP y a reservar su ejercicio a los jueces colombianos que se encargarán de especificar dónde y cómo deberán cumplirse las penas. Aunque también, se han permitido que juristas internacionales participen como ‘amicus curiae’, es decir que podrán dar su opinión en el juicio voluntariamente .

Sin embargo, los tres tipos de sanción sí se mantendrán: entre cinco y ocho años de restricción de libertades y derechos para quienes aporten verdad; entre cinco y ocho años de privación de libertad para quienes admitan su culpa tardíamente; y hasta 20 años de cárcel para quienes se nieguen a confesar.

Los delitos de narcotráfico irán relacionados con el “tráfico de drogas”

En cuanto al narcotráfico, se ha decidido estudiar “caso por caso” con la obligación para los procesados de «entregar información detallada para que se puedan establecer responsabilidades». Además, los delitos de narcotráfico irán relacionados con el “tráfico de drogas”.

La mayor victoria de los partidarios del ‘no’ ha sido en el punto sobre desarrollo agrario y rural, porque han obligado a las partes a garantizar el derecho a la propiedad privada e incluir a la industria «como parte de las soluciones para el desarrollo del campo».

Esta firma amenaza así con convertirse en un acto simbólico, a la espera de que el acuerdo se apruebe en el Congreso. A pesar de la hegemonía gubernamental en el Parlamento, Santos se ha propuesto lograr un apoyo más amplio y ha convocado una cumbre urgente de partidos.

Seguidores del partido colombiano Centro Democrático dirigido por el expresidente Álvaro Uribe hacen campaña por el NO a los acuerdos con las FARC / EFE (Mauricio Dueñas)

El final de las negociaciones

Los colombianos han asistido estos meses a un sinfín de momentos históricos que comenzaron el 23 de junio, con el anuncio del «fin del conflicto», y culminaron el 24 de agosto, cuando los negociadores de Gobierno y FARC anunciaron al mundo que había acuerdo.

El ‘no’ del referéndum no ha impedido nuevo acercamiento entre el gobierno de Santos y de las FARC

Este resultado llenó de incertidumbre el proceso de paz en Colombia porque ninguna de las partes, ni siquiera quienes habían defendido el ‘no’, se esperaban que los colombianos frustraran una oportunidad única para acabar con la contienda más antigua del hemisferios occidental.

Sin embargo, ese ‘no’ no ha impedido un nuevo acercamiento entre el gobierno de Santos y de las FARC que se sentaron de nuevo para analizar más de 500 propuestas formuladas por líderes políticos, sociales y religiosos y grupos de víctimas para intentar integrarlas en el nuevo texto.

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