Para Sara Winter, que cofundó la rama brasileña de las feministas radicales Femen, no hay duda alguna: “El feminismo utiliza a la mujer como masa, como marioneta política”.
Sara llegó a México el 11 de marzo para realizar una gira por diversas ciudades, exponiendo las mentiras del feminismo y de la ideología de género.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraSu llegada al país fue accidentada. Las autoridades migratorias mexicanas en Cancún evitaron su ingreso por varias horas y amenazaron con deportarla, en los mismos días en los que en el Estado mexicano de Quintana Roo se pone nuevamente en debate la legalización del aborto.
Sin embargo, Sara Winter logró finalmente ingresar al país y desarrollará su gira con normalidad. El 14 de marzo visitará Córdoba, Veracruz; el 15 de marzo estará en Huatusco; el 16 de marzo, en Orizaba; y el 17 de marzo, en Xalapa. El 18 de marzo visitará Saltillo, en Coahuila; y el 19 Monterrey, en Nuevo León. El 24 de marzo estará en Mérida, en Yucatán; y el 28 de marzo en Durango.
En diálogo con ACI Prensa, Sara, cuyo camino después de dejar el feminismo la llevó a la Iglesia Católica, destacó que mientras “el feminismo grita, la Iglesia reza; el feminismo destruye, la Iglesia construye; el feminismo hace escándalo, la Iglesia hace caridad”.
Mientras “el feminismo utiliza a la mujer como masa, como marioneta política”, señaló, “la Iglesia la trata como un ser humano dotado de virtudes, respeto y dignidad”.
Femen, el grupo que cofundó Sara Winter en Brasil, es conocido por sus protestas en diversos lugares del mundo, con mujeres que desnudan su torso, exponiendo mensajes a favor del aborto y contra la Iglesia Católica.
“Por cinco años, yo viví en lo más íntimo del movimiento feminista”, recordó Sara. “A las feministas no les importa de ninguna manera ayudar a mujeres en situación de violencia. Lo que le importa a las feministas es utilizar el trauma, dolor y sufrimiento de estas chicas y convertirlos en un tipo de lucha odio, venganza de hombres y crear una sociedad dividida entre clases: la clase de la mujer oprimida y los hombres, la clase opresora”.
Las feministas, continuó, quieren “utilizar el trauma sufrido por una niña, por una mujer, para convertirlo en arma, una herramienta contra los hombres”.
Para Sara, es clave que los provida alcancen a estas mujeres con traumas “antes que las feministas”.
“Yo creo que las feministas deberían informarse mejor respecto a su doctrina, porque es una doctrina débil, es una doctrina que solo utiliza a la mujer a su favor para después descartarla como basura. Y me gustaría que el movimiento provida fuese más activo, principalmente en instituciones de caridad”.
Sara Winter aseguró que las organizaciones feministas “son todas financiadas por fundaciones internacionales. Aquí en México se quiere hacer injerencia, cambiar las leyes para introducir el servicio privado de abortos, para ganar dinero explotando el cuerpo de la mujer”.
“Las feministas aquí no luchan por otra cosa sino por la nueva y moderna explotación del cuerpo de la mujer, que es el aborto. (Buscan) convencer a una mujer que para ser verdaderamente libres hay que matar a sus hijos aun dentro de tu vientre, y además pagar para que alguien lo haga”, dijo.
La ex Femen indicó además que “en el movimiento feminista no podemos encontrar ninguna coherencia”, pues “dice luchar por los derechos de la mujer, pero es el primero en poner la seguridad y los derechos de la mujer en riesgo, en apoyar baños trans, que los transexuales puedan competir con las mujeres en los deportes, o tengan políticas de cuotas”.
Para Sara Winter, sin embargo, México es un país que está despertando frente al feminismo y a la ideología de género.
México, dijo, “es un pueblo al que ya una vez le quitaron la posibilidad de practicar su fe y necesitó salir en armas para recuperar su derecho de ponerse de rodillas y adorar a Dios”.
“Es un pueblo que estaba dormido pero está despertando, para entender que México pertenece a los mexicanos, no a las ONGs feministas, tampoco a los ideólogos de género, tampoco a la ONU, tampoco a Estados Unidos”.
Sara también reflexionó sobre el cambio radical en su vida que fue entrar en la Iglesia Católica. “Yo encontré la felicidad plena, la verdadera felicidad, que no camina de mano de los vicios y adicciones sino con virtudes. Soy feliz, no hay fiesta, borracha, teniendo relaciones sexuales con un montón de gente”.
“Soy feliz con mi hijo, ejerciendo la maternidad, frente al Santísimo, cada vez que me confieso y voy a comulgar. Soy feliz rezando, formándome en la historia de la Iglesia, y en todas partes puedo ir a la Misa es igual, es la misma Misa y eso me encanta”, destacó.
La gente en la Iglesia Católica, indicó, “es muy diferente: no me ofrecen drogas, me ofrecen oraciones”.
“En la Iglesia Católica yo descubrí cómo ayudar a la mujer en vulnerabilidad social, en situación de violencia. Eso busqué yo en el feminismo. Cinco años tiré a la basura, porque en cinco años no ayudé a nadie. Y en un año en la Iglesia Católica yo ya había salvado la vida de 300 bebitos del aborto y de sus mamás también. No hay comparación”, expresó.
* Publicado originalmente por David Ramos en ACI Prensa