El Cardenal Robert Sarah / Wikipedia
El Cardenal Robert Sarah, prefecto para la Congregación de Culto Divino / Wikipedia

El cardenal Robert Sarah ha afirmado en Polonia que todas las naciones tienen derecho a distinguir entre refugiados genuinos y migrantes económicos que no comparten la cultura de esa nación.

El purpurado africano intervino el pasado domingo en el Congreso Europa Christi, celebrado en Polonia. Allí comentó precisamente la negativa del país eslavo a aceptar la «lógica» de la redistribución de migrantes que «algunas personas quieren imponer».

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Según informó la revista polaca Gosc y ha recogido Infocatólica, el cardenal Sarah agregó que si bien cada inmigrante es un ser humano que debe ser respetado, la situación se vuelve más compleja si pertenecen a otra cultura u otra religión y ponen en peligro el bien común de la nación.

Los líderes mundiales no pueden cuestionar el «derecho de cada nación a distinguir entre un refugiado político o religioso» que se ve obligado a huir de su propia tierra, y «el migrante económico que quiere cambiar su lugar de residencia» sin adaptarse a la nueva cultura en la que vive.

«La ideología del individualismo liberal promueve una mezcla que está diseñada para erosionar las fronteras naturales de las patrias y las culturas»

Asimismo, dijo que «la ideología del individualismo liberal promueve una mezcla que está diseñada para erosionar las fronteras naturales de las patrias y las culturas, y conduce a un mundo posnacional y unidimensional donde lo único que importa es el consumo y la producción».

Haciéndose eco de las palabras del Papa Francisco, Sarah dijo que las naciones europeas deben asumir parte de la responsabilidad si han desestabilizado a los países de los que los migrantes están viajando. Y añadió, eso no significa cambiarse a sí mismos precisamente a través de la inmigración masiva.

Europa, en crisis continua 

Además, el prelado lamentó la secularización de Europa, asegurando que el continente ha estado en una crisis de civilización sin precedentes durante los últimos dos siglos, que comenzó con las palabras de Friedrich Nietzsche «Dios está muerto, y lo hemos matado».

A reglón seguido afirmó: «Europa ha estado desde entonces en una crisis continua causada, entre otras, por ideologías ateas, y ahora se está hundiendo en el nihilismo».

Sarah contó que después del colapso de la Unión Soviética, cuando muchas naciones recuperaron su libertad y democracia, parecía que había comenzado un nuevo período positivo para Europa.

Sin embargo, la Unión Europea decidió no volver a las raíces cristianas del continente, sino que comenzó a construir sus instituciones en abstracciones tales como el mercado libre, la igualdad de las personas y los derechos humanos individuales.

El cardenal Sarah criticó el papel de la UE y dijo que todas las leyes deberían basarse en el concepto de la dignidad humana, que solo puede provenir de Dios.

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