Theresa May se convierte este miércoles en la segunda mujer en llegar a primera ministra del Reino Unido tras ganar la carrera por el puesto de David Cameron, la primera víctima que se cobró el referéndum del ‘Brexit’, aunque desde luego no la única.
Boris Johnson, Michael Gove, Andrea Leadsom y aunque todavía aguanta, es posible que Jeremy Corbyn, líder del partido laborista, termine sucunmiendo aunque todavía se aferra a su cargo después de perder una moción de censura en su propio partido por 172 a 40 votos.
May dirigirá al Reino Unido con la difícil tarea de apaciguar a un país sumido en la incertidumbre por el proceso a seguir en la desconexión de la Unión Europea, algo inédito en los más de 60 años que tiene esta unidad económica y política.
Las inevitables comparaciones la llevan a mirarse en el único espejo disponible: Margaret Thatcher, la primera, y hasta ahora, única mujer que ha dirigido al Reino Unido. Lo hizo desde el mismo partido en el que milita May, el partido conservador. Estuvo desde 1979 a 1990 y se ganó el apodo de «Dama de hierro», un apelativo que no parece ir con la hasta ahora ministra de Interior.
Otras comparativas más actuales buscan similitudes con la canciller de Alemania y referencia política de Europa, Angela Merkel. Pero ni blanco ni negro, esta británica, nacida hace 59 años en Eastbourne, maneja puño de hierro en guante de seda, y las opiniones sobre su persona varían según la fuente.
Por ello, Actuall repasa sus actuaciones en los aspectos más candentes, con cinco aspectos.
A favor:
1. Contraria a la eutanasia
Al igual que otros 330 diputados de la cámara de los comunes, Theresa May se opuso a legalizar la eutanasia y el suicidio asistido en Inglaterra y Escocia en una votación el pasado septiembre, frente a los 118 diputados que votaron a favor.
May no ha dado motivos para pensar que dejará de estar contra la eutanasia, por lo que defenderá la vida hasta el final
Este ha sido un asunto candente en Reino Unido los últimos años (no es la primera vez que se vota) pero hasta ahora, May no ha dado motivos para pensar que cambiará de opinión, por lo que defenderá la vida hasta el final. Otra cosa es el inicio de la misma, de la que no hay declaraciones oficiales, por lo que se desconoce su posición sobre el aborto.
Tan sólo se sabe que no tiene hijos, aunque reconoció que le hubiera gustado tenerlos. “Simplemente, no ocurrió. Miras a otras familias y ves que hay algo que tú no tienes”, declaró en 2012 a la prensa.
2. A favor de la igualdad entre hombres y mujeres
Es una de las máximas defensoras de la igualdad real entre hombre y mujeres, sin entrar en el feminismo radical de otros grupos de extrema izquierda. Apoya de forma contundente una mayor presencia femenina en Westminster, y que se termine con la diferencia salarial por sexo.
3. Sin miedo a declarar su fe
May es hija de un pastor protestante, educada en un colegio católico y de fe cristiana. Tan conocido es esto como que es mujer. No ha escondido nunca sus creencias y según cuentan amigos íntimos en otros medios, sigue mandando felicitaciones de Navidad como marca la tradición.
Casada desde 1980 con Philip John May, acude siempre que puede encantada a la iglesia anglicana los domingos con su marido.
4. No a las adopciones de parejas homosexuales
Hasta dos veces votó May contra la posibilidad de que las parejas homosexuales pudiesen adoptar ninos en el año 2000. Una respuesta clara y contundente que sin embargo cambia cuando se habla de matrimonios homosexuales.
En contra:
1. Votó sí al matrimonio gay
En el año 2013, cuando se votó esta cuestión a petición del ya ex primer ministro David Cameron, los diputados tenían libertad para elegir según su conciencia. May decidió votar a favor como una de las políticas a aplicar para que su partido dejase de ser conocido como el «nasty party» (partido asqueroso).
Los diputados tenían libertad de voto sobre el matrimonio gay y May dijo sí
2. Mano dura con la inmigración
Una de las mayores polémicas que ha perseguido a la ex ministra de Interior durante su mandato ha sido su mano dura con los inmigrantes. Para May, demasiada inmigración a la vez es un problema, porque esta no puede adaptarse a la cultura inglesa si viene en masa.
Para contrarrestar esto, May buscó aprobar una ley que impidiese establecerse de forma permanente en Reino Unido a aquellas personas que ganasen menos de 37 mil libras anuales.
En su lucha contra la inmigración la ministra May reconoció haber tenido problemas con la Declaración de los Derechos Humanos a la hora de realizar deportaciones, y no escondió que le hubiese gustado poder derogarla en su país.
Declaraciones como esta y su lucha contra la inmigración ilegal y el terrorismo, le valieron ser considerada la personas más islamófoba del año pasado en los premios CIRH.
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