La violencia sólo nos retrotrae a la Ley de la Selva
La violencia sólo nos retrotrae a la Ley de la Selva

El pasado domingo 27 de marzo, en Los Ángeles (California) se llevó a cabo la 94 entrega de los Premios Oscar que anualmente entrega la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos.

Un evento que pasó a la historia por el sonoro bofetón que el actor Will Smith le propinó al presentador Chris Rock. Una bofetada que se hizo famosa en los cinco continentes puesto que fueron millones quienes lo presenciamos en vivo y a todo color.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.

Suscríbete ahora

Y todo porque al presentador, intentando hacerse gracioso, se le ocurrió hacer un chiste ofensivo hacia la esposa de Will Smith quien padece alopecia.

El caso fue que el bofetón acabó haciendo historia e incluso se anda ya diciendo que fue todo un golpe de suerte para Chris Rock quien al parecer está recibiendo ofertas para presentarse en diversos lugares del país.

Sin embargo, haciendo a un lado una anécdota que pudo haber opacado la entrega de los Premios Oscar, preciso será reflexionar y –de ser posible- tratar de obtener alguna enseñanza.

Y para ello será necesario distinguir entre broma y burla.

Una broma consiste en una puntada ingeniosa en la cual el buen humor de quien la hace invita a que los allí presentes rían y festejen juntos la ocurrencia.

En cambio la burla es algo muy diferente por ser nociva puesto que quien la hace lo que pretende es humillar exponiendo al desprecio a la víctima.

El autor de una broma muestra chispa, ingenio, sana alegría y la mayoría de las veces lo que pretende es “romper el hielo”, que desaparezcan barreras y que se dé ese clima de confianza tan necesario en el momento de iniciar alguna relación.

En cambio la burla si la comparamos con la broma es algo no solamente diferente sino tan opuesto con lo son la noche y el día.

El autor de una burla no pretende que los allí presentes se rían juntos de una ocurrencia sino más bien lucirse a costa de algún defecto, carencia e incluso enfermedad del prójimo.

El autor de una buena broma es todo un artista de las relaciones humanas pue no cualquiera posee esa habilidad propia de quienes hacen gala de un magnífico humor.

El autor de una burla suele ser un sujeto acomplejado y envidioso que muestra la miseria moral propia de quien vive amargado por el éxito de los demás.

Dichos especímenes suelen ser sujetos mediocres que, al no poder superar en buena lid al envidiado, lo que pretenden es ridiculizarlo, exponerlo al desprecio, descalificarlo y –de ese modo- intentar superarlo aunque sea utilizando recursos mezquinos que solamente utilizan los acomplejados.

En cambio la broma es abierta, franca, quita barreras e invita a tratarse manera confiada pero respetuosa.

Ejemplos de burlas abundan, como abundan los sapos en un estanque de agua podrida.

Ahora bien, si se me pidiera el ejemplo de una broma sana que elimina distancias e invita a la confianza, recordaré un ejemplo: Cuando en marzo de 2012 el Papa Benedicto XVI visitó Cuba pasó a saludar a Fidel Castro. Como nuestros amigos lectores recordarán, ambos personajes estaban situados ideológicamente en las antípodas.

Fue entonces cuando (no recuerdo si fue Fidel o si fue Benedicto) a uno de ellos, al ver que se acercaban numerosos reporteros gráficos, se le ocurrió decir:

-Deberían pagarnos por dejarles que nos tomen fotos.

-Sí, pero no nos pagan.

Ambos personajes rieron de buena gana. La broma había producido el efecto mágico de quitar barreras y propiciar un acercamiento que –más temprano que tarde- traería muchos beneficios.

Y ya para concluir: por muy pesada que haya sido la burla del tal Chris, no podemos felicitar a Will Smith por haber caído en la trampa de la provocación ya que resolver todo a golpes nos regresa a la ley de la selva.

Más bien lo que ese gran actor que es Will Smith (esa noche le dieron el Oscar) debió haber hecho fue, después de la ceremonia, hablar a solar con el presentador y, de manera firme pero respetuoso manifestarle su desagrado.

Al menos eso es lo que yo opino y estoy seguro que muchos opinan lo mismo…

Comentarios

Comentarios

Abogado, historiador y periodista. Editorialista de el Heraldo de México (1973-2003). Colaborador de varias revistas mexicanas y españolas. Corresponsal en México de la revista Iglesia-Mundo (1981-1994). Autor de 'La cruzada que forjó una patria' (1976); 'Forjadores de México' (1983); 'Los mitos del Bicentenario' (2010) e 'Isabel la Católica. Su legado para México (2013).