El presidente Pedro Sánchez se muestra ufano en entrevista en televisión de haber vacunado sin discriminación alguna por razón ideológica o lugar de residencia. “Hemos vacunado a todo el mundo sin preguntar a quien votan”, afirma con solemnidad digna de mejor causa…
¿Es que alguien se ha planteado un escenario diferente?, ¿es que alguien ha pensado que quizás era buena idea marginar de la vacunación a los enemigos políticos o privilegiar a los amigos?, ¿quizás alguien ha tenido esa tentación?
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraSi. Existe ese alguien. Es Andrés Manuel López Obrador, que utilizó a los llamados ‘Siervos de la Nación’ para vacunar exigiendo la credencial de votante en lugar de utilizar el sistema ordinario de vacunación del Sistema Nacional de Salud.
El objetivo era obvio: utilizar la vacunación como estrategia de propaganda política.. Probablemente en Venezuela y Cuba se han vivido procesos similares.
Pero lo que llama la atención es que el presidente de una supuesta democracia asentada presuma de no haber caído en esa tentación. ¡Faltaría más!
¿Pero qué república bananera se cree ‘Su Sanchidad’ que es España?, ¿pero qué grado de mediocridad hace falta tener para presumir de no haber marginado a los adversarios de la vacunación?
En sus monólogos se retrata. Abandonando a su suerte a su asesor aúlico, Iván Redondo, a Sánchez no le queda sino su espejo como asesor. Y ese siempre le dice que él -solo él- es el más guapo.
El resultado de semejante síndrome de Moncloa severo es este tipo de afirmaciones que producen una mezcla entre vergüenza ajena, rabia y lástima. Por este orden