Imagen referencial. / Pixabay
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He de confesarle que me ha resultado duro no poder escribirle durante los últimos meses, sobre todo durante estos momentos inciertos en los que tenía ganas de comentarlo todo. Tomé la decisión de parar mi colaboración con Actuall temporalmente para enfocarme en otros asuntos personales que requerían mi atención. Ya saben que los grandes síes suelen requerir grandes noes.

Hace ya un tiempo, cuando el Ayuntamiento de Madrid anunció Madrid Central y empezó a peatonalizar calles, tuve la oportunidad de comentarlo con algunos amigos.  Se entendía que el proyecto era exactamente para lo que se anunciaba: reducir emisiones contaminantes de gases como el dióxido de nitrógeno. Este tipo de gases, relacionado con dolencias respiratorias y de corazón, podrían ser los causantes de más de 400.000 muertes al año en la Unión Europea. Estos son datos ciertamente alarmantes y no seré yo el que apoye la política del laissez faire cuando hay vidas humanas en juego.

También me acuerdo de que lancé una pregunta al aire en medio de esa conversación: «¿Os creéis de verdad que cuando los coches dejen de ser contaminantes los políticos de turno darán por acabadas estas ‘zonas de bajas emisiones’ y abrirán de nuevo las ciudades a nuestros coches?«

El silencio posterior no sólo sirvió de respuesta negativa y para poder escuchar el canto de los grillos, sino que también dejó patente que había algo más en todo esto que se nos escapaba y que la reducción de la contaminación, aunque loable, podría ser sólo la excusa de una agenda a más largo plazo y con intenciones diferentes.

En Londres, por ejemplo, existe una la zona central en la que se cobra la Tasa por Congestión de 15 libras todos los días del año (menos por Navidad) de las 7 de la mañana hasta las 10 de la noche. Por ahora los coches eléctricos están exentos. Pero, ¿sabe qué ocurrirá a partir de 2025? Que esta exención terminará y los dueños de los flamantes coches eléctricos tendrán que pagar igualmente. Vamos que el asunto principal no es la contaminación.

No sé usted, pero yo tengo la sensación de que a la vez que se desarrolla la tecnología para que haya coches autónomos que harán las delicias de las grandes multinacionales, se está empezando la guerra al concepto mismo de la propiedad privada, en este caso en lo que concierne a la propiedad de los coches.

Por este motivo, soy algo pesimista en cuanto al futuro de la propiedad en lo que concierne a este medio de transporte y creo que estos pasos de gigante que tratan de restringir la libertad circulatoria están aquí para quedarse y sólo crecerán por diferentes motivos o excusas. ¿Usted cree que cuando el parque automovilístico español sea mayoritariamente eléctrico empezarán a deshacer lo andado? Perdóneme si discrepamos, pero yo lo dudo muchísimo.

Es más, tenía pensado esbozar las fases que yo veo plausibles, pero lo cierto es que me he topado con un estudio que ha realizado la ciudad de San Francisco y creo que merece la pena que esboce aquí los pasos contemplados –y haga comentarios oportunos- para que veamos lo que dentro de unos años terminaremos copiando, pues parece ser que es lo que se nos da bien hacer:

  • Fase 1 (Modelo de Propiedad): los coches operan de forma independiente y se genera mucho tráfico, por lo que, según ellos, los servicios de transporte son caros y tardan mucho tiempo, «generando injusticia social«. Sí, claro, tenían que mencionar esas palabras; de lo contrario no sería un plan decente. Y me pregunto: ¿Es injusto que una persona se pueda comprar un coche de segunda mano por 1.000 o 2.000 euros que le pueda durar 10 años, pero no es injusto que se obligue a esa persona a usar servicios públicos como los taxis por el resto de su vida? No se si han echado cuentas o quizás no entiendo su concepto de justica.
  • Fase 2 (Servicios por demanda): se generalizan y se expanden las empresas que ofrecen servicios de transporte y se comparten coches y bicicletas, reduciendo el coste pero no lo suficiente como para que todo el mundo se lo pueda permitir. Dependiendo de en qué ciudad nos centremos, podríamos estar en la Fase 1 ó 2 en estos momentos.
  • Fase 3 (Servicios por demanda compartidos): la mayoría de los vehículos son a demanda y compartidos y el principal modelo de transporte es el Trasporte como Servicio, o Transport as a Service (TaaS), que dicen en inglés. Se puede imaginar que aquellos que sigan teniendo en propiedad un coche tendrán pagar tasas ridículas diarias para poder entrar en la ciudad. De esta manera, aquéllos que hayan terminado de pagar un coche después de 8 años de trabajo duro, no podrán usarlo y tendrán que seguir pagando a los taxis de las grandes multinacionales. Todo muy justo socialmente.
  • Fase 4 (Vehículos compartidos y conectados): los coches estarán conectados unos a otros para que “hablen” entre sí y eviten colisiones. Obviamente afirman que el transporte será mucho más igualitario. No dicen si igualan por arriba o por abajo. Pero lo cierto es que es probable que en esta fase, que no está muy lejos a nivel tecnológico, todos los trabajos de aquellos que conducían los coches compartidos se hayan ido al garete. Pero como es un sistema igualitario, no pasa nada, pues todos estarán igualmente en el paro. Nótese la ironía.
  • Fase 5 (Vehículos autónomos, eléctricos, conectados y compartidos): pues eso, la guinda del pastel. Ya no se permite circular a los coches privados y seguramente será bastante caro pedir un taxi en el que sólo va una persona o familia. Puede que le toque compartir el viaje con una persona borracha o maloliente o incluso con una pistola en el bolsillo, pero al menos estará contribuyendo a que el transporte sea igualitario y socialmente justo. Parece que esas palabras mágicas lo puede justificar todo.

Esto es parte de la razón por la que Uber lleva años perdiendo miles de millones de dólares y sigue recibiendo financiación. Es cuestión de tiempo que su modelo de negocio sea el único permitido y parece que los vientos políticos restrictivos van a su favor.

En cuanto la tecnología de los vehículos autónomos esté preparada, me huelo el discurso de las aseguradores y aquéllos que se encargan de establecer los impuestos a la circulación: aquéllos malvados que prefieren seguir poniendo en riesgo las vidas de las personas y pretenden seguir conduciendo sus coches, tendrán que pagar más impuestos y verán las pólizas de sus seguros subir como la espuma, lo que hará prácticamente inviable cubrir los costes de mantenimiento de un utilitario privado. No se preocupen que puede que sean tan benévolos que no prohíban nada, sino que se encargarán de que los costes y los impuestos hagan inviable el poseer un coche o que se quede como un lujo que sólo los más ricos se puedan permitir. Por eso le decía que puede que no haya conseguido entender el concepto de igualitarismo o justicia social del que hablan los señores de San Francisco. Si usted consigue descifrar su significado, ruego me lo haga saber. Tengo genuina curiosidad.

En definitiva, si tiene coche, disfrútelo mientras pueda, pues nunca se sabe cuando vendrá la siguiente ola que nos catapulte a la siguiente fase.

Un cordial saludo.

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